Mis pretensiones al hacer predicciones sobre el futuro no son las de ganar un concurso de aciertos, sino ser un esfuerzo por imaginar el futuro para intentar tomarlo en cuenta desde el presente en aquello que pueda ser relevante. Al señalar que la universidad y carreras del 2028 aún no existen (en su concepción respecto a lo que conocemos hoy), o que gracias a la medicina la gente de la nueva generación vivirá de 100 a 120 años, por lo que los conceptos aún vigentes de currículo escolar, orientación vocacional e ingreso a la universidad se vuelven obsoletos, o que habrá una buena cantidad de deportes en el 2028 que hoy en día aún no existen o se practican, o que inevitablemente crecerá el desempleo juvenil y será una ficción pensar en aumentar el empleo digno y de calidad (por lo que hay que separar los derechos a los servicios públicos de cualquiera que sea la condición laboral), solamente pretendo imaginar escenarios futuros probables en función de los cuales repensar la educación.

Del mismo modo las predicciones en el terreno político nacional o internacional ayudan a imaginar el mundo venidero. Por ejemplo la ruptura de Verónika Mendoza con Marco Arana del Frente Amplio estaba cantada desde que se conformó el frente, igual que la caída de Maduro y su cúpula en Venezuela. Sin embargo, esto último, puede ser muy lento en concretarse. Un Antauro Humala ya libre podría convocar más seguidores radicales que todos los otros líderes de izquierda actuales. La división de Fuerza Popular entre los seguidores de Keiko y los de Alberto+Kenyi también parece cuestión de tiempo convirtiendo a Kenyi y la minoría fujimorista que lo seguirá en el futuro fiel de la balanza del Congreso, en mejores términos con PPK que los actuales (salvo, que la crisis arrastre con todos).

Es posible que el Mundial de Fútbol del 2022 no se haga en Qatar (por el calor, la participación de equipos y fanáticos de los países con los que Qatar no tiene relaciones, la dificultad para la vestimenta de las asistentes femeninas y el disfrute de los turistas que gustan festejar de modo que chocaría con las leyes locales, sin dejar de lado los conflictos armados en la zona y relaciones con los movimientos terroristas que no solo ponen en peligro la seguridad aérea y física de los asistentes sino que ya han empezado a aislar diplomáticamente a Qatar por parte de los aliados de Arabia Saudita).

El futuro de los regímenes de Corea del Norte e Irán tampoco se avisora muy positivo para sus líderes actuales, más aún con Estados Unidos liderada por Trump y los republicanos que siempre han buscado guerras para rotar sus stocks de armamentos y alimentar su industria militar.

Reitero que no pretendo acertar para decir “yo lo anticipé” ó “me equivoqué”. Lo hago para invitar a todos los lectores de estas columnas a que hagan su propio ejercicio de “think-forward” para mirar el presente no solo desde el pasado, sino también desde el futuro.

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