Israel ha tenido éxito con su sistema educativo convirtiéndose en una potencia científica y tecnológica de dimensiones similares a las de Japón o Corea del Sur. Tiene el número de investigadores por habitante más alto del mundo (145 por cada 100,000 habitantes, mientras que EE.UU. tiene 85, Japón 70 y Alemania 60); crea nuevas tecnologías en casi todos los campos del saber incluyendo agricultura, medicina, defensa y high-tech. Esto fue posible gracias a una sostenida y abundante inversión en educación desde su independencia en 1948. Sin embargo, en la última década los resultados del rendimiento escolar de los alumnos en matemáticas y ciencias en los que alguna vez fueron líderes entre los países desarrollados se han deteriorado notablemente.

 

Israel tiene 120,000 profesores, 700,000 alumnos y 3,500 colegios. Es el típico caso de un país que en un momento dado de su vida nacional logró un buen sistema educativo, pero la inercia, el incremento de los gastos y vicios administrativos, las constantes reformas cuya efectividad nadie comprueba, el deterioro del salario magisterial y con ello la calidad de los docentes, han traído como consecuencia la caída del nivel educativo. Con ese declive podemos identificarnos los peruanos.

 

Israel no tiene problema con los recursos disponibles, porque la inversión per cápita es una de las más altas del mundo. Son 6,000 millones de dólares anuales que se invierten en la educación pública para niños de 3 a 18 años. El problema está en el uso muy ineficiente del dinero y los permanentes cambios en los enfoques pedagógicos. Entre 1968 y 2002 hubo13 comisiones de reforma cada una de las cuales produjo recomendaciones que jamás se aplicaron en su totalidad y mucho menos fueron evaluadas por su impacto o efectividad antes de cambiarse por otra.

 

Frente a esto, la Ministra de Educación Limor Livnat convocó al exitoso empresario “hight tech” Shlomo Dovrat para que arme un equipo y haga una propuesta para reformar la educación israelí. Dovrat empezó su trabajo en octubre del 2003 con 17 miembros que él seleccionó para imaginar un sistema que funcionara según los principios que rigen en el mundo empresarial. Metas claras con métodos de implementación seguimiento y control. Convocó a 200 expertos israelíes y extranjeros, y otros 60 que conformaron comisiones de trabajo para estudiar diversas propuestas a partir de las reformas realizadas en otros países. En mayo 2004 Dovrat anunció a la opinión pública las recomendaciones preliminares de su propuesta.

 

Entre las ideas propuestas estaba la de reducir el número de profesores y directores para quedarse con los mejores, pagarles más y elevar así el prestigio social de la carrera para que vuelva a atraer a los postulantes más talentosos. Todo profesor deberá poseer un grado universitario en el área de su enseñanza así como una certificación docente. La docencia se convertirá en una profesión similar a otras en la que se trabaja 5 días a la semana (antes eran 6) con 40 horas de asistencia y 24 horas de clases semanales. Esto permitirá reducir el número de profesores y aumentar sus salarios. Los profesores nuevos deberán pasar un año de internado supervisado y pasar un examen para licenciarse. Los directores tendrán mayor jerarquía y salario, permitiéndoseles contratar a los profesores y empleados a su cargo así como manejar su propio presupuesto. Los alumnos estudiarán 5 días por semana de 8.00am a 4.00 pm. Los padres ejercerán el derecho a escoger el colegio que prefieran para sus hijos.

 

Todo esto significará poner fin al gobierno escolar por parte del sindicato docente y permitirá finalmente distinguir entre el buen profesor que merece más remuneración, comparable a otras profesiones académicas, y el mal profesor que merece irse. El sistema será transparente y estará expuesto al control y evaluación externa. Una vez que se sepa qué es lo que tiene que aprender cada alumno en cada grado, esto será medido mediante los exámenes anuales cuyos resultados se publicarán para que la comunidad pueda apreciar transparentemente cuan cerca llegaron de cumplir sus metas. En el caso específico de los alumnos de los 2 primeros grados, solamente estudiarán lenguaje y matemáticas y serán evaluados al final del 2do grado. Recién a partir de 3er a 6to grados estudiarán 6 materias hasta llegar a 9 en la secundaria, cancelándose la diferenciación por niveles entre la baja y la alta secundaria.

 

Sin duda, son propuestas que generarán un gran debate y chocarán con una fuerte oposición del magisterio. Sin embargo, tienen el mérito de ofrecerle a la comunidad un camino alternativo para apostar por una mejorar educación. El resto les corresponde decidirlo a los políticos.