En reciente entrevista radial se mencionó que 37% de los egresados de la Universidad Peruana Cayetano Heredia radicaban en el extranjero. Resulta paradigmático que buena parte de los egresados de una de las más prestigiadas universidades peruanas formadoras de médicos y científicos, encuentren que no pueden culminar sus estudios profesionales dentro del Perú y que luego de pasar los años finales de formación en el extranjero, prefieran quedarse a radicar allá. Seguramente es bueno para ellos, pero es malo para el Perú que la inversión peruana hecha en jóvenes que son de los más talentosos que egresan de las escuelas peruanas, produzcan bienestar en los países en los que se van a radicar y no en el Perú. Algo similar ocurre con muchas otras carreras y universidades.
Desde la perspectiva de países como EE.UU. que contratan a nuestros mejores egresados, cuya formación cuesta entre la quinta (privada) y la treintava (pública) parte de lo que costaría formarlos allá, es un excelente negocio: formación a bajo costo, selección de los mejores, garantía de altísimo retorno a la pequeña inversión de recibirlos como internos para una especialización, para luego gozar de sus servicios. Desde la perspectiva del Perú esta fuga de talentos nos convierte en un proveedor de recursos humanos baratos y altamente calificados para que sean aprovechados por terceros. Estos distinguidos peruanos pueden llegar a ser científicos de nota, cuyas patentes registradas para compañías transnacionales tendremos que pagar los peruanos a un costo superior al que tendría producirlos en el Perú. Además, perdemos a los investigadores que como catedráticos podrían formar nuevas generaciones de científicos y académicos peruanos empujando con ello a las universidades peruanas a acercarse a la frontera del conocimiento en las diversas especialidades.
¿Qué hacer? Como no se puede hacer todo a la vez, sugiero que el Estado asociado con las empresas privadas creen al menos un centro de altos estudios científicos y tecnológicos en aquellas especialidades en las que el Perú puede crear ciencia y tecnología por sus ventajas naturales, e invertir en él a niveles comparables con los países a los que emigran nuestros talentos, de modo que quedándose aquí puedan encontrar el espacio para investigar, patentar y vivir decorosamente.
Estos expertos se convertirían en la vanguardia científica peruana cuya producción e investigaciones sin duda impactarían en la elevación del nivel académico de todas las universidades peruanas y cuyos hallazgos pueden dar lugar a buenos negocios para los empresarios peruanos que hayan invertido en ellos.
Valdría la pena echar una mirada a una solución similar por la que optó hace décadas un país mucho más pequeño y pobre que el Perú. Se trata de Israel, que actualmente tiene 6.5 millones de habitantes y un PBI de 120 billones de dólares que resultan una pequeñez comparado con países líderes en el mundo como EE.UU. Japón, Francia, Alemania, Inglaterra. Sin embargo, ha logrado establecer una excelente base científica que lo ha convertido en un importante exportador de altas tecnologías, especialmente en software y biotecnología. Israel ha tenido éxito porque ha sabido concentrar recursos en investigación científica y tecnológica básica y sus aplicaciones de manera muy realista.
Su institución líder creada visionariamente en 1934 en la ciudad de Rehovot y relanzado en 1949 apenas declarada la independencia, es el “Instituto Científico Weizmann” cuyos logros pusieron en evidencia como un país pequeño puede ser capaz de sobresalir en ciencia y tecnología. El Instituto Científico Weizmann figura entre los líderes mundiales en la investigación multidisciplinaria. Sus modernos laboratorios albergan a unos 2500 científicos, técnicos de laboratorio y estudiantes de investigación que emprenden a diario prodigiosas travesías en búsqueda de mayor comprensión de los misterios de la naturaleza y del lugar que en ella ocupa el ser humano. Las actividades científicas del Instituto Weizmann incluyen alrededor de 850 investigaciones conducidas simultáneamente, que figuran en la vanguardia de la actividad científica internacional. El Instituto cuenta actualmente con 18 departamentos organizados en cinco facultades, a saber : Biología, Biofísica-Bioquímica, Química, Física, y Matemáticas. Además está la Escuela Feinber, cuyas responsabilidades incluyen la capacitación de 700 estudiantes de ciencias e investigación (para títulos de maestría y doctorado), así como el Departamento de Enseñanza de la Ciencia. Aproximadamente el 15% de los estudiantes de la escuela son alumnos sobresalientes procedentes de 25 países, especialmente de Japón, EE.UU. y Alemania. Sus diplomas tienen acreditación a nivel mundial.
La decisión estratégica de Israel fue crear pocas instituciones de educación superior (cinco universidades y un alto instituto), pero todas ellas de altísimo nivel. En eso el Perú optó por el camino inverso. Muchas instituciones y ninguna de nivel mundial. ¿No será hora de revertir el error?