Da la impresión que el discurso de Alan García ya tenía tres capítulos escritos antes del 28 de julio. El primero tiene que ver con sus viajes a Brasil y Chile que serán sus dos asociados regionales privilegiados. Chile para los TLC y el comercio con Asia y Brasil como locomotora para el desarrollo interno y regional del Perú. El segundo tiene que ver con el nombramiento de los nuevos ministros, sin cumplir con la prometida paridad de género. Estos tienen mayoritariamente una orientación pro empresarial y hacia el libre mercado. Eso le da al gabinete un sesgo de centro derecha, a contrapelo del que tenían sus discursos de campaña que se orientaban hacia el centro izquierda –con más estado interviniendo en la economía, control empresarial, más impuestos, fijación de tarifas por el ejecutivo o congreso- lo que constituye una nueva muestra de cómo se ganan las elecciones en Latinoamérica. Se promete y no siempre se cumple (paridad de género) y se desarrolla un discurso reformista populista colocando luego un gabinete continuista en lo económico.
El tercero tiene que ver con los tres escenarios de lucha por la sucesión de Alan García con miras a la candidatura presidencial del 2011. Jorge del Castillo como Primer Ministro, Mercedes Cabanillas como presidenta del Congreso y Mauricio Mulder quedando solo como Secretario General del Apra (quien definirá las candidaturas para las elecciones regionales y municipales de noviembre). Del desempeño de cada uno se perfilará el sucesor del Alan García para el 2011
En cuanto al discurso de Alan García en sí mismo, este tuvo dos partes marcadamente diferenciables: una dirigida a amistarse con el mundo de la banca y la empresa, y el otro dirigido a amistar a la población con el estado y con los políticos. En la primera, habló de sus grandes propósitos y temas macroeconómicos, mejor uso de recursos públicos, descentralización, moralización y anuncios de austeridad. En la segunda habló de la lucha contra la pobreza, soltado una serie de medidas populistas que parecían el inicio de la tercera vuelta (elecciones regionales y municipales). En ese marco, hacia el final del discurso hizo algunos planteamientos en el tema educativo que requieren cuestionarse.
Si Alan García hubiera declarado que estatizaría las empresas de hidrocarburos o minerales, se hubiera puesto el grito en el cielo. Pero como los anuncios sorpresivos respecto al plan de gobierno publicado estuvieron en lo educativo, solo causó escozor en quienes estamos persuadidos que la educación de calidad con equidad es central para el desarrollo y la democracia, por lo que no debe ser objeto de improvisaciones.
Hubo anuncios predecibles respecto al plan de gobierno publicado y debatido en la campaña, como generar indicadores de medición de desempeño y evaluarlos con pruebas nacionales (¿semestralmente?), reducir a cero el analfabetismo, agregar de inmediato 1h diaria de clases a los alumnos hasta duplicar el número de horas de clases al final del quinquenio. Lo sorpresivo fue su anuncio del inicio de la municipalización de la educación primaria y la reincorporación de la Formación Pre Militar en los colegios. También el anuncio del inicio de clases el 1ero de marzo del 2007. Ninguno de esos tres temas tema fueron sostenidos durante la campaña electoral por lo que están llenos de interrogantes y peligros.
Empezar el año escolar el 1ero de marzo significa reducir los 2 meses de vacaciones docentes, lo que requerirá negociaciones políticas difíciles con el magisterio y evaluar otras consideraciones como las climáticas. Recuperar la FPM significa un retroceso de 40 años en el pensamiento cívico y educativo peruano. En cuanto al plan piloto para comenzar la descentralización, entregaría a los municipios la responsabilidad de la educación primaria para involucrar al alcalde, la comunidad, los padres de familia en comités locales de gestión educativa, con recursos que entregaría el estado a cada colegio para la gestión autónoma. García dijo que replicaría el modelo de los CLAS existentes en el sector salud, lo que implicaría el control autónomo del dinero y la contratación local de directores y profesores, rompiendo el actual sistema de concursos públicos docentes (¿están listos para enfrentar al Sutep?). Mejor pensado, el desarrollo de las capacidades de gestión municipal y control de posibles errores iniciales hubiera tenido más sentido empezando con la educación inicial, que es más local, tiene que ampliar mucho su cobertura y articular mejor la alimentación, salud, nutrición, estimulación temprana, recreación, “Juntos”, etc.
¿No hubiera tenido más sentido que Alan García haga suyo el Proyecto Educativo Nacional recién propuesto por el Consejo Nacional de Educación para convertirlo en la gran autopista para el desarrollo educativo?.