¿AHOGAR CON NORMAS CONTROLISTAS A LOS COLEGIOS?

Me preguntan si las abundantes y engorrosas normas de fiscalización y control a los colegios privados no son necesarias para así evitar las estafas o trasgresiones tan publicitadas. Yo empezaría preguntando ¿quién controla a los públicos de baja calidad, cuya infraestructura jamás pasaría por el OK de Indeci, a los que le faltan profesores o algunos aparecen solo de vez en cuando, en los que no hay material didáctico ni siquiera mobiliario básico ni agua/desague, sin embargio operan así por décadas? Entonces, ¿se trata de controlar solamente a los colegios que cobran o hay una política de garantizar una educación adecuada tanto en los públicos como en los privados, independientemente de los cobros?

No es posible que se asuma que si los estatales ofrecen un mal servicio no importa, y a la vez asumir que todos los privados son trasgresores y tratarlos como tales, con el agravante de que los son realmente trasgresores se las arreglan para hacer lo que quieran con todo tipo de argucias legales, mientras que los que hacen las cosas bien están sometidos a todo el arsenal de normas creadas para controlar a los que no son controlados. Qué pasaría si se planteara una norma que diga lo siguiente: para que un colegio público o privado pueda operar requiere solo 4 cosas

1) licencia del Minedu actualizada (al verificar que las condiciones físicas, recursos y de equipo docente que permitieron obtener la autorización de apertura se mantienen vigentes).

2) licencia municipal

3) autorización de Indeci

4) Verificación que el colegio opera en la sede (domicilio) declarada para su apertura y los alumnos están ingresados al SIAGIE del colegio del cual se obtienen las actas de los alumnos.

¿Cuántos colegios públicos y privados quedarían abiertos? ¿50%? Sin embargo, en lugar de eso se dan decenas de normas controlistas que frenan la operación tranquila y las iniciativas innovadoras de los colegios públicos y privados que hacen las cosas bien y que quieren ajustarse a las leyes y normas vigentes, y todo el resto hace lo que le da la gana sin control alguno, desprestigiando al conjunto de los colegios. De allí que he planteado infinidad de veces que las normas tienen que diseñarse para reconocer y respetar las diferencias: alentar a que los que hacen las cosas bien para que tengan pista libre para avanzar e innovar, y frenar/sancionar a los trasgresores y estafadores, a la vez que el estado se compromete a que ningún colegio público operará si no cumple con los básicos indicados.

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