El ministro Carranza demanda que se demuestre cómo cada dólar invertido producirá mejoras medibles en los indicadores convencionales, antes de autorizar la asignación de los presupuesto para innovaciones educativas. Así, condena al pésimo sistema educativo peruano a perpetuarse sin posibilidad de arriesgarse a vivir experiencias innovadoras que puedan ser disruptivas y producir saltos en la calidad. En lugar de decirle a los mentores de proyectos exitosos -por ejemplo de Fé y Alegría, Solaris, ISP Monterrico, PROMEB-Piura, AprenDes-San Martín, PUCP, UPCH, entre muchos otros: “Uds. saben hacer las cosas bien; prueben cosas novedosas y enseñen a los demás”, les dicen “no hay plata para educación”. Sin dinero no se puede innovar ni demostrar que efectivamente eso rinde frutos y puede replicarse por todo el Perú.

 

Vayamos al lenguaje del MEF: las cifras. Singapur, Finlandia, Irlanda, Israel, Dinamarca, Noruega, India, China, Corea del Sur son fábricas de inventores, patentes e innovaciones con gran valor agregado, gracias a una excelente educación escolar a la que le dedican 6% del PBI, lo que les permite pagarles a los profesores -todos postgraduados- 4,000 dólares mensuales. Otro 3% del PBI lo invierten en investigación, ciencia y tecnología. Exportan bienes y servicios con alto valor agregado que les permite tener un PBI per cápita de entre 25,000 (los asiáticos) y 45,000 dólares al año (los europeos).

 

En cambio en el Perú apenas invertimos 3% del PBI en educación y 0.1% del PBI en investigación, ciencia y tecnología. Nuestro PBI per cápita bordea los 4,000 dólares anuales que se sostiene en un 75% en exportaciones de materias primas sin mayor valor agregado, por lo que nuestro PBI es pequeño, lo mismo que la recaudación fiscal, que apenas alcanza para pagarle 350 dólares a los maestros. No tenemos ninguna universidad de talla mundial.

 

Este abordaje nos condena al subdesarrollo, pobreza masiva, inequidad, frustración, desesperanza y enorme vulnerabilidad a las explosiones sociales.

 

Valdría la pena que el ministro Carranza nos informe cómo con ese tipo de estrategia de desarrollo sin recursos humanos innovadores puede ser viable el Perú, incapaz de inventar, innovar y producir gran valor agregado para las materias primas.