Segunda parte de las reflexiones que llevaré al Encuentro de Profesionales sobre “Escenarios Futuros en las Comunidades de Latino América”, organizado por el Joint-LATAM, Leatid y el Centro Internacional para Desarrollo Comunitario de JDC en Oxford – Gran Bretaña en Santiago de Chile, el 22/23 de marzo 2007.
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Llegando a Israel aterricé en medio de un enorme debate público derivado de la sentencia en primera instancia de la corte israelí que culpaba al ex ministro de justicia y congresista Jaim Ramón de actos indecentes (hasta 3 años de cárcel) por haber forzado a una soldada a recibir un intenso beso suyo. Antes de ello, se había tramitado el pedido del PM Ehud Olmert al presidente de Israel Sr. Moshé Katzav para que abandone la presidencia debido al pedido de enjuiciamiento del Fiscal General de Israel Mijael Mazuz en su contra. Presuntamente había cometido delitos sexuales que incluían la violación de su secretaria en la residencia de la presidencia y al menos de otra de sus ex empleadas cuando fue Ministro de Turismo entre 1988 y 1999, además de otras 3 acusaciones de acoso sexual (y 14 por verse). Esto ocurriría apenas días después de que se abriera una investigación criminal contra el PM Ehud Olmert por su presunta implicancia en la venta de un banco estatal en 2005 cuando era ministro de finanzas, y semanas después de que las autoridades le pidieran explicaciones al Comandante en Jefe del Ejército, Dan Halutz, por haber vendido sus acciones en la bolsa después de que Hezbolá secuestrara a dos soldados, sabiendo que la guerra era iminente con lo que usó información privilegiada para su beneficio personal. Esta es solo la cabeza del iceberg de la larga lista de políticos de alto nivel también implicados en otros escándalos en los últimos meses. Todos ellos como es de esperarse se declaran inocentes y acusan a los opositores y a la prensa de conspiración y sensacionalismo con fines políticos.
Mi viaje anterior hace dos años coincidió con las acusaciones de sobornos, reparto de prebendas y corrupción a Ariel Sharón y sus hijos, las cuales solo amainaron cuando él enfermó irreversiblemente. Así mismo, el ex PM Ehud Barak (1999-2001) fue investigado por financiación ilegal de su campaña electoral y su antecesor Benjamín Netanyahu (1996-1999) enfrentó varias acusaciones y sumarios, como el caso Bar-On, en el que supuestamente un líder ultraortodoxo acusado de corrupción le extorsionó para que nombrara como fiscal general a un amigo que le pudiera ayudar. Netanyahu también fue acusado de haber sobornado al contratista de mudanzas y remodelación de viviendas Abner Amedi para que remodele su casa con cargo a contratos públicos y su esposa Sara fue acusada de robar bienes de la casa del PM luego de terminar el mandato de su esposo (los tuvo que devolver).
No mucho tiempo antes el que fuera presidente de Israel Ezer Weizman fue investigado bajo la sospecha de que recibió cerca de un millón de dólares de manos del millonario Edouard Saroussi, sin dar cuenta a las autoridades fiscales, como exigía su cargo. Se suponía además que ese dinero era en pago por su mediación en una operación financiera. El file acusatorio se cerró con su dimisión.
¿Son estos los herederos de David Ben Gurión, Golda Meyer, Moshe Sharet, Menahem Beiguin, Teddy Kollek que vivieron y murieron con enorme austeridad? ¿Son los herederos de los ex presidentes Jaim Weizmann, Itzjak ben Zvi, Efraim Katzir, Itzjak Navon que se mantuvieron en el cargo agregando prestigio y decencia a la imagen de Israel?
Hoy, Israel ya llegó al puesto 34 (de 163 países) en la clasificación mundial de corrupción y transparencia de 2006, pero con marcada tendencia a bajar más en la escala.
