Pedro Pablo Kuczynski informó que el crecimiento económico del Perú ha producido una mejora del empleo y las remuneraciones en los sectores modernos, pero las ha deteriorado en los sectores más atrasados. Han crecido los empleos para egresados de secundaria (6.6%), superior técnica (2.5%) y universidad (10.5%), pero en cambio han decrecido los empleos para quienes tienen sólo educación primaria (-4%) y secundaria incompleta (-5.6%).

En los sectores medio-altos las remuneraciones subieron entre 1% y 6%, en cambio en los pobres se contrajeron levemente. Es decir, crecieron los sectores modernos de la economía que contratan técnicos y profesionales que manejan tecnología y desarrollan innovaciones, y en cambio se han deprimido los sectores más pobres y retrasados de la economía, donde están los subempleados o contratados para trabajos manuales y precarios.

Por su parte, la Universidad del Pacífico, Save The Children, Acción por los Niños y Cesip informaron que un niño pobre de Lima recibe de Inabif, Pronaa y el Ministerio de Salud 6, 3 y 10 veces más de asignación económica que un niño pobre de Huancavelica o Apurímac. Es decir, las políticas sociales tienen diseños discriminadores en contra de los sectores más vulnerables.

Por su lado, la OIT señaló que los jóvenes que logran conseguir un primer empleo formal aumentan sus probabilidades de ser reempleados en el futuro; en cambio, los que no consiguen un primer empleo formal más o menos continuo (los más pobres) pueden quedar desempleados por muchos años y son los candidatos naturales a la delincuencia, la promiscuidad y los vicios.

Finalmente, se acaba de cumplir un año del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que nos dice que el modelo de Estado y de su acción social lo único que ha hecho es fracturar al país entre los que acceden a los servicios públicos y privados y quienes no tienen acceso a ellos, y que la inacción del Estado solamente agranda esta brecha.

En otras palabras, dejar las cosas libradas a la inercia del crecimiento económico y de la acción natural del actual modelo de Estado lo único que está haciendo es regresarnos a fojas cero respecto de los orígenes de la subversión de los años ‘80, con la diferencia de que ahora el terrorismo está más sofisticado y mejor articulado con el narcotráfico. ¿Hay más ciegos que aquellos que no quieren ver?