¿Por qué egresar de secundaria y de inmediato ingresar a la universidad? (León Trahtemberg)

Me pregunto ¿por qué al terminar el colegio los jóvenes tienen que ir de inmediato al instituto o la universidad? ¿Por qué no tomarse uno o más años para clarificar valores, vocaciones, viajar, trabajar, cultivar hobbies hasta estar maduros para asumir una carrera que se inspire en la pasión de c/u?

En Europa los alumnos terminan el colegio hacia los 19 años (hay uno o dos años más de escolaridad) y muchos se toman un tiempo para viajar, ampliar horizontes, hacer voluntariados, servir en las FF.AA., trabajar para juntar dinero que solvente luego sus necesidades económicas mientras estudian, etc. En Estados Unidos y casi toda América Latina la educación escolar tiene 12 años y no 11 como en el Perú. En países como Israel los egresados del colegio hacen 2 años (mujeres) y 3 años (hombres) de Servicio Militar, luego se toman uno o dos años para viajar o trabajar y solo entonces van a la universidad. Llegan con una madurez, claridad vocacional, decisión para dedicarse a la carrera escogida, que les permite graduarse luego de una carrera muy exigente.

¿Tiene sentido para jóvenes peruanos ingresar a los 17 años a la universidad o instituto superior, escogiendo carreras en años previos a los 15 ó 16 sin mayor madurez presionados por el marketing universitario o influidos por los pareceres de padres, profesores o amigos, cuando aún no han tenido experiencias post escolares que hagan madurar su sentido vocacional? Si los catedráticos hicieran públicas sus preocupaciones sobre estos jóvenes, dirían que buena parte de ellos dedican poco esfuerzo a estudiar, viven del mínimo esfuerzo, repiten una, dos y tres veces los cursos y egresan con una formación muy floja. ¿No les iría mejor si se tomaran un respiro esclarecedor al terminar el colegio?

Entiendo que habrá quienes digan que esa pausa de un año “libre” es un lujo para los que lo puedan pagar, que no hay muchas oportunidades para el empleo juvenil, que no hay marcos estructurados para viabilizar esas experiencias juveniles que les permita madurar vocacionalmente antes de definir su vocación profesional. A lo que voy es a que si pensamos que todo esto tiene sentido, quizá c/u a su manera podría intentar encontrar la fórmula que haga viable esa pausa en su determinística linealidad académica que rinda sus frutos cuando sean estudiantes mucho más maduros para la educación superior. Después de todo, esta generaciónde jóvenes vivirá entre 100 y 120 años gracias a los avances de la medicina y el cuidado de la salud, y cambiarán de carrera, ocupación o empleo diez o más veces en su vida. ¿No tiene sentido extender un poco más su educación básica, permitirles madurar más hasta culminar plenamente su adolescencia, para que luego elijan el plan de vida que quieren emprender?

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LT: Apreciados seguidores de este FB

Cuando coloco un post con la finalidad de reflexionar, lo hago porque pienso que son temas complejos, o costumbres no revisadas o cuestionadas suficientemente (como el del paso inmediato de la secundaria a la universidad), que no tienen un abordaje único y universal, sino que admiten diversas aristas y cada cual desde su experiencia personal lo procesa a su manera. Usualmente planteo algunas opciones alternativas que para algunos son viables y para otros son extrañas o inviables. Pero sería bueno tomar nota que esas alternativas no son la razón central del post sino la situación sobre la que se invita a reflexionar. Decir que la realidad peruana no es la europea, o que esta es solo una opción para ricos, etc. y que por lo tanto la preocupación sobre el fondo del asunto sobre los problemas del ingreso prematuro a la universidad no es válida, me parece que merecen diferenciarse.

A quienes tienden a ubicarse en la postura de “me parece bien pero no se puede” sugiero darle un poco de vueltas a la posibilidad de pensar que “sí se puede”, aunque ello suponga plantear condiciones previas que lo hagan viable. Y, sobre todo, pensarlo un poco. Quizá dándole vueltas aparezcan algunas luces de opciones viables.

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LT: 28 12 2016 La amenaza de la discrepancia (León Trahtemberg)

Una vez más, posteo una propuesta –esta vez fue sobre la conveniencia de hacer una pausa de maduración entre la educación secundaria y la superior- que es lo que yo aconsejaría a mis familiares, padres, alumnos y todo aquél que me consulta sobre el tema, y en lugar de reflexionar sobre ella para resolver si contiene algo interesante, al lado de muchos que expresan alturadamente sus argumentos a favor o en contra, no faltan quienes para sostener su argumento me agreden o descalifican por sostener esa propuesta. No dejan de impresionarme los argumentos de quienes estando en desacuerdo con ella, argumentan que nace de la ignorancia del autor, de su indiferencia respecto a la situación de los pobres, el desconocimiento de la realidad, etc.

Algunos me dicen “no le hagas caso”; siempre hay gente hostil o argumentos fuera de lugar. Sin embargo, me deja pensando: si 2 ó 3 de cada 100 peruanos piensa y actúa así, ¿no tenemos acaso un serio problema? Si esos comentaristas fueran maestros ¿qué impacto en la formación de ciudadanía tienen con los alumnos a su cargo? ¿Y si fueran funcionarios públicos? ¿congresistas? ¿fiscales o jueces? ¿policías?

