Trahtemberg ha estado recientemente en Panamá invitado por el Club Kiwanis para hablar sobre este tema.

León Trahtemberg estima que las frustraciones que las democracias provocan en los pueblos los lleva a una desesperación tal, que terminan por hablar de las supuestas bondades de las dictaduras.

…la democracia tiene que legitimarse y la manera de legitimarse es mostrarle al pueblo que cuando se elige adecuadamente a autoridades, efectivamente las autoridades pueden lograr en un clima de paz y de seguridad y de convivencia armónica, el bienestar para el pueblo, subrayó.
Para este educador peruano, varias veces condecorado por las autoridades magisteriales de su país con las más altas órdenes, entre ellas las Palmas Magisteriales en el grado máximo de Amauta, el pueblo se va frustrando una y otra vez con respecto a los regímenes democráticos, y la corrupción se convierte en una cosa tan evidente y transparente que no solamente el pueblo, también las elites económicas en un momento dado dirían ‘mira, para tener un gobierno así, preferimos tener un gobierno dictatorial’, y Panamá los ha tenido y Perú los ha tenido en cantidad.
Trahtemberg ha estado recientemente en Panamá invitado por el Club Kiwanis para hablar sobre este tema, y en la entrevista que dio a Semblanzas aseguró que si no hay un Estado promotor de las igualdades, de equidad, compensador, de los que están en situaciones mas precarias, jamás va a poder lograrse un mayor nivel de equidad y por lo tanto no se va a resolver el problema de la pobreza.

Semblanzas: Un estado promotor señor… ¿pero en América Latina el estado se proyecta a través de políticas públicas que no alcanzan a cobijar a todo el mundo?
LT: Es verdad, porque no hay metas claras en los sectores sociales que apunten a erradicar por ejemplo la pobreza o la desnutrición o la falta de educación temprana para los niños, especialmente en las zonas rurales e indígenas. Si países como Panamá o Perú se propusieran que para el año 2020 no haya un solo desnutrido en nuestros países, sería perfectamente posible, porque no es una aventura tan costosa; pero lo que hay que hacer es decir bueno: ¿cuántos desnutridos tenemos?; digamos 700 mil: ¿cuántos tenemos que recuperar al año?

Semblanzas: La pobreza ciertamente es una realidad pero de repente conforme los estudiosos se la ha dado un contenido determinado al concepto, ¿cuál le da usted?
LT: Pobres son todos aquellos que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, de alimentación, de vivienda, de vestimenta, de salud, con la suficiente dignidad, por decirlo de alguna manera. Ahora, el tema a veces se define como fundamentalmente económico porque se mide en función de los ingresos familiares. Sin embargo, la pobreza esta íntimamente vinculada a la educación porque hay una especie de círculo vicioso que determina que el que es pobre no logra aprovechar adecuadamente las oportunidades educativas, y a su vez el que no logra aprovechar las oportunidades educativas se va quedando atrasado en el sistema escolar; después va a ser un nuevo pobre y entonces hay un entrampamiento entre ser pobre y ser precariamente educado al punto que ya no se sabe que viene antes si la gallina o los huevos porque uno retroalimenta al otro. En ese sentido la pobreza es una condición de exclusión y de discriminación, más que un tema solamente de ingreso económico familiar. El pobre está excluido de la modernidad, está excluido del bienestar, de las oportunidades de desarrollo que ofrece el mercado laboral; el pobre no puedo aprovechar los estímulos educativos de la escuela y después de la universidad, a la que rara vez accede; el pobre es un excluido.

Semblanzas: Tradicionalmente cuando se hablaba de la pobreza como un fenómeno espontáneo. Últimamente al hablarse de políticas excluyentes se habla también de justicia social ¿Cuán exacto es el término?
LT: El desarrollo de la humanidad ha permitido que el concepto de justicia social se abra espacio, y la justicia social no es mas que la obligación de los que más tienen de compartir su bienestar, y el derecho de los que menos tienen, de recibir un apoyo de aquellos que tiene un excedente, porque la justicia tiene mucho que ver con la equidad y con un equilibrio entre el que más tiene y el que menos tiene. En países como Suecia, como Dinamarca, como Finlandia en donde las brechas sociales son muy pequeñitas, esas se llaman homogéneas, más justas, menos corruptas, más equilibradas, más democráticas. En cambio hay países en nuestra región en los que las brechas entre los que más tienen y los que menos tienen son enormes, y por eso son países tan convulsionados, tan caóticos, tan corruptos, tan desiguales.

