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Preguntemos a un egresado común de la secundaria peruana (y también latinoamericana), si tuvieras que tomar posición en los siguientes temas ¿cuál sería?

¿Indultar a Alberto Fujimori? ¿Legalizar la marihuana, o cuando menos aprobar su uso medicinal? ¿Apoyar el referéndum de los catalanes?¿Atacar a Corea del Norte o Irán para limitar su poderío nuclear? ¿Permitir o prohibir taxi Uber y afines? ¿Controlar los intereses bancarios de las tarjetas de crédito? ¿Legalizar el matrimonio entre homosexuales y las adopciones de hijos? ¿Permitir la re-elección continua? ¿Regresar a la Cámara de Senadores y Diputados o dejar una sola cámara? ¿Permitir el uso libre de alimentos transgénicos? ¿Hacer un examen de ingreso único a todas las universidades? ¿Sirve para algo la ONU? ¿Reprimir o ignorar la piratería de software, música y películas ?.

Podría agregar decenas de preguntas en relación a las cuales los jóvenes tienen que tomar posición sea para su vida personal, económica, política o al decidir su voto por candidatos que promueven esas ideas.

¿Qué herramientas y capacidades les dio la escuela para aquilatar alternativas y tomar posición considerando ponderadamente los argumentos a favor y en contra de cada caso?

A juzgar por la opinión de los catedráticos universitarios de los primeros ciclos, los estudiantes estarían totalmente desarmados, dejándose llevar por lo que dice la mayoría de sus coetáneos o algún líder de opinión con el que se identifican, o quizá basándose en su comodidad o conveniencia temporal. Sin embargo esos estudiantes para convertirse en universitarios, al menos en las universidades más exigentes en el ingreso, debieron haber obtenido altos puntajes en aptitud verbal y numérica. ¿Acaso eso garantizó eso algo respecto a su formación ciudadana?

En otro orden de cosas, se le pide a estos ingresantes que hagan una investigación simple sobre un tema relevante, por ejemplo, cómo se forman los tsunamis y que luego hagan una presentación ante toda la clase.

Los mismos catedráticos les dirán que usualmente “están en la calle”, y que más allá de un copy paste casi sin editar de lo que dicen otros y una presentación en público que consiste en leer tartamudeando lo que dice el ppt, no habrá nada más.

¿No es hora de revisar la “prestigiada” aunque ineficaz pedagogía tradicional y darles una mejor opción educativa a nuestros alumnos?

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Ed. ciudadana de escolares mal evaluada ICCS-2016 (León Trahtemberg). Lo cuestionable es que esto no evalúa las actitudes reales de los estudiantes sino su participación en situaciones escolares formales de tipo electoral y sus respuestas frente a lo que harían en situaciones hipotéticas, remitiéndose a responder lo deseable o políticamente correcto, sin que se registren sus disposiciones reales, compromisos y actitudes

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Columna afín: «Es la educación, estúpido» (Por Anwar Moguel, México). Hoy vi éste artículo sobre los dramas de la sociedad mexicana. ¿Es casual que parezca haberse escrito para calzar con el Perú y cualquier otro país de América Latina? ¿No será que «alguien» nos ha lavado la cabeza para desconectar la escuela de la vida real y hacernos creer que un periodico retoque curricular con pruebas aggiornadas producirá egresados mejor educados? Quizá ya sea hora de empezar a pensar que la buena educación no pasa por pontificar resultados en pruebas censales o PISA sino en tener una imagen de persona bien formada y educada en términos de actitudes y conductas frente a temas de la vida cotidiana que los peruanos quisiéramos transformar, y hacer de eso la médula de nuestro proyecto educativo.

Por ejemplo, si se quiere evaluar el nivel educativo del colegio ABCDE ¿qué datos usa normalmente tanto el Minedu como muchos analistas? Los resultados de las pruebas censales, el % de ingreso a la universidad, y eventualmente la tasa de promoción o repitencia de los alumnos. ¿Qué nos dice eso de cómo son y serán esos alumnos como personas eticas, sensibles al prójimo, con alta autoestima, con una autoimagen de personas valiosas, capaces de ser miembros constructivos de su comunidad; qué nos dice de su nivel de tolerancia a la diversidad, su capacidad decresolver conflictos sin violencia, de ofrecerse voluntario para trabajo solidario y para conciliar cuando sus compañeros están conflictuados; qué nos dice de su autodisciplina y nivel de regulación personal wue le permite distanciarse de los vicios y asumir una sexualidad responsable…

Dirán que eso es difícil de evaluar. Pero por ello es que hay que opacarlo frente a lo que es menos decisivo pero más fácil de evaluar de modo estandarizado e informatizado?

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¿Y si estamos ahogando la sed de aprender de los niños con un bombardeo de estímulos? Los incentivos externos saturan los sentidos, empachan y anestesian la capacidad de saborear lo lento de lo ordinario CATHERINE L’ECUYER «¿Dónde marchitó aquel asombro? ¿Y si la sed de aprender se hubiera ahogado en un océano de información sin sentido, en un bombardeo de estímulos externos compuestos por ruidos, contenidos y horarios que no respetan el orden interior de los niños, y por qué no decirlo también, de nosotros sus padres? Para que la sed sea sostenible, es preciso dejar beber poco a poco a la persona de una fuente que se ajuste a sus necesidades reales. ¿Hay que sorprenderse si uno se ahoga intentando tomar un sorbo de una boca de incendio? El asombro es lento, saborea la realidad a la que se acerca por primera vez, o como si fuera por primera vez. En cambio, los estímulos externos que saturan los sentidos empachan, embotan, anestesian el deseo, la sensibilidad y la capacidad de saborear la dimensión estética y lo lento de lo ordinario».

La educación se ha roto. Hemos enseñado a la gente de la misma forma durante los últimos 100 años y, como hemos crecido en ese sistema, creemos que es normal, pero es una locura.Enseñamos en las escuelas lo que los colonialistas ingleses querían que aprendiese la gente: matemáticas básicas para poder hacer cálculo, literatura inglesa… Hoy no tiene sentido. Tenemos que enseñar herramientas que ayuden a las personas a tener una vida gratificante, agradable y que les llene

En el futuro, si quieres un trabajo, debes ser tan diferente de una máquina como sea posible: creativo, crítico y socialmente experto. Entonces, ¿por qué se les enseña a los niños a comportarse como máquinas? Los niños aprenden mejor cuando la enseñanza se alinea con su exuberancia natural, energía y curiosidad. Entonces, ¿por qué son arrastrados en filas y hechos para quedarse quietos mientras están llenos de hechos? Tenemos éxito en la adultez a través de la colaboración. Entonces, ¿por qué la colaboración en las pruebas y exámenes se llama trampa? Los gobiernos afirman querer reducir el número de niños excluidos de la escuela. Entonces, ¿por qué sus currículos y pruebas son tan estrechos que alienan a cualquier niño cuya mente no funciona de una manera particular? Los mejores maestros usan su carácter, creatividad e inspiración para provocar el instinto de aprender de los niños. Entonces, ¿por qué el carácter, la creatividad y la inspiración son suprimidos por un régimen sofocante de microgestión? Los profesores ahora están dejando la profesión masivamente con lo que se pierde lo invertido en su fromación, en carreras destruidas por el exceso de trabajo y un régimen de trituración espiritual que trae la estandarización, las pruebas y el control de arriba hacia abajo. Cuanta menos autonomía se les conceda, más se les culpa por los fracasos del sistema. Nuestras escuelas enseñan habilidades que no sólo son redundantes sino contraproducentes. Nuestros niños sufren este sistema deshumanizante para nada.