Creo que una de las tragedias de la educación peruana radica en la incapacidad de construir escenarios de formación democrática en muchos de los colegios, universidades, centros de trabajo y en la forma en que muchos medios comunican sus informaciones, para los cuales los temas de estudios y los problemas sociales solo tienen una versión “correcta” con la que todos deberían identificarse, y cualquier planteamiento divergente o discrepante con esa posición de una u otra manera es descalificada.

Muchas escuelas peruanas están estructuralmente concebidas como contextos dictatoriales, en los que el alumno no tiene voz ni voto, y debe someterse sumisamente a la versión oficial (única) de las cosas que transmite el libro o profesor. Cualquier postura discrepante es interpretada como rebeldía, mala conducta, falta de dedicación al estudio o falta de adaptación al sistema y se sanciona para “domesticar” al alumno, bajándole puntos o expulsándolo.

Estas cosas son las que me llevan a pensar que urge revisar en serio la formación ciudadana y democrática de los peruanos, y que los debates sobre currículo, estrategias pedagógicas, valores, normas, etc. debieran tener como norte esos valores más que los puntos adicionales que obtendremos en pruebas nacionales o internacionales si entrenamos eficientemente a los alumnos.

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27/07/2016 (LT: Me resultó increíble encontrar en el otro lado del mundo alguien tan afín a lo que he venido sosteniendo hace meses respecto al currículo nacional y la necesidad de que el alumno disfrute de su vida escolar) Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”. Por Ana Torres Menárguez http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale: «La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos (LT:colegios) todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela? R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber.

¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años? R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas.

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Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

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Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar” Los alumnos que huían de las matemáticas

Así consiguieron trabajar en Google, y no sabían nada de tecnología

Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

El 99% de los adultos no ha usado el álgebra para nada en su vida

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

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¿Por qué egresar de secundaria y de inmediato ingresar a la universidad? Blog León Tahtemberg 20 07 2016

Las universidades públicas (EE.UU.) ya no requieren que los solicitantes de primer año presenten puntajes SAT o ACT. «Las pruebas estandarizadas agregan muy poco a nuestra capacidad de predecir el éxito de un estudiante individual en una universidad o colegio» … «He visto patrones claros que, cuando se pesan mucho en el proceso de admisión, las pruebas estandarizadas brindan ventajas de admisión a los estudiantes que ya están ventajoso, incluidos los estudiantes de familias de mayores ingresos «…» Algunos creen que los puntajes de los exámenes estandarizados son simplemente un reflejo del capital social acumulado, más que una medida objetiva de la capacidad o potencial académico de un estudiante «. Public universities to no longer require freshman applicants to submit SAT or ACT scores

Educación 2025: el examen de admisión del futuro (Padres-Cosas # 209)

LT: POR FIN UNA INICIATIVA DISRUPTIVA PARA ATENDER LAS NECESIDADES DE LOS ADOLESCENTES Y LAS REALIDADES DEL MUNDO DEL EMPLEO: SECUNDARIA HASTA LOS 19 AÑOS

El informe de la UCL (University College London) sugiere que una secundaria más amplia y unificada con amplios estudios teóricos y prácticos ayudaría mejor a la transición de los adolescentes a la vida adulta, apoyaría más plenamente las necesidades de transición individuales y ofrecería la opción de una elección más significativa a todos los jóvenes respecto a su ruta futura. El aumento de las oportunidades para tener experiencias laborales durante esta fase ayudaría a los jóvenes a tomar decisiones positivas sobre su futuro basándose en la comprensión auténtica de las diferentes ocupaciones profesionales y técnicas.

Los investigadores también sugieren la reducción del énfasis en la evaluación sumativa a los 16 años (evaluación de fin de secundaria, que define la ruta futura académica o vocacional). Señalan que esa selección a los 16 años podría tener efectos perjudiciales en la participación y el logro de los jóvenes después de los 16 años, ya que los obliga a alcanzar cierto nivel de educación general en un solo punto (16 años) y no cuando están realmente listos.

Si estos cambios entraran en vigor, el informe recomienda que una secundaria ampliada de los 14 a los 19 años que incluya la ampliación de los aprendizajes de una educación general con opciones de probarse en el aprendizaje vocacional. También sugiere que este sistema debe ser atendido por sólidos sistemas de respaldo social y colaboración institucional (de todo tipo de instituciones y empresas).

Nota de prensa http://www.ucl.ac.uk/ioe/news-events/news-pub/jul-2017/new-report-recommends-extending-upper-secondary-education

En FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1237313949702471?pnref=story

Informe completo http://www.ucl.ac.uk/ioe/research/featured-research/14-19-education-training-england/pdf/14-19_education_and_training_in_England.pdf

Harvard y el nuevo curriculo escolar XXI: Empowering Global Citizens: A World Course, Fernando Reimers, Harvard; A Curriculum for Changing the World:PREPARING STUDENTS FOR AN INTERCONNECTED, GLOBAL SOCIETY — STARTING IN KINDERGARTEN Informa Heather Beasley Doyle, 8/5/2017, (escuela de educación de Harvard)

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Soy una estudiante de secundaria. No quiero que termine el aprendizaje en línea.