Semblanzas: Pero ¿no cree Usted que a veces los estados son promotores de esas desigualdades?.
LT: Si no hay un Estado promotor de las igualdades, de equidad, compensador, de los que están en situaciones más precarias, jamás va a poder lograrse un mayor nivel de equidad y por lo tanto no se va a resolver el problema de la pobreza.

Semblanzas: Pero en las últimas décadas se ha planteado la reducción y hasta el fin del Estado benefactor; ¿reduciendo el Estado se puede atender la pobreza y y el drama de que hablamos?
LT: Claro, lo que pasa es que el concepto de reducir el Estado no es reducir la presencia del Estado sino reducir las burocracias ineficientes; lo que pasa es que se simplifica diciendo si el Estado tiene, digamos un millón de burócratas, como en el Perú, entonces dicen: ‘bueno, para hacer lo que ellos hacen bastaría con medio millón’. Cuando se habla de reducir el Estado en realidad de lo que se habla es de reducir la ineficiencia, la incompetencia del Estado, pero no la presencia del Estado en aquellos sectores en los cuales es absolutamente imprescindible.
Por otro lado están las fórmulas de los economistas fundamentalistas que han estado poblando el Banco Mundial, El Fondo Monetario, los mismos bancos centrales de reserva, los ministerios de economía. Creo que ya su época de predicamento ha terminado y ahora se están dando cuenta que -inclusive el Banco Mundial lo ha dicho públicamente- eso no funciona; que lo que hay que hacer es una política monetaria, una política económica de inclusión en la que la preocupación principal sea recuperar los niveles de vida de los mas pobres, entre otras razones porque es un buen negocio. Si uno hace una contabilidad es evidente que una inversión en la formación de la persona, redunda en un beneficio con una rentabilidad altísima; y después se beneficia el país; obviamente si el país tuviera en lugar de 40% de pobres a estas personas educadas, competitivas y capaces de producir de acuerdo a los niveles mas altos de la tecnología, entonces Panamá seria una potencia porque tendría una cantidad de empresas altamente productivas.

Semblanzas: Un estado promotor señor…pero en América Latina el estado se proyecta a través de políticas públicas que no alcanzan a cobijar a todo el mundo
LT: Es verdad, porque no hay metas claras en los sectores sociales que apunten a erradicar por ejemplo la pobreza o la desnutrición, o la falta de educación temprana para los niños, especialmente en las zonas rurales e indígenas; por ejemplo si países como Panamá o Perú se propusieran para el año 2020 que no haya un solo desnutrido en nuestros países, sería perfectamente posible, porque no es una aventura tan costosa; pero lo que hay que hacer es decir bueno: ¿cuántos desnutridos tenemos?, digamos 700 mil, ¿cuántos tenemos que recuperar al año?, 80 mil, 100 mil, bueno en 10 o en 15 años habremos eliminado la desnutrición, y entonces cuánto cuesta eso?, 100 millones, 200 millones de dólares, cuánto cuesta?, cuánto al año? Es como cuando usted compra una casa y hace una hipoteca para 10 años; igualito ocurre con el tema de la desnutrición, la educación, la pobreza, si es que de verdad hubiera una visión de País que se propone erradicar estos fenómenos.

Semblanzas: ¿Es entonces un problema de voluntad, de compromiso?
LT: Es un problema de gestión, de gestión pública, de visión propia de los estadistas y de un compromiso social de todos los connacionales que tienen que expresar su solidaridad hacia los que menos tienen, dando de su excedente. El gran problema es que nuestros países no están tan acostumbrados a la actividad solidaria y por otro lado hay mucha desconfianza en las autoridades porque la historia de la corrupción es tan intensa y las memorias de la corrupción son tan grandes y notorias en la Región con pocas excepciones, que la gente tiene la resistencia a contribuir porque teme que esa contribución no va a llegar a su destino y bueno allí hay un problema de gestión pública que obliga a los ciudadanos a que a la hora de elegir a sus gobernantes, uno observe la ejecutoria de vida de las personas y se pregunte: ¿si esta persona a la que le voy a entregar mi confianza a través de mi voto es impecable, es éticamente limpia, tiene una vocación social?; si es así le doy mi voto si no no, entonces somos todos responsables de elegir a quienes habrán de tener la capacidad y la calidad ética de sacar adelante un proyecto solidario en esencia, como es erradicar la pobreza.

