El razonamiento válido para el outsourcing (externalización) comercial debiera ser igualmente válido para la educación que se puede transar de modo globalizado: si la mejor educación la consigo más barata y de mejor calidad en otro país, ¿Por qué debo educarme en el Perú?

Esto es aplicable a los grados universitarios y ya ha dado lugar a una creciente migración de estudiantes desde sus países hacia los que ofrecen mejor educación y más barata, y no debiera sorprendernos que pronto empiece a ocurrir también con la educación escolar, especialmente secundaria. Un artículo sugerente sobre el tema lo publicó la revista Foreign Policy (Charles Kenny “outsource your kid” 31/01/2012)

El artículo parte por señalar que las universidades más prestigiadas de Estados Unidos cuestan más de 36,000 dólares al año, que sumados a los costos de mantenimiento del estudiante pueden superar los 50,000 dólares anuales para los 4 años del primer título. Ello se vuelve impagable para un creciente número de jóvenes norteamericanos que ni siquiera aplican a becas y créditos educativos porque los dejan endeudados por un buen tiempo. Pero veamos: dos universidades inglesas rankeadas entre las mejores 10 del mundo cuestan 22,000 dólares anuales; McGill de Canadá cuesta la mitad que Duke pero está mejor rankeada.

Kenny señala que es arbitraria la consideración de que las mejores universidades están en Estados Unidos porque éstos rankings (Shangai, Times, QS) no miden la calidad de la enseñanza sino los logros de los catedráticos (premios, publicaciones, patentes). Las evaluaciones de los niveles educativos alcanzados por los graduados universitarios norteamericanos dejan mucho que desear.

Reconocidas universidades de todos los continentes producen mejores egresados y algunas pueden llegar a costar menos de 4,000 dólares al año. Sao Paulo de Brasil, Fudan y Pekin de China, Cape Town de Sud Africa rankean muy bien y cuestan menos que Washington, Notre Dame o Duke. La tendencia está a la vista. En el año 2009, Rusia, China y Sud Africa atrajeron cerca de 250,000 estudiantes extranjeros.

Si los estudiantes peruanos saben ponerse los anteojos adecuados, podrían encontrar nuevos caminos y más accesibles para alcanzar su excelencia profesional.

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