¿Recuperar clases? En cierta manera, es un absurdo. (León Trahtemberg)

Regresamos al ritual de “recuperar clases” que por norma oficial obliga a los colegios a sumar un número de horas de clases anuales bajo el supuesto (no demostrado) que por ejemplo ir al colegio 1050 horas produce más aprendizajes que ir 980 horas. Dados los resultados de todas las pruebas e indicadores de aprendizaje existentes, no hay ninguna relación entre ese número de horas y los aprendizajes de los alumnos de acuerdo a lo asumido por el currículo oficial.

Pero si en las zonas no afectadas por los huaicos podría asumirse una especie de criterio normativo-contractual “los padres tienen derecho a que sus hijo reciban un x número de horas de clases al año” (independientemente de lo que aprendan), hay algunas aristas que preocupan:

1) La sensación de castigo por parte de los alumnos (y no pocos profesores) a los que les van a “quitar” sus días libres de colegio a las que también tienen derecho. ¿Por qué lo sienten así respecto a la asistencia escolar?

2) El absurdo climático de pretender recuperar clases en diciembre o enero que son los meses más calurosos y sofocantes del año en el norte (que es el más afectado).

3) Entender que precisamente en las zonas más afectadas, los niños que perdieron clases no estaban de vacaciones. Estaban salvando sus vidas, reconstruyendo sus viviendas, ayudando a su familia, TRABAJANDO. ¿Es posible que a eso no se le atribuya ningún valor educativo? ¿Realmente creen que atender un año escolar recortado respetando sus fines de semana y vacaciones los va a perjudicar?

4) En no pocos casos, familias que no son damnificadas han dedicado mucho tiempo y esfuerzo en tareas de voluntariado, centros de acopio, etc. aprendiendo cosas muy valiosas sobre la vida, la comunidad, la solidaridad, el sentido de nación. ¿Eso no cuenta?

5) El sentido común educativo supondría que los alumnos que regresen al colegio mañana dedicarán una gran cantidad de tiempo para descargar sus emociones, angustias, plantear sus interrogantes respecto a lo sucedido y la posibilidad de que vuelva a suceder, trabajar sus temores, sus experiencias solidarias, las fatalidades de la vida, y aprovechar el contexto para investigar múltiples aspectos científicos, humanísticos y sociales vinculados a los huaicos y los desastres naturales… Esa sería una educación relevante. Sin embargo, la programación anual de la mayoría de los colegios no contempla horas para eso. Considerarán que “hay que recuperar de inmediato las horas de matemáticas, comunicación o ciencias perdidas” y que no hay tiempo para todo lo anterior.

No puedo dejar de preguntarme ¿qué tipo de recuperación de clases es esa, que ignorara las necesidades de los alumnos y las oportunidades para el aprendizaje significativo?
Les propongo un reto a los padres. Pregúntele a sus hijos al final de la semana de clases que viene cuántas horas dedicaron a tratar los temas vinculados a los desastre de la naturaleza en sus diversas facetas emocionales, sociales, cognitivas. Creo que su respuesta les dará una buena idea de para qué les sirve ir a clases, y qué sentido tendría una “recuperación”.

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Publimetro 27 03 2017