Semblanzas: Pero aparte de la corrupción y de la desconfianza, nuestros Estados parecieran estar inmersos en una especie de trampa, atrapados en acuerdos, doctrinas o consensos que parecen imponerles políticas económicas no muy acordes con nuestras realidades
LT: Pero siempre son situaciones recíprocas porque la gente que demanda un derecho o un bien, sea una institución local o un banco extranjero que dio un préstamo que demanda que se lo paguen. Las entidades públicas locales son las que establecen el compromiso, hacen una oferta electoral en la que se ofrecen a gerenciar un país, sabiendo cuáles son sus dificultades y prometiendo de que no va a haber corrupción o prometiendo de que no va habrá pobreza, o que van a avanzar en la desnutrición; entonces aquel que se está ofreciendo para gobernar con esas promesas tiene la responsabilidad de cumplir. La sociedad siempre va a pedir, los grupos organizados siempre van a demandar derechos y prerrogativas y beneficios, el problema es el que tiene el poder en la mano, cómo lo utiliza, ya sea para beneficiar a unos cuantos o para preocuparse por el conjunto de la sociedad nacional.

Semblanzas: Las economías latinoamericanas han registrado en el 2004, un crecimiento del 44% por encima de lo tenido en 2003, sin embargo hay un incremento sustancial de la pobreza de la Región ¿pone esto en jaque a las democracias?
LT: Por supuesto, porque los pobres que sienten de que da lo mismo cualquier gobierno porque ninguno cumple, o ninguno se interesa por los pobres, no tienen mayores reparos a aspirar a un gobierno dictatorial, que venga con la promesa de poner orden y de preocuparse por los más pobres. Cuando la gente está desesperada y eso es lo que ocurrió en Alemania cuando eligieron a Hitler y eso es lo que ocurre o ha ocurrido en el Perú cuando se eligió a Fujimori y a ocurrido en Chile, y pese a que no han reelegido a Pinochet, -no era presidente electo desde el punto de vista digamos cívico-, pero las encuestas mostraban que la mitad de los chilenos querían que Pinochet se quedara. Todo eso refleja una tremenda frustración en los sectores populares con respecto a los gobiernos democráticos y el cuento este de que la democracia es el mejor de los malos sistemas conocidos, eso no les da de comer; entonces la democracia tiene que legitimarse y la manera de legitimarse la democracia es mostrarle al pueblo que cuando se elige adecuadamente a autoridades, efectivamente las autoridades pueden lograr en un clima de paz y de seguridad y de convivencia armónica, el bienestar para el pueblo, pero si el pueblo se va frustrando una y otra vez con respecto a estos regímenes y la corrupción se convierte en una cosa tan evidente y transparente diría yo no solamente el pueblo, también las elites económicas en un momento dado dirían mira para tener un gobierno así preferimos tener un gobierno dictatorial.

Semblanzas: Pero esto supone cambios por ejemplo en el comportamiento de los partidos políticos. En América latina generalmente los partidos han sido muy clientelitas, y sus programas han obedecido más a intereses de élites que a los intereses de la mayoría.
LT: Claro, lo que pasa es que muchas veces los partidos y los gobiernos tienen visiones de muy corto plazo y les cuesta mucho trabajo imaginarse lo que significaría una explosión social, y cuando ocurre no terminan de entender por qué ocurrió, por qué las masas apoyan una opción contraria a la democracia. Yo creo que esa es la diferencia entre un político corto-plazista y un estadista; un estadista que mira la realidad con los anteojos de largo plazo y se da cuenta que la compulsión social es perfectamente posible, si es que no se genera un mayor nivel de bienestar para los pobres; es aquel que es capaz de enfrentar los intereses creados para decir «oiga señores, un momentito, nuestra prioridad son los pobres, la infancia, los desnutridos, los desatendidos, los excluidos y esa es nuestra deuda social principal» y si la gente con más recursos tiene que hacer un sacrificio adicional, yo creo que estaría dispuesto a hacerlos si tienen la certeza de que los recursos van destinados a aquellos que realmente lo requieren. La gente normalmente que tiene recursos no está dispuesta a dar de sí más de lo absolutamente imprescindible, y cuando siente que es para el bolsillo de las autoridades corruptas, entonces ahí es donde hay una sensación de rebeldía.

