El tema del conflicto árabe-sionista (luego árabe-israelí) constituye la primera prioridad del debate político en Israel desde el surgimiento del sionismo, ya que éste cuestiona el pasado, el presente y el futuro del Estado Judío. Allí es donde se centran las diferencias ideológicas principales de los individuos y los partidos políticos en Israel. Por su parte, para el mundo árabe la aceptación de la existencia de Israel constituye un serio problema, ya que el tradicional pan arabismo aspira a la hegemonía árabe en la totalidad del Medio Oriente, que se resiste a aceptar la existencia de un “cuerpo extraño” dentro de su seno.
Los puntos históricos cruciales que redimensionaron el conflicto fueron la Partición de Palestina (29.11.1947) y la Independencia del Estado de Israel (14.5.1948). Estos dos sucesos crearon situaciones “de hecho” con la debida legitimidad internacional, que fueron rechazados por los árabes quienes sostenían posiciones irreconciliables, motivando una guerra tras otras durante los últimos 44 años. Entonces, el estudio de la Partición de Palestina constituye un tema de extraordinario interés histórico que por sus particularidades involucró a casi todos los países del mundo, entre ellos el Perú.
La discusión y la solución propuesta de la Partición de Palestina puso a prueba el sentido de la propia existencia de la Organización de las Naciones Unidas como un foro para debatir y orientar la solución de los problemas internacionales más urgentes, muchas veces poniendo a prueba las alianzas de los bloques internacionales y la independencia de cada país frente a sus propios intereses y valores. En este caso, no sólo Estados Unidos y Gran Bretaña se encontraron en bandos opuestos, sino que más sorprendente aún resultó que Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraron luchando por el mismo bando particionista. Los miembros del Commonwealth Británico con la excepción de India y Pakistán, no cooperaron con Gran Bretaña, y Yugoslavia actuó con independencia del bloque soviético.
En este acontecimiento el Perú tuvo una participación activa aunque contradictoria, al igual que varios otros países latinoamericanos, con excepción de Uruguay y Guatemala que fueron los grandes pilares particionistas latinoamericanos, y los primeros en reconocer al Estado de Israel. El delegado peruano fue elegido vice-presidente de la “Comisión Especial de las Naciones Unidas para el Problema de Palestina” (UNSCOP mayo – agosto de 1947) y luego fue un decisivo partidario y votante a favor de la Partición de Palestina (29.11.1947). Sin embargo, a partir de 1948 la posición del Perú se hizo más confusa, y terminó siendo uno de los últimos países latinoamericanos en reconocer oficialmente el Estado de Israel (en Febrero de 1949), luego que 16 países latinoamericanos ya le habían extendido su reconocimiento. Los cambios del Gabinete del Presidente Dr. José Luis Bustamante y Rivero en 1948 y el golpe militar del Gral. Manuel A. Odría en octubre de 1948, conspiraron contra la continuidad de una postura internacional más consecuente por parte del Perú.