Correo 09 10 2020y Ediciones regionales 11 10 2020

Cuando se habla de aprendizaje híbrido (fuera del contexto de la pandemia) eso significa que los estudiantes aprenden tanto presencialmente como en línea como consecuencia de que el plan de estudios incluye una parte de trabajo sincrónico (interactivo, con todos los alumnos y el profesor presentes) y otra asincrónico (que no requiere la presencia del profesor, pero que es el responsable de acompañar y evaluar ese trabajo en los plazos que se establezcan). Pretende combinar lo mejor de ambos mundos para maximizar la experiencia de aprendizaje de cada alumno de los que están a cargo del mismo profesor.

Pero lo que se está planteando como híbrido en el contexto de la pandemia es algo así como pedir al profesor que tenga un plan de trabajo con quienes asistirán al colegio y otro para los que no asistirán, trabajando con ambos a la vez, lo cual en esos términos podría requerir más profesores para implementarse. Veamos.

Cuando se dé la opción de que los padres escojan entre el modelo parcialmente virtual (semipresencial) y el totalmente virtual, la pregunta es ¿Cómo se diseñarán las clases para ese caso y cómo se asignarán los profesores para esa función?.

Si un mismo profesor tiene que trabajar con el mismo salón durante toda la semana, pero atender a algunos alumnos de forma presencial y otros de forma virtual simultáneamente, en esencia lo que estará haciendo equivale a sentarse en el aula en el que tendrá una parte de los alumnos presentes en el aula y la otra parte en su casa a los que verá por una pantalla de computadora. En ese esquema todos los alumnos hacen lo mismo, pero se neutraliza casi totalmente la magia del trabajo presencial en clase con un profesor que se mueve, se acerca a cada alumno, y apela a diversos recursos físicos que hay en el aula o los laboratorios.

Si se espera que el profesor en clase presencial atienda en dos turnos a medios grupos, para hacer lo mismo dos veces con cada medio grupo, no podría atender a la vez al otro medio grupo virtual que tendría que estar trabajando otros temas, en cuyo caso tendría que contar con otro profesor. Eso duplica el costo de profesor por aula, lo cual reventaría los presupuestos públicos y privados.

Si se divide el plan de estudios para que unas áreas se desarrollen para todos los alumnos de modo virtual (digamos tres días por semana), y otras sean las que pueden alternativamente desarrollarse de modo presencial o virtual (en los otros dos días, digamos, a razón de 4h diarias como en Uruguay) habría que tener dos planes de trabajo distintos al menos para esos dos días, uno para los que asisten al colegio (y pueden aprovechar los campos deportivos, gimnasios, laboratorios, talleres, etc.) y otro para los que se quedan en casa, lo que nuevamente implica un profesor adicional al menos por esos dos días y horas de simultaneidad entre los virtual y lo presencial. Para que el mismo profesor atienda a todos combinando lo síncrono con lo asíncrono, tendría que dedicar más horas a la preparación las cuales le tendrían que ser reconocidas.

Si el punto de partida es el deseo de atender a todos los alumnos sin aumentar costos, número de profesores ni tiempo de trabajo de los profesores, habría que tener claro cómo sería ese modelo.

Finalmente, ¿Cuál sería el modelo para los alumnos que asistan a clases diferenciado del de aquellos que no asistan, en los lugares donde los alumnos solo están siguiendo las clases por radio o televisión?

El MINEDU debería hacer una simulación muy precisa sobre estos temas de manera que tenga claridad respecto al modelo pedagógico, organización escolar, recursos humanos y presupuestos que hacen falta para que sea posible atender las alternativas que se proponen, y comunicarlo oportunamente de modo muy claro. Anunciar solamente el reinicio de clases semipresenciales sin explicar cómo sería corre el riesgo de generar enormes resistencias especialmente de quienes tienen miedo al contagio o de profesores que imaginan una sobrecargada actividad laboral, porque no se les da la tranquilidad de tener a la vista una respuesta comprensible y razonablemente segura.

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