León Trahtemberg estudió Ingeniería Mecánica y Administración. Sin embargo, la labor social de la Educación terminó por atrapar su vocación… y por convertirlo en un hombre realizado. Acércate a la revolucionaria mirada del director del colegio León Pinelo, un hombre seguro de que la Educación duele en el Perú pero trae satisfacciones.

Nuestro invitado estudió Ingeniería en la UNI y luego optó por una maestría en Administración. Sin embargo, su especialización en Administración de la Educación y la posterior maestría durante un viaje a Jerusalén definieron lo que en realidad lo marcó por toda su vida: la pedagogía. Conversamos con él y nos habló de las bondades y los pecados de su especialidad en el Perú.

¿Qué decisión fue determinante al elegir su carrera?
Elegí Ingeniería Mecánica porque era muy bueno en Matemáticas y por presión de mi padre. Esa era la orientación vocacional de aquellos tiempos, 35 años atrás. Apenas pude, me retiré de esa actividad que no correspondía a mis verdaderos intereses vocacionales, que estaban más orientados a las áreas sociales.

A pesar de las otras carreras, sin duda usted se ha abocado a su tarea de educador…
Es la actividad en la que más me he sentido realizado. Ha sido cuestión de ir acomodando las circunstancias de la vida para estar en contacto con la carrera: lo que hecho es tener siempre presente que debo estar al lado de la Educación a la par de todas las otras cosas que hago. Esto ha sido casi como una especie de motor interno, que hiciera lo que hiciera siempre ha terminado por empujarme hacia ella.

¿En algún momento pensó en dejar la pedagogía?
Después de que me casé y estaba chequeando posibilidades económicas, en un momento dado pensé en dejarla porque no me daba buenos ingresos. Fue una de las razones por la que estudié Administración de Empresas.

¿Cuál es el panorama que presenta el Perú a los educadores?
El panorama de la Educación es pésimo, necesitamos de mucho coraje para estar metidos en la carrera y sobre todo de ir contra lo establecido, porque de lo contrario no se puede cambiar nada.

Los cambios en este panorama parecen no ser muy viables…
Estos no dependen de los educadores, la única manera de que la Educación se convierta en una posibilidad de cambio es de que la visión del futuro del Perú esté amarrada con educar. Esto sin duda incluye a empresarios, economistas, presidentes, congresistas, etcétera; por más que nos dediquemos a estudiar, a teorizar y a hacer propuestas, si la masa crítica de peruanos que puede tomar decisiones no se apropia del tema educativo no se podrá hacer nada.

¿Qué condiciones, entonces, debe tener un educador?
Tiene que tener mucha convicción y mucha capacidad de ir contra la corriente, porque en general la corriente educacional en el Perú es muy obsoleta. Estamos muy retrasados, los paradigmas y los conceptos que se utilizan han pasado de moda; las tecnologías y los contenidos que se desarrollan en las facultades, los institutos y los colegios son inadecuados; y, sobre todo, por todos lados hay evidencias que la educación peruana es un fracaso y no nos lleva a ninguna parte. Entonces, poder tolerar eso y tener la certeza de que uno puede cambiarlo, y a pesar de todas las dificultades proponer cosas nuevas, pensantes e innovadoras, requiere de mucha convicción, fortaleza, mucho deseo de cambiar el mundo…

¿Cree que es necesario salir al extranjero a estudiar?
Me parece fundamental. El Perú es un país del Cuarto Mundo. Insertarse por un tiempo en el Primer Mundo es una experiencia fundamental para saber qué pasa en el mundo, en qué dirección avanza, cuáles son los centros del poder, cómo estos se manejan. Sin eso, uno tiene una perspectiva muy provinciana o distrital del mundo y no entiende qué pasa en nuestro planeta.

Recomendaciones a los educadores…
Deben seguir en esta carrera los que están convencidos de que quieren cambiar la Educación peruana y a través de ella al Perú. Aquellos que quieran limitarse a cumplir una profesiòn de manera rutinaria, siguiendo solamente las pautas que le han dado sus profesores, están perdiendo el tiempo. Entrar a la Educación es entrar a un mundo en que tenemos que cambiarlo todo: el que no esté dispuesto a esto, mejor que se retire. El que sí lo está tiene muy buenas oportunidades de hacer cosas muy grandes por el país. El Perú necesita experiencias de éxito para nutrirse de ellas.