¿Qué hacemos los educadores que amamos a Israel con todo esto, cuando los últimos dos presidentes y cuatro primeros ministros han sido investigados por corrupción, abuso del poder ó agresiones sexuales, y más de un tercio de los diputados han estado inmersos en diligencias policiales? El recuerdo del dicho de David ben Gurión «Israel será un país normal cuando tenga sus propios ladrones» o la explicación de que al lado de los políticos indecentes hay otros decentes y que debemos alegrarnos por tener un poder judicial independiente y una prensa libre que permite hacer estas denuncias y lograr dimisiones o encarcelamientos de los corruptos, ya no alcanza. Estos son los políticos de primera linea de Israel que visitan el mundo y dan la cara frente a los medios de comunicación, para quienes el uso del atributo “corrupto” o “abusivo” se ha vuelto moneda corriente al cubrir sus antecedentes tanto en la prensa israelí como la internacional. Hoy ya no se hace alusión solamente a los malos empresarios, espías, mafias de tráfico de armas y drogas, sino a la crema y nata de la política y del gobierno israelí.
No dejo de pensar (con miras a Israel pero también al Perú) cómo una generación de políticos con estas características de corrupción va a educar a una nueva generación de israelíes (o peruanos) para que sean decentes, éticamente sanos y capaces de sobreponerse a las heridas de la corrupción para recuperar la limpieza ética de sus fundadores.
Uno de los primeros dilemas que debemos resolver los padres y educadores es cómo reaccionar frente a todo esto cuando nuestros hijos y alumnos nos preguntan por los temas que aparecen a cada rato en la prensa mundial. ¿Minimizarlo o hasta ignorarlo, para que nunca más nos pregunten por estas cosas y se averguencen ante los gentiles que se lo saquen en cara por no saber cómo enfrentarlo? ¿Tomar una postura defensiva-apologética, apelando a que estas son excepciones dentro de un oceano de decencia? ¿Usar alguno de los argumentos de la conspiración antisemita de la prensa mundial para resaltar los defectos de los judíos? ¿O enfrentarlo con coraje, reconocer el enorme dolor que nos producen estas cosas y el reto que esto nos impone a judíos e israelies para emprender la tarea de mejorar nuestro estado judío en aquello en lo que se muestra más débil?
Me inclino por la última opción. Mi orgullo por pertenecer al pueblo de Israel, mi identidad judía y sionista, mi reconocimiento de los enormes logros del estado que se deben a sus forjadores y a los luchadores por la independencia y la consolidación nacional, la valoración positiva de la parte más sana de la sociedad israelí, sus intelectuales, artistas, profesionales, académicos, fuerzas armadas, servidores públicos, voluntarios, etc. me alcanzan y sobran para poder enfrentar las partes menos agradables pero igualmente reales de la sociedad israelí. Es tarea de todos poner de nuestra parte para entender lo que está pasando, ponderarlo adecuadamente y responder a la pregunta ¿qué puedo hacer yo para mejorar a Israel? Eso puede motivar mucho más a nuestros alumnos que hacerlos crecer en el engaño y la idealización que le harán un flaco favor a su identidad judía y sionista. Así como cuando una familia tiene problemas tiene que enfrentarlos, la familia de Israel tiene ahora problemas que tiene que enfrentarlos; nosotros somos socios del problema y también debemos serlo del esfuerzo por enfrentarlos.
A esto me refería en el artículo anterior cuando aludía a la enorme responsabilidad que tenemos los intelectuales, educadores, comunicadores y dirigentes judíos cuando de cara a nuestras comunidades debemos lidiar con los problemas más dolorosos de nuestra existencia como pueblo. La comunidad judía del Perú ha tenido que hacerlo hace poco. No menos duro fue el caso argentino y venezolano. Podemos hacernos fuertes a partir del manejo ponderado de la verdad, o podemos hacernos mediocres y débiles a partir del ocultamiento y manipulación parcializada de los hechos.
Los hechos son los hechos. El reto educativo está en cómo procesarlos.