COMENTARIO A LA COLUMNA “PROPONIENDO UN DEBATE (MÁS ALLÁ DE LOS GESTOS)”

Jaime Saavedra, es hora de entrar al aula, León Trahtemberg, Educador

En la columna “Proponiendo un debate (más allá de los gestos)”, publicada en esta Diario el 4 de marzo, el ministro Jaime Saavedra planteó la necesidad de discutir sobre temas cruciales en el campo educativo.
Una de las aristas decepcionantes a debatir es la de los pobres aprendizajes de los escolares.

Las pruebas ECE, que el ministerio tanto valora y usa para evidenciar la mejora de la calidad de la educación (opinión que no comparto), indican que en segundo de primaria el 50% de alumnos no comprende lo que lee y el 75% no domina la aritmética básica del grado. Asimismo, señalan que en segundo de secundaria el 85% de los alumnos no entiende lo que lee y el 90% no domina las bases de la aritmética del grado.

En suma, los alumnos que tienen dificultades en segundo de primaria agravan su situación con el paso de los años. Por lo que no tiene ningún sentido la enseñanza de historia, geografía, economía o literatura si los alumnos no comprenden lo que leen. Mucho menos estudiar álgebra, física o química si no dominan las bases de la aritmética básica para segundo de secundaria. Es lógico, entonces, que en las pruebas PISA con alumnos de 15 años siempre nos vaya mal.

Sostengo que el reto del próximo quinquenio radica en pasar del contexto al texto. Es decir, pasar de las condiciones favorables que se implementan fuera del aula (infraestructura, presupuestos, mantenimiento, evaluaciones, reparto de materiales, aumentos salariales) al incentivo a la innovación dentro del salón, para que se produzcan mayores aprendizajes, cosa que a todas luces no ocurre.

Un par de analogías pueden ser útiles para explicar el tema. La primera: si se construye una carretera que acerque a la ciudad moderna a una escuela rural aislada, sin que se cambie nada en los temas pedagógicos, aumentará la asistencia de alumnos y su desempeño escolar. Lo mismo si a una escuela le entregan alimentos o instalaciones de agua y desagüe. Esos son factores de contexto facilitadores para mejorar el aprendizaje, aunque tienen como techo principal la calidad del maestro.

La segunda: si un padre violento vive en una casa de esteras y gana un sueldo mínimo, mudarlo a una casa de ladrillos o subirle el sueldo no transformará el vínculo maltratador con sus hijos, el cual tiene que ver con su personalidad y capacidad de establecer vínculos sanos con ellos.

Las analogías con la gestión ministerial radican en que los esfuerzos por mejorar el contexto fuera del aula –vía infraestructura, presupuesto y remuneraciones– tienen como freno y techo la capacidad de los docentes de establecer un potente y constructivo vínculo pedagógico con sus alumnos para lograr que aprendan y disfruten de su experiencia escolar. Para demasiados niños peruanos, ir al colegio o no da casi lo mismo, por sus mínimos aprendizajes.

Hay que alentar la innovación pedagógica y abandonar la suposición de que el ministerio sabe mejor que los propios 100.000 colegios del Perú cómo lograr que los alumnos mejoren sus aprendizajes. En lugar de asfixiarlos con normas obstruccionistas, exigencias curriculares rígidas y obsoletas, capacitaciones insulsas y retrógradas , debe convertirse al Perú en un gran espacio de innovación educativa, usando como pivote y liderazgo a directores escolares bien seleccionados y formados, con crecientes niveles de autonomía para la gestión de sus escuelas.

A la par, aportar recursos y acompañamientos pedagógicos de alto nivel a los colegios para apoyarlos en sus iniciativas innovadoras, rompiendo la obsesión por el entrenamiento para rendir pruebas censales cuyos pobres resultados son previsibles. Basta con tomar pruebas muestrales de cohortes de alumnos conforme avanzan en los grados para producir la información retroalimentadora relevante que las pruebas censales reiteradas en uno o dos grados no aportan.

Este es mi aporte al debate, reconociendo que en el trienio de Jaime Saavedra el equipo ministerial ha acertado en procurar crear condiciones para mejorar la educación, por lo que sería bueno pedirle al próximo gobierno que el ministro se quede en el cargo.

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Artículos previos de Jaime Saavedra:

Proponiendo un debate (más allá de los gestos), por J. Saavedra El Comercio 04 03 2016 La educación es un servicio que necesita de un mayor gasto recurrente, aunque eso implique un importante esfuerzo fiscal.

Empezar a desmitificar al elefante, por Jaime Saavedra Chanduví (El Comercio, 05 02 2016). La reforma no es solo de cambios en estructuras y en incentivos, sino también en cambios de actitud y mentalidad.

Semblanza

DOS SEÑORES EDUCADOS Etiqueta Negra hace una semblanza de dos personajes que hacen noticia reconociendo sus méritos. Un ministro y un gobernador han peleado por rescatar el respeto social por los maestros del Perú. Hoy casi nadie reconoce en la calle al ministro de Educación Jaime Saavedra ni al ex gobernador de Moquegua Martín Vizcarra, dos funcionarios que trabajaron para vencer el estigma latinoamericano de que todo servidor público es tan inútil como

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16 07 2016 Mejorar el currículo escolar y otros retos del sector Educación (El Comercio) –LT: ojalá el Minedu se dé cuenta que el lanzamiento prematuro del tan cuestionado Nuevo Currículo Nacional para aplicarse en el 2017 será una enorme espina irritativa con la comunidad educativa que lo desgastará tanto o más que los conflictos con los maestros– Especialistas recomiendan recoger experiencias positivas de colegios y docentes. Rescataron aciertos de Jaime Saavedra

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15 07 2016 TODOS AQUILATAMOS Y DECIDIMOS, MENOS LOS ALUMNOