Preocupado porque desde que el Minedu inició las evaluaciones de logros y se adscribió a pruebas internacionales los resultados muestran que son mucho más los alumnos que no logran los aprendizajes esperados frente a los que sí logran (menos de 1/3 del total), me preguntaba si lo que andaba mal era la propuesta curricular, cambiada tantas veces sin éxito, o la operación del sector, realmente nunca cambiada.  Especulando con opciones disruptivas me pregunto qué pasaría si se cierra el Minedu centralista por no haber cumplido su propósito central y se reemplaza por alguna otra fórmula que deposite la responsabilidad del aprendizaje en las propias escuelas administradas con mayor autonomía en función a su contexto particular.

Una opción en la que estuve pensando era la de recrear el sistema educativo para que se rija por una ley básica de educación que establecería directrices generales y estándares mínimos, que permitiría que cada colegio funcione de manera autónoma, sin Minedu, adaptándose a sus propias necesidades y contextos.

Decidí plantearle esta hipótesis al ChatGPT habida cuenta que su respuesta estaría basada en lo planteado por expertos de todo el mundo que están en su “base de datos”. Esto fue lo que me contestó:

“Las ventajas de esta propuesta incluyen una mayor autonomía y adaptación local. Las comunidades locales y las escuelas tendrían mayor control sobre sus programas educativos, pudiendo adaptar los currículos y métodos de enseñanza a las realidades específicas de sus estudiantes. Esta libertad permitiría una mayor innovación, con la posibilidad de experimentar con nuevos enfoques pedagógicos y tecnológicos que podrían llevar a soluciones más efectivas y creativas. La eliminación del Ministerio central también reduciría significativamente la burocracia, permitiendo que más recursos se destinen directamente a las aulas y a la mejora de la calidad educativa. Sin la rigidez administrativa del MINEDU, las escuelas podrían implementar cambios y mejoras de manera más rápida y eficiente.

Un sistema descentralizado fomentaría una mayor diversidad de modelos educativos, desde escuelas comunitarias hasta iniciativas privadas, enriqueciendo el panorama educativo y ofreciendo más opciones a las familias. La competencia entre diferentes enfoques educativos podría estimular una mejora continua en la calidad de la enseñanza. Además, cada distrito, provincia o comunidad tendría una autoridad a la cual rendir cuentas, asegurando que las escuelas cumplan con los estándares básicos establecidos por la ley general. Un sistema de supervisión más cercano y participativo podría fomentar una mayor transparencia y responsabilidad en la gestión educativa.

La transición hacia un modelo descentralizado requeriría una planificación cuidadosa para evitar la discontinuidad y el caos, pero con un enfoque afirmativo y colaborativo, estas dificultades podrían ser manejadas efectivamente.

En conclusión, cerrar el Ministerio de Educación y optar por una ley básica de educación general podría ser una oportunidad para reformar profundamente el sistema educativo peruano. Esta idea disruptiva busca aprovechar la autonomía local y la innovación para enfrentar los desafíos actuales y mejorar los resultados educativos de los estudiantes peruanos. Aunque radical, podría ser el cambio necesario para revitalizar la educación en Perú”.

Me dejó mucho para pensar. Quizá también los lectores lo encuentren interesante y aleccionador

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