Algo bueno está pasando con la educación en estos meses, con la empuje que le está poniendo el Consejo Nacional de Educación desde la presentación del Proyecto Educativo Nacional (PEN). Como nunca, los medios de comunicación, los gremios empresariales y los profesionales de diversas áreas están abordando el tema educativo y compartiendo la sensación de urgencia por hacer algo serio, porque sino ninguna macroeconomía estable o TLC exitoso nos van a generar bienestar creciente y sustentable en el tiempo. La Confiep, tradicionalmente ausente del tema educativo, con José Miguel Morales Dasso ha incursionado con interés en el tema y ha propuesto una agenda de prioridades: 1) niños de 0 a 3 años; 2) Carrera Pública Magisterial con evaluación y certificación periódica; 3) incremento al 6% del PBI del presupuesto para educación; 4) autonomía escolar; 5) articular la educación con el desarrollo; e 6) implementar el Sistema Nacional de Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior.

Observamos enormes coincidencias con el PEN planteado por el Consejo Nacional de Educación y las propuestas de Foro Educativo. Sólo falta que los candidatos presidenciales y congresales estén a la altura del desafío.
Foro Educativo les ha dado a los candidatos la oportunidad de oro de conocer experiencias exitosas de otros países y de hacer sus propias propuestas a través del Congreso Internacional «Globalización y Regionalización: nuevos desafíos para la Gobernabilidad», que se llevará a cabo en el Polideportivo de la Universidad Católica del Perú del 16 al 19 de enero próximos. Vendrán los latinoamericanos Ernesto Samper, Juan Carlos Tedesco, Ariela Ruiz Caro, Pablo Gentili, Francisco José Piñón, Antonio Cela y Carlos Ornellas, quienes alternarán con decenas de renombrados expertos nacionales.

Los peruanos tenemos la demanda ética, frente a las próximas elecciones nacionales, de interesarnos por conocer las propuestas y compromisos de los candidatos (este congreso los podrá clarificar); estudiar sus trayectorias para conocer su vocación social, capacidad ética y decencia para cumplir con los compromisos asumidos, para luego darles nuestros votos a quienes resulten más confiables.

La decencia y solidaridad no tienen ideología. Todo candidato decente y solidario, sea de derecha, centro o izquierda, se preocupará por los niños, porque no es compatible ser decente y solidario con la corrupción de los programas sociales, la indiferencia frente a las necesidades básicas y la educación de los niños.