Correo 07 10 2022

Con motivo de las insulsas elecciones regionales y municipales ganadas masivamente por caudillos ocasionales e “independientes” busqué los comentarios de politicólogos que años atrás opinaron sobre los resultados electorales peruanos. Encontré una magistral disertación de Julio Cotler (q.e.p.d.) sobre “Estado y Democracia” ante el JNE el 27 11 2014. Allí dijo: “Hoy en día América Latina enfrenta una época tormentosa para la que no cuenta con cartas de navegación adecuadas a la época sino con cartas de navegación obsoletas que muchas veces usamos desaprensivamente como si estuviéramos ante un mar calmo… Mientras reconocemos los contornos de la nueva época no queda sino aprender a navegar contra el viento a sabiendas que corremos múltiples riesgos por lo que no queda sino explorar el espacio que tenemos por delante una y otra vez hasta tener una visión despejada del horizonte”.

Julio Cotler nos anunciaba ya entonces lo que viene pasando en el Perú que desde 1968. Esta frustración con la democracia, la economía del mercado, la legalidad constitucional y la globalización financiera que llevan a buscar al outsider salvador cuya evolución autoritaria, antidemocrática y corrupta es aplaudida con esta ambivalencia que perpetúa la disconformidad: lo elijo a sabiendas que me va a engañar, y luego doy rienda suelta a mi rencor opositor… hasta la nueva elección en la que repito el modelo pero llevando el péndulo hacia el otro extremo del espectro político.

Todo esto no solo evidencia la precariedad y escasa representatividad de los partidos políticos, sino anticipa que eso seguirá así por un buen tiempo más, auto-condenados a buscar salvadores de corto plazo (eligiendo al mal menor) y al movimiento pendular entre caudillos de derecha e izquierda con liderazgos crecientemente personalistas, autoritarios y peligrosamente antidemocráticos.

Qué cosa más representativa de esta inexistente representación política partidaria que la ausencia de Perú Libre y los Fujimoristas, finalistas del 2021, de los podios ganadores del 2022, y el encumbramiento como punteros en Lima de los tres derrotados en el 2021.

La inexistencia de partidos políticos sólidos con ideología y visión de futuro lleva a las autoridades elegidas a trabajar solamente por el corto plazo, poniendo sus intereses personales y los de sus allegados a la cabeza de su gestión pública.

Parece ser que los jóvenes y familias que deciden emigrar del Perú intuyen que no alcanza el voluntarismo optimista para negar una realidad nacional que se presenta azarosa, y que más y más padres y abuelos tendrán que ver partir a sus hijos y nietos a mejores destinos.

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