Hace poco el investigador Vinay Deolalikar especialista en ciencias de la computación anunció que había probado que P no es igual a NoP. Aún no se sabe si es cierto o no. Hay que verificarlo. Sin embargo, el investigador estable que tiene libertad de investigación, puede dedicar su tiempo a este tipo de hallazgos sin preocuparse por su valor utilitario, y eventualmente alcanzar patentes, fama y fortuna. El asunto es que este investigador trabaja en una empresa, en HP. Lo que está ocurriendo es que la mayoría de los hallazgos que marcan nuevos horizontes en la ciencia se están produciendo en las empresas, fuera del mundo de las universidades, lo que parecería señalar una enfermedad en el mundo académico que impide a los investigadores hacer grandes hallazgos teóricos en las universidades. ¿Por qué? Porque no se puede preparar una propuesta para obtener una subvención cuyo objetivo sea lograr un gran avance teórico en una particular área de las ciencias. Por definición, un descubrimiento teórico no lo es hasta que se descubre, y por lo tanto no se puede trazar la ruta al descubrimiento de antemano, con estrategias, plazos, fechas, etc.
En el mundo académico conseguir donaciones o subvenciones para la investigación es sumamente importante. Las universidades están en el reto de conseguir subvenciones para sobrevivir y por ello las subvenciones se convierten en el pan con mantequilla de los profesores para poder mantenerse activos en su investigación y avanzar en su carrera. Pero eso obliga a los investigadores a dedicarse a investigaciones aplicativas, de utilidad práctica matando las posibilidades de la investigación teórica que es la que permite los grandes avances en el desarrollo de la ciencia.
Pero si el experto es bueno en teoría, no debería abandonarla para dedicarse a las aplicaciones prácticas en las que eventualmente podría no tener talento. Aquí es donde entra el tema del nombramiento del investigador. El profesor nombrado, de planta, puede investigar sin preocuparse de las subvenciones. Sin embargo, allí no termina el problema. Si para investigador necesita dinero para un laboratorio, otra vez tiene un problema para conseguirlo de los recursos corrientes de la universidad. Una vez conseguidos los fondos, para mantenerlos hay que ir mostrando hallazgos; etc.
Si un investigador quiere entender el cerebro, lo cual es mucho más complicado que estudiar física, se requieren nuevos avances teóricos. Sin embargo, los teóricos de las neurociencias son bichos raros y usualmente no están en el mundo de la academia.
Cambiar eso significaría subvencionar al investigador reconocido por sus logros anteriores, y no su propuesta, lo cual resuelve el problema de de imposibilidad de hacer una propuesta cuyo resultado final no se puede conocer al inicio de la investigación.
Lo que este artículo nos está diciendo es que hay que crear nuevos modelos de financiamiento académico, en el que el propósito sea estimular el potencial creativo de los investigadores más que intentar mantener a flote las finanzas universitarias
Este artículo es una reseña de “Is Academia Inhospitable to Big Discoveries?” escrito por Mark Changizi originalmente en Psychology Today (creativitypost, 25/04/2012). Es profesor de cognición humana fuera del mundo académico, en 2Al Labs y es resultado precisamente de la perversión del mundo académico que termina alejando a los investigadores teóricos.
Recuerdo haber leído a un colombiano explicar que en una época Colombia dejó que la investigación universitaria sea financiada por las empresas, hasta que encontraron que las empresas invierten muy poco y lo poco que invierten lo hacen buscando investigación aplicada en asuntos que deriven en aplicaciones inmediatas. Llegaron a la conclusión que es el estado el que debe financiar la investigación básica, primero para formar una generación de investigadores en ciencias básicas en los cuales las empresas puedan confiar para sus necesidades, pero a su vez para que los catedráticos más talentosos se mantengan investigando libremente en sus campos para producir innovaciones que las empresas aún no pueden imaginar, sin las presiones y restricciones de plazos y logros pre establecidos. No sé si será exacto o no, pero suena bien.