¿Cuánto tiempo debe pasar entre la concepción de una reforma educativa y la obtención de evidencias de que ha sido efectiva? Lewis Solmon, de la UCLA, identificó varios “rezagos” o tiempos de espera parciales que se van acumulando hasta poder evaluar la efectividad de una reforma educativa, de cuya investigación podemos sacar provecho los peruanos (Education Week, 10/12/2003).
Una vez detectada la necesidad de una reforma educativa se requiere una iniciativa legislativa que se toma un tiempo para conocer las conclusiones de las investigaciones hechas sobre situaciones previas. Elaborada la propuesta, tiene que ser sometida a la aprobación de la Comisión de Educación del Congreso. Como la mayoría de las reformas educativas son controvertidas y chocan con algún grupo de interés, se requiere de un tiempo para debatirla. Luego de reajustarla, debe pasar a la Comisión de Economía en busca de asegurar su financiamiento y finalmente pasar al pleno para su promulgación, a lo que hay que agregar el tiempo para elaborar el reglamento. Después, habrá un tiempo de espera para la implementación, para lo cual tienen que adaptarse los órganos intermedios y los propios colegios, donde los educadores consumirán otro tiempo hasta aceptar el cambio. Mientras tanto, los profesores deben aprender cómo desempeñarse con esta reforma, consumiendo un tiempo para el aprendizaje.
Una vez puesta en marcha, se requiere esperar un tiempo hasta que surta efecto. Cuando menos un año para obtener las primeras mediciones que arrojen resultados comparables. A partir de allí se requiere tiempo para interpretar y discutir los resultados. Para ese momento, el gobierno, ministros y autoridades del sector habrán cambiado, alterando todo el encuadre de la reforma. Después de todo, ¿a quién le importa si la política o reforma anterior funcionó? Las nuevas autoridades quieren probar sus propias ideas.
Dado el tiempo que requiere concebir, implementar y validar una reforma contando con la debida continuidad que no se afecte por los cambios de gobierno, la reforma educativa que el Perú reclama ya debería estar concertándose, para ponerse en marcha en agosto del 2006. Quizá Lourdes Flores, Alan García, Valentín Paniagua, Carlos Bruce y los otros líderes del 2006-2011, con el apoyo del Consejo Nacional de Educación, debieran armar de inmediato un equipo interpartidario para empezar a delinear esta reforma educativa, de modo que quienquiera que gane se comprometa a ponerla en marcha con el apoyo de todos los demás.