“Here today, gone tomorrow” es el título de la edición del 35 aniversario de la revista Foreign Policy (sept/oct 2005) la que le solicitó a 16 intelectuales de avanzada que especulen sobre ideas, valores e instituciones que actualmente se consideran obvias pero que en los próximos 35 años pueden haber desaparecido.
Reseñaré algunas idean que revolucionarían las dimensiones de lo ético que fueron planteadas por Peter Singer, Jacques Attali, Lawrence Lessig y Peter Schwartz.
Para Sínger el concepto de santidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte habrá colapsado ante la presión de la ciencia, tecnología y demografía. Se habrá perfeccionado la clonación descartando embriones innecesarios, se legitimará la eutanasia de enfermos terminales, el suicidio asistido, la desconexión de máquinas de enfermos descerebrados, etc. La nueva ética diferenciará entre la persona (ya conformada, que siente y piensa) en función de la cual se determina el derecho a la vida, y los embriones o cuerpos humanos que en sus primeros estadios de creación o hacia el final de la vida podrán ser legalmente eliminados. Además, se respetará el derecho autónomo de las personas competentes a decidir cuándo vivir y cuándo morir.
Para Attali el concepto de monogamia pasará a la historia. La idea ya aceptada de la temporalidad de los matrimonios (que lo serán más mientras más se extienda la vida) y de los sucesivos emparejamientos con nuevas parejas a lo largo de los años, dará paso al modelo de múltiples parejas simultáneas, con enamoramientos múltiples por parte de ambos miembros de cada pareja. Ya en nuestros tiempos se ve cada vez con más frecuencia este fenómeno de personas que no logran tener una sola pareja para toda la vida, aunque la protección de los hijos aún constituye un freno para liberalizar del todo estas relaciones. Si a eso agregamos que la tecnología debilitará cada vez más los vínculos entre la sexualidad, la procreación (control de natalidad) y el amor, este escenario no parece tan distante. Como ocurrió con el reconocimiento a los homosexuales, sus matrimonios y adopciones de hijos, Attali cree que esta tendencia empezará en Europa y será seguido por EE.UU. y luego el resto del mundo.
Para Lessig el dominio de lo ubicado en lo privado que requiere autorización del autor para ser usado (copyright), limitará severamente el dominio de lo público, y con ello el acceso libre a la información de de uso abierto, desregulada y sin las restricciones propias de lo que está sujeto a los derechos de autor.
La tecnología ganará la lucha contra la piratería y permitirá desarrollar legislación e instalar dispositivos que restrinjan el acceso a público a la información generada privadamente. Eso limitará severamente la creación de cultura y confinará la creatividad a los dictados de los poseedores de los derechos de autor.
Para Schwarz la guerra contra las drogas ilegales llegará a su fin por las nuevas drogas que estarán basadas en materiales que cada uno podrá adquirir y transformar en su propia casa, a la medida de cada persona y de sus necesidades. Drogas para gozar de la comida, música, lectura, jugar golf, sin los efectos secundarios y adicciones que se conocen hoy. Los “sastres de la droga” visitarán a cada cliente para sugerir la fórmula química que se adapta a sus necesidades individuales. Ya no habrá curriers para contrabandear drogas, ni ejércitos para defender plantaciones o para erradicarlas, ni cárceles llenas de traficantes. Claro que esto acarreará un incremento en el consumo de drogas y seguirán habiendo campañas públicas para moderar su consumo, pero estarán más en la línea que se sigue hoy con la prohibición del consumo de ciertas sustancias por parte de los atletas que en el terreno de lo propiamente ilegal. El uso masivo de drogas abrirá nuevas preguntas y debates como por ejemplo ¿es un músico que usa drogas mejor que uno que compone e interpreta sin ellas?
Como ya lo mencioné en anteriores artículos, el ejercicio de imaginar el futuro previsible se hace no para verificar dentro de unas décadas si acertamos o no en nuestro pronóstico, sino para tener una visión sobre hacia adónde parece encaminarse nuestra sociedad de seguirse con las tendencias conocidas. Si ellas nos gustan (por ejemplo si se conociera la fórmula para erradicar la pobreza, el desempleo y controlar la contaminación ambiental) estaremos felices de acompañarlas. Si ellas no nos gustan, estará en la conciencia de cada uno y cada sociedad organizada resolver cuál es la lucha personal o nacional que está dispuesto a dar para modificar lo que podría parecer una inexorable tendencia en el desarrollo de la humanidad.