Cuando se analiza el plan de estudios del currículo nacional y se encuentra que Matemáticas y Comunicación Social se llevan la mayor parte de horas en todos los grados, se llega a la conclusión de que para los planificadores de la educación, el dominio de esas materias es lo más importante del aprendizaje escolar, y por ello le dedican más horas. En cambio, Arte, Educación Física les parece marginal y por eso en algunos grados le dedican 2 horas semanales y en otros no aparecen del todo. Algo parecido ocurre cuando se analizan los discursos de orden de alguna autoridad institucional o nacional. Por ejemplo, en la ceremonia inicial del nuevo gerente general de una empresa, en el discurso de graduación de un director de colegio o rector de la universidad, en el discurso de asunción del mando del Obispo o Cardenal, del Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. o del primer Ministro. Por eso es que el diseño del discurso anual del presidente de la República o el de la presentación ante el congreso del Primer Ministro resultan tan aleccionadores en cuanto a la posibilidad de entender qué es aquello que para sus mentes resulta central y qué es aquello que resulta accesorio o inexistente. Así, la educación es marginal para el presidente Toledo e inexistente para el Premier PPK, a juzgar del escaso tiempo que le dedicaron al tema en el discurso de Fiestas Patrias (3 minutos sobre 2h15) y en el mensaje al Congreso el 28/8 (0 minutos sobre más de 60) respectivamente.
Tendremos severos problemas para rescatar nuestra educación y relanzarla hacia metas prometedoras mientras no tengamos gobernantes que se acuesten soñando con la educación y se levanten pensando en lo que harán cada día por la educación. Tendremos severos problemas de inseguridad ciudadana, precariedad democrática y corrupción mientras tengamos gobernantes que crean que el fin último de la sociedad es la economía y cuidar los equilibrios macroeconómicos, sin consideración alguna hacia los equilibrios macrosociales y las inversiones que se requieren para hacer socialmente viable una nación.
Por eso pienso que hubiera sido vanguardista PPK si el jueves 25/8 hubiera empezado su discurso al congreso diciendo: “señores, vamos a tratar del único tema decisivo para la viabilidad futura del país: la educación, que es sinónimo de seguridad y desarrollo.
Si aspiramos a contar con profesionales y trabajadores altamente productivos conformando empresas muy competitivas, capaces de penetrar los mercados mundiales y poner condiciones por su originalidad, sus bajos costos y alta calidad, apostemos por la educación. Si queremos vivir en un país en el que la tolerancia y el respeto a las diferencias sin discriminación animen nuestra vocación inclusiva, democrática y de paz social, apostemos por la educación.
Si aspiramos a que nuestro país produzca ciencia y tecnología novedosa, aprovechando nuestra biodiversidad, recursos naturales y ventajas comparativas, apostemos por la educación. Si deseamos ver a nuestros hijos sanos, que no amputen sus vidas por sucumbir al mundo de las drogas o los accidentes por estar ebrios, apostemos por la educación. Si queremos caminar por las calles seguros, sin el acecho de los delincuentes de toda marca que en su mayoría fueron niños y jóvenes que escogieron la delincuencia para sobrevivir porque la vía institucional legal no les abrió oportunidades dignas, apostemos por la educación.
Si aspiramos a vivir en un estado de derecho sin corrupción, en el que la población se enfrente a los dictadores y corruptos y sea capaz de censurarlos en lugar de aplaudirlos y votar por ellos, en el que los electores se informen por la trayectoria de los candidatos en vez de dejarse llevar por sus encantos faranduleros o circenses, apostemos por la educación. Si anhelamos tener gobernantes estadistas capaces de articular las experiencias pasadas con las futuras y que reciban el respaldo popular por ser honestos, apostemos por la educación.
Si aspiramos que los medios de comunicación oferten programas compatibles con los valores de una sociedad sana, en lugar de concentrarse en la mediocridad y chabacanería que el público demanda para su entretenimiento, apostemos por la educación. Si queremos vivir en un país que tenga un proyecto de futuro, cuya población conozca sus metas y se comprometa con ellas, apostemos por la educación”.
Lamentablemente el discurso conservador de PPK ignoró la educación. Su mensaje fue “la macroeconomía está de maravilla; ya chorrea; solo falta poner más policías para cuidar las minas y a la población A-B”. Así, definiendo su rol como el sheriff de los peruanos más afortunados tuvimos que tolerar una vez más un discurso incapaz de ponerse a la altura de las circunstancias. Lástima… otra oportunidad perdida.