Desde mi artículo “Otro impromptus: Evaluación docente” (Correo-Lima; 29/09/2006) hasta los excelentes artículos de Patricia Arregui “Evaluación docente: urgente y necesaria, pero no así ni ahora” (Peru 21; 17/12/2006) y de Constantino Carvallo “A propósito de la evaluación docente” (La República; 20/12/2006) mucho se ha escrito señalando las limitaciones técnicas, logísticas, distorsiones conceptuales y deficiencias de la convocatoria a la evaluación de docentes y los mecanismos e instrumentos a utilizar para dicha evaluación. Espero que el ministerio lo tome en cuenta para mejorar estas evaluaciones. Pero ahora corresponde evaluar el momento político. Sin duda, la negativa del Sutep a que los maestros sean evaluados, los pobres argumentos para oponerse y el hurto de la prueba diferida que el ministerio atribuye al Sutep, han permitido al presidente García y al ministro Chang lograr una victoria política y mediática, independientemente del número de maestros que asistan el 8 de enero a la postergada evaluación. Porque los pasos siguientes, si se toman inteligentemente, dependen más del aprovechamiento de la ventaja política de haber arrinconado al Sutep que del número de maestros que asistan a la evaluación. Lo que hay que entender es que el enfrentamiento del Sutep con el gobierno se asemeja a un match de box que tiene 10 rounds, y que hasta el momento se han peleado los 5 primeros con un triunfo del gobierno por puntos. El 1er round fue la elección de la directiva del Colegio de Profesores, que con el sistema electoral de “un maestro un voto” produjo la derrota de Soledad Lozano (ex Secretaria General del Sutep, de Patria Roja). El 2do round fue el paro nacional que el Sutep declaró para el 15 de noviembre, en contra del plan piloto de municipalización de la educación. Seguidamente vino su crítica al presidente García luego de que este anunciara la intervención de los padres en la evaluación institucional a los maestros. El 4to round vino con la obstaculización de las pruebas de los niños de 2do grado y el 5to round correspondió al sabotaje a la prueba para los maestros prevista para el 20 de diciembre. El 6to será la negativa a asistir el 8 de enero a la evaluación, el 7mo será el rechazo a iniciar las clases el 1ero de marzo, el 8vo será el reclamo por aumentos salariales que el gobierno ha diferido para el 2008 y el 9no y definitivo será el debate por la aprobación por parte del Congreso de la Ley de Carrera Pública Magisterial. Si ésta se promulga y con ello se relativiza la estabilidad laboral magisterial perpetua de los maestros nombrados que resultan incompetentes luego de las pruebas y capacitaciones, Patria Roja perderá predicamento y será desplazado de la conducción del Sutep. Ese será el 10mo round Por lo tanto, el conflicto por la evaluación docente hay que entenderlo como parte de un proceso que tiene varias etapas y no solamente como un suceso puntual y desconectado del resto. La coyuntura parece ideal para promover la promulgación de la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial. El presidente García encendió el ambiente con la discutida propuesta de evaluación que puso en marcha al ministerio; el ministro Chang y los viceministros Vexler y Díaz han organizado el proceso y dado la pelea mediática manteniendo la ofensiva en el tema; los medios de comunicación, la opinión pública, el Acuerdo Nacional y la Confiep han apoyado la evaluación. Inclusive la presidenta del Congreso Mercedes Cabanillas (aún arriesgando votos magisteriales para el 2011) ha apoyado activamente la evaluación. Además, el Congreso dispone en el corto plazo de una mayoría casi automática conformada por el APRA, UN y los Fujimoristas que le permitiría aprobar fácilmente dicha ley. Todo eso ha arrinconado al Sutep al cual muchos atribuyen el sabotaje de la prueba prevista para el día 20 diciembre. Mientras vienen los próximos rounds (clases desde el 1ero de marzo, no habrá aumentos, etc.) el gobierno debería sacar el máximo provecho al capital político y mediático acumulado poniendo a debate y promulgando la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial. En ella quedará instalada la evaluación docente periódica como un componente obligatorio para la permanencia y ascensos en la carrera docente y las mejoras remunerativas. Sin embargo, una tarea fundamental que queda por hacer terminado este nuevo round, es la de lavar la cara de los buenos maestros, que en esta coyuntura han quedado colocados en la misma imagen negativa que los “malos maestros”.