¿Qué debería preocupar a los padres de hijos de 1 o 2 años? ¿La universidad a la que sus hijos ingresarían hacia el 2040 que, en un mundo tan dinámico, podría cambiar radicalmente o incluso dejar de existir tal como la conocemos hoy? ¿O es más relevante concentrarse en la educación inicial y primaria básica, la etapa más inmediata y tangible, que sienta las bases para el desarrollo emocional, intelectual y social de los niños, garantizando su bienestar y fomentando el disfrute de aprender a aprender que los acompañará durante toda su vida?

El mundo avanza a un ritmo acelerado. La tecnología, las tendencias sociales y las estructuras educativas están en constante transformación, lo que hace que el futuro de la educación superior sea difícil de prever. La universidad del 2040 podría ser muy diferente a lo que imaginamos hoy, con nuevos modelos educativos que respondan a necesidades que aún no se han manifestado. Ante esta incertidumbre, los padres pueden sentirse tentados a planificar y prepararse para ese futuro lejano, buscando asegurar el éxito académico de sus hijos en un entorno que es casi imposible de anticipar.

Sin embargo, en lugar de preocuparse por un futuro incierto, quizás deberían enfocarse en lo que puede influir y mejorar en el presente. La educación inicial y la primaria básica es el cimiento sobre el cual se construirá el futuro de sus hijos. Es en estos primeros años de vida donde se desarrollan las habilidades fundamentales, como la capacidad de pensar creativamente para resolver problemas, la curiosidad por investigar, la resiliencia, la empatía, el pensamiento crítico divergente, y el placer por aprender a aprender. Estas habilidades no solo preparan a los niños para el éxito académico futuro, sino que también son cruciales para su desarrollo integral como seres humanos.

Al proporcionar un entorno rico en experiencias de aprendizaje positivo, los padres no solo están preparando a sus hijos para los desafíos académicos que puedan enfrentar en el futuro, sino que también están cultivando una actitud de curiosidad, autoconfianza y adaptabilidad. Estas cualidades serán esenciales, sin importar cómo evolucione el sistema educativo. De hecho, en un mundo donde el cambio es la única constante, la capacidad de adaptarse, aprender, desaprender  y reinventarse será el verdadero diferenciador en la vida de una persona.

En suma, siempre aconsejo a los padres de hijos menores que piensen más en el presente conocido que en el futuro desconocido porque las capacidades necesarias para el futuro son las que se cultivan día a día mientras van creciendo y madurando. Y para ese fin, una educación inicial sólida articulada con una primaria que mantiene la misma visión permite abrir un futuro de los hijos lleno de posibilidades, independientemente de los cambios que el mundo les depare. Nutrir y fortalecer las raíces que les permitirán crecer y florecer en cualquier entorno, asegura su bienestar y éxito en todos los aspectos de su vida.

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