Muchas veces encuentro dificultades en los padres y maestros para comprender qué significa pasar de una educación “maestro-centrada” a una educación “alumno-centrada”, o lo que en cierta manera es equivalente, de la “pedagogía de la respuesta” a la “pedagogía de la pregunta”. Trataré de explicarlo en esta columna. Veamos algunos ejemplos de consignas de los profesores.
Alumnos: leer el siguiente párrafo y luego redactar lo que se solicita.
“Los pobladores descontentos con la inacción del gobierno respecto a la largamente reclamada construcción de un puente que facilitaría el cruce del río y permitiría el traslado de las cosechas y otros bienes, deciden tomar la carretera principal de la ciudad por la que circulan cientos de automóviles y camiones diariamente, porque quieren mostrar públicamente su protesta. Eso perjudica a muchos pasajeros de los ómnibus y colectivos que no pueden llegar a sus trabajos, y a cientos de pequeños empresarios que no pueden hacer llegar sus mercaderías al mercado. El jefe de la policía sabe que si se enfrenta con los manifestantes, habrá muertos, heridos y juicios. También sabe que si no se enfrenta, muchos inocentes ciudadanos perderán varios días de trabajo y se malograrán sus mercaderías, lo que significará que perderán tiempo y dinero.
También sabe que si se permite esta manifestación una vez, se repetirá muchas veces más”.
La educación tradicional hubiera colocado a continuación del texto preguntas de aplicación directa (muchas veces de repetición mecánica) como: 1) cuál es el reclamo, 2) qué pasaría si la policía actúa, 3) qué pasaría si la policía no actúa. En cambio la educación activa, creativa, para pensar, para abordar dimensiones éticas, legales, sociales, políticas, económicas de los problemas de la convivencia entre peruanos lo que haría sería pedirles a los alumnos que hagan 3 preguntas sobre ese párrafo y que luego discutan entre ellos las respuestas. El profesor sería un mediador del debate, y no el sabio que tiene todas las preguntas y respuestas. Los alumnos serían los creadores de las respuestas, luego de haber hecho las peguntas relevantes.
Habrá alumnos que pregunten lo que hubiera preguntado el profesor, pero otros podrían preguntar: si las consecuencias de no cumplir promesas usualmente llevan a situaciones pierde-pierde ¿por qué no prevenir? ¿cómo hacerlo?. Si tú fueras jefe de la policía ¿qué harías? ¿qué principios o valores guiarían tus acciones? etc.
Otro ejemplo de consigna a los alumnos: luego de haber estudiado la teoría de Darwin sobre el origen de las especies, has 3 preguntas relevantes sobre lo leído. Además, formula algunas preguntas que ayuden a comprender el trabajo científico.
Otro ejemplo de consigna al alumno: luego de haber observado las obras artísticas de Miguel Ángel, ¿qué preguntas te suscita su obra o el autor?
Consigna al alumno: ¿qué te ha suscitado escuchar la 9na Sinfonía de Beethoven? ¿Qué crees que es importante investigar sobre la obra o el autor?
Consigna al alumno: luego de haber estudiado la 2da Guerra Mundial que causó decenas de millones de muertos en ambos bandos, y dentro de ella el Holocausto que exterminó a seis millones de judíos así como los genocidios contra gitanos, homosexuales, comunistas presos de diversas nacionalidades, ¿qué preguntas te suscita lo estudiado? ¿Qué preguntarías en relación al Perú?
Sin duda, un enfoque de este tipo permitiría que los alumnos exploren las infinitas aristas de su interés y curiosidad que en conjunto, escuchándose entre todos los alumnos, permitirían un aprendizaje de su parte mucho más relevante, profundo, y la formulación de implicancias para sus vidas en estos tiempos, que difícilmente se lograría por la vía convencional de preguntas del profesor (o examen) y respuestas directas del alumno (generalmente memorizadas, mecánicas, estereotipadas o de repetición de lo que dice el profesor)
Sugiero intentarlo. Las capacidades de los alumnos nos pueden sorprender gratamente.
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