El sociólogo Richard Ingersoll de la Universidad de Georgia (Educational Researcher marzo 1999) comenta sobre la creciente cantidad de profesores subcalificados en las secundarias norteamericanas y aquellos que teniendo un bachillerato universitario y certificación docente, no enseñan en asignaturas que correspondan a su formación, sino más bien llenan vacíos en otras asignaturas para las cuales no están preparados, con el consiguiente perjuicio para los alumnos.

Por ejemplo, cerca de un tercio de los profesores de Matemáticas de secundaria, un cuarto de los de Lenguaje y un quinto de los de ciencias y estudios sociales no tienen una certificación y ni siquiera una especialización académica menor en alguna de esas áreas. Tanto en los colegios públicos como privados el problema es mayor en colegios pequeños (de hasta 300 alumnos) respecto a los mas grandes (de unos 600 o mas alumnos), porque en los colegios pequeños los profesores especializados sólo podrían cubrir una parte de su horario de trabajo, por lo que también se les asigna cursos que no son de su especialidad.

Mas serio aún resulta comprobar desmenuzando los promedios, que los alumnos de los primeros tres grados de secundaria tienen mas profesores de otras especialidades que los de los últimos tres grados, y que en los cursos en los que hay aulas diferenciadas por “niveles”, a los más avanzados les toca muchos más profesores especializados que a los más débiles. Ambas situaciones corroboran la errada pero usual costumbre que los mayores y más hábiles requieren a los mejores profesores, mientras que los menores y los más débiles pueden trabajar bien con profesores menos especializados.

 

RAZONES

Las razones que los políticos, burócratas y analistas han aducido generalmente para explicar esta escasez de profesores calificados para enseñar las áreas requeridas (sobre todo Ciencias, Matemáticas, Inglés e Historia) son: falta de formación adecuada de los profesores, rigidez de exigencias de los sindicatos de profesores, y escasez de profesores. Estas apreciaciones son solo parcialmente ciertas. Primero, porque no es que les falte formación a los profesores (94% tiene un primer titulo universitario). Lo que les falta es la formación especializada para las áreas que enseñan. Segundo, no es cierto que las exigencias sindicales causen esta escasez (exige que el último en ser contratado debe ser el primero en ser despedido), porque la verdad es que cada año se abren vacantes para nuevos profesores y no se logra cubrir las especialidades requeridas, por las que se improvisa a profesores jóvenes en asignaturas que no son las de su especialidad.

El tercer argumento de que no hay suficiente recurso humano docente en EE.UU. debe ser entendido en el sentido de que el crecimiento poblacional estudiantil no queda compensado por la caída en los profesores disponibles. Por ejemplo entre 1984 y 1996 los alumnos crecieron en 15% y la demanda de profesores subió en 22%. A su vez para el período 1993-4 los colegios contrataron 286,200 profesores, pero 213,000 abandonaron la docencia.

Entonces la verdadera razón de la caída de la disponibilidad de profesores calificados es la alta tasa de migración de los profesores calificados hacia los mejores colegios y el abandono de la profesión docente que éllos atribuyen a diversas razones como las jubilaciones (18%), familiares o personales (47%; asociadas muchas veces a los bajos ingresos), insatisfacción profesional (30%), la búsqueda de otras carreras (24%) y la insatisfacción con la administración (10%).

 

CAUSAS REALES

A diferencia de Europa y ASIA, en EE.UU. a los profesores se les trata como trabajadores de una semiprofesión o una actividad de bajo status profesional, al punto que se permite que cualquier profesional enseñe, sin que eso sea percibido como una falta, como lo sería permitir que un oculista haga cirugía cardiovascular o que un ingeniero químico construya puentes. Todo esto lleva a desvalorizar la profesión docente, dificultando su enrolamiento, contratación y retención. Así la contratación de profesores subcalificados es solo un síntoma del problema de la subvalorización profesional de la docencia.

Agreguemos a eso que a los profesores no se les da la autoridad profesional de otras profesiones. Por ejemplo, no pueden decir mucho respecto a las asignaturas que les encargan enseñar, ya que eso es prerrogativa del director. Tampoco pueden modificar los programas establecidos por la escuela; etc.

El camino a la solución de este problema pasa por revalorizar la profesión docente, sintonizar la oferta con la demanda de especializaciones a través de la información y los incentivos adecuados, y mejorar el nivel de vida de los profesores para que estos no vean la docencia como una actividad de paso sino como una carrera para de largo aliento.