Semblanzas: Un escenario como el que tenemos en América Latina actual, ¿nos puede hacer pensar que estamos frente a la redición del drama dictatorial de los años 70, 80 del último cuarto del siglo pasado?
LT: Yo creo que sí. Si usted observa qué cosa pasa en el Medio Oriente, quiénes son los fundamentalistas islámicos, quiénes son los suicidas, quiénes son los terroristas, quiénes son los hombres-bombas, son personas que han sido excluidas, marginadas, pobres en su mayoría, muchos de ellos analfabetos; cuya única fuente de información y cobijamiento han sido las mezquitas, y las oficinas de ayuda social de los movimientos fundamentales islámicos; y esos son los que con un discurso muy agresivo y muy hostil y muy anti-occidental, han animado a sus poblaciones a levantarse, y, digamos, a encarnar una reivindicación, ya no solamente contra sus propios países sino contra el mundo entero; es decir, lo que están planteando es que el mundo se está aprovechando de las riquezas del Medio Oriente de los países árabes, los están explotando para su beneficio, mientras que en los países árabes con excepción de las elites dominantes tenemos un enorme nivel de pobreza, inclusive en países imaginables como Arabia Saudita, que tiene todo el petróleo del mundo y sin embargo tiene una población pobre en situaciones muy precarias.

En América Latina no tenemos el componente del fundamentalismo religioso, pero si tenemos un creciente fundamentalismo político-indígena, cocalero o de extracción minera, en el caso boliviano que paulatinamente va calando en la gente un nacionalismo de los pobres, una reivindicación. En Bolivia, por ejemplo, se nota claramente, como la zona de la Paz y alrededores que es la zona más pobre, es un país donde viven los indígenas y el otro país que es Santa Cruz y alrededores, es donde están los descendientes de los europeos, donde están las industrias, donde está el dinero, donde están los recursos, donde está la riqueza que explota el gas y los recursos minerales.

Semblanzas: ¿Reclama esto un papel especial de la empresa privada?
LT: Por supuesto porque entre los únicos actores que tienen capacidad de ser escuchados, uno de los actores principales es el empresariado, no hay manera que un gobierno no escuche a los empresarios; tienen además de su propia voz, generalmente el vehículo de los medios de comunicación, congresistas, asesores de gobierno, de manera que los empresarios tienen una voz fuerte en nuestros países y si realmente ponen en su agenda el tema de la pobreza yo estoy seguro que pueden influir en que se le de una orientación mas social a los gobiernos.

¿QUIEN ES LEON TRAHTEMBERG?
Condecorado en agosto de 2001 con las Palmas Magiteriales en el grado máximo de amauta, es ingeniero y educador, egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería de Perý y Master en Administración de Empresas por la Universidad del Pacífico. Cuenta también con una especialización en Administración de la Educación en la Universidad de Lima y un Magister en Educación en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Es profesor y director general del Colegio León Pinelo y consultor sobre temas relacionados con la educación. Y ha producido y publicado un número plural de artículos relativos a la educación.
Ha recibido el Premio «Robert Maes» al mejor alumno de la promoción 1984 de la Maestría en Administración de Empresas, Universidad del Pacífico; obtuvo el Promedio más alto de la promoción 1978 del curso de especialización en Administración de la Educación de la Universidad de Lima. «Cum Laude» en la Maestría en Educación, Promoción 1984, Universidad Hebrea de Jerusalem, Israel. DOCTOR HONORIS CAUSA , otorgado por la Universidad Privada de Chiclayo en enero 2004. Medalla «Maestro Ilustre 1999» otorgado por la Municipalidad de Lima en mérito a su labor en la educación, investigación y comunicación en las ciencias de la educación; «Laureles Magisteriales» por su trayectoria como maestro y su contribución al desarrollo de la educación peruana, otorgados por la Dirección de Educación de Lima en elaño 2002 «Antorcha de Habich» otorgado por la Universidad Nacional de Ingeniería a sus egresados destacados por sus meritorias contribuciones profesionales, académicas, culturales y sociales al Perú. El 22 de este mes de julio de 2005, entre otras muchas condecoraciones y reconocimientos.
Es miembro del Consejo Nacional de Educación en el Perú y tiene una actividad pública intensa en lo que respecta a la educación, fundamentalmente. Tiene a su cargo actividades en los medios de comunicación del Perú y promueve el desarrollo de la educación peruana y la toma de conciencia de los sectores políticos, intelectuales, empresariales, sobre la importancia de apostar por la educación y por la infancia.

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