El 4 de diciembre del 2007 fueron presentados los resultados de las pruebas PISA 2006 de 57 países participantes con muestras de alumnos de 8vo grado en pruebas de Matemáticas, Comprensión Lectora y Ciencias. Nuevamente quedaron a la cabeza del ranking mundial los países que destacaron en el año 2003. Entre ellos Finlandia (2do, 2do, 1ero, respectivamente), Taiwán (1ero, 16avo, 4to), Hong Kong (3ero, 3ero, 2do), Corea del Sur (4to, 1ero, 11avo), Canadá (7mo, 4to, 3ero), etc. A nivel latinoamericano, Chile lidera los resultados (47, 39, 40), seguido de Uruguay (42, 43,43), luego México (48, 44, 49), Argentina (52, 54, 51), Colombia (53, 52, 53) y Brasil (54, 50, 52). Los últimos fueron Azerbaiján, Túnez, Qatar y Kirguizistán. De los cinco latinoamericanos que participaron en la PISA 2003 con otros 36 países, sólo Perú desistió de volver a participar (probablemente cansado de salir último en todas las pruebas en las que participa). Colombia y Uruguay, que no participaron en el 2003, esta vez sí lo hicieron (http://www.oecd.org/document/2/0,3343,en_32252351_32236191_39718850_1_1_1_1,00.html). Las reacciones de estos países han sido diversas. La ministra de Educación de Chile dijo: “Nos sentimos orgullosos… Tenemos los mejores resultados educativos de América Latina”. El ministro de Brasil afirmó: “Es preciso combinar más recursos con una mejor gestión para obtener los resultados”. La ministra de Colombia dijo que con el Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016 se podrá enfrentar los desafíos del siglo XXI. La ministra de México dijo que “los países desiguales como México no podrán tener resultados comparables a los de naciones más avanzadas si no se consigue elevar sustancialmente el nivel de las regiones más pobres”. El ministro argentino Daniel Filmus destacó la importancia de la continuidad de política educativa: ”Chile y Uruguay tuvieron coherencia en las gestiones educativas… La Argentina, en cambio, tuvo 34 ministros de Educación en 55 años“. Cada país tiene su particular manera de asumir los resultados en función de sus agendas nacionales. Sin embargo, dos cosas saltan a la vista: los países latinoamericanos –incluyendo Chile– estamos en el tercio inferior del mundo en rendimiento escolar, afectando la calidad de nuestros recursos humanos, y por otro lado, intentar tapar el problema desistiendo de participar en las pruebas para evitar la mala prensa no resuelve el problema. Solamente si tomamos conciencia de cuán rezagados estamos podremos aspirar a que algún día un gobierno visionario ponga a la educación en la cabeza de la agenda nacional.