Si somos conscientes que la computadora no fue inventada para la educación sino para fines militares, investigación y negocios, entenderemos que cuando la computadora y los programas creados para su uso llegan a los colegios, lo hacen por una necesidad comercial de las empresas fabricantes que saturaron los otros mercados, y no por una demanda surgida desde el seno de la deliberación psicopedagógica.

 

Si a eso agregamos que la mayoría de los eventos que se organizan para promover el uso de las tecnologías de la información en los colegios son promovidos y auspiciados por las empresas interesadas en vender sus productos, entenderemos cómo es que los lobbys empresariales y el marketing -más que la investigación educativa- son los que crean necesidades que muchas veces son artificiales, sobredimensionadas o adelantadas al momento en que ya se ha validado su uso adecuado y efectivo.

 

Aún hoy los resultados de la investigación son muy dudosos y ambivalentes respecto a las ventajas de usar la computadora y el software educativo para mejorar el aprendizaje en las materias escolares. En todo caso, lo que usualmente muestran es que las mejoras en el aprendizaje de los alumnos ocurren dependiendo del profesor que los tiene a su cargo. No es un mejoramiento automático producto de la introducción de la tecnología.

 

En ese ambiente es más difícil ser profesor. Se requiere dominar las nuevas tecnologías, pedagogía y administración, y adquirir nuevas estrategias de trabajo y prevención de transgresiones. Por ejemplo: el uso de los buscadores como Google termina limitando la búsqueda de información de los alumnos, ya que usualmente se quedan con las primeras paginas web que aparecen listadas, que no necesariamente son las mas relevantes y precisas. También, el nuevo hábito del cut-paste (copiar pegar) reduce el nivel de razonamiento, análisis y síntesis de la información a procesar. A su vez la interactividad instantánea de Internet aumenta la ansiedad de los alumnos por tener respuestas inmediatas y les dificulta tomarse un tiempo para pensar bien las cosas antes de contestar, cosa que atenta contra la educación en valores cuya exigencia principal es “piensa antes de actuar”.

 

Por otro lado los profesores deben tener una gran fortaleza emocional para asumir el rol de aprendices, conscientes de que no lo saben todo ni tiene porqué saberlo.

 

La creciente disociación familiar y las tensiones sociales a las que están sometidos los niños y jóvenes, obliga a los profesores de estos tiempos a asumir roles de consejería, tutoría. Eso incluye además lidiar con las nuevas enfermedades mentales que derivan del cyber sexo, adicción a la computadora, el chateo con contrapartes riesgosas, etc. Todo esto supone una preparación psicopedagógica especial para lidiar con temas psicológicos y sociales.

 

Finalmente, los profesores deben ser capaces de tomar decisiones en cuanto a la selección de equipos y programas informáticos. De todo el hardware y software existente ¿cuáles escoger?

 

La investigación educacional siempre está varios años retrasada respecto a los cambios de tecnología. La publicidad se impone a la investigación. Si es así, ¿cómo saber qué equipo, programa o propuesta educativa es buena, si las revistas, eventos, congresos y publicidad son auspiciados por las mismas empresas que venden la tecnología o las telecomunicaciones?

 

Son muchos nuevos retos los que enfrentan los profesores de estos tiempos.

 

PREGUNTAS

 

1. ¿Que cambios habría que hacer en la formación docente para que esté a la altura de las nuevas exigencias?

 

2. Frente al enorme universo de opciones de hardware y software de uso escolar ¿Cómo pueden hacer los profesores para escoger aquél que sea más relevante, efectivo y del menor costo?

 

Artículo original y respuestas en la web de la OEA http://www.educoas.org/portal/es/tema/tinteres/temaint58.aspx?culture=es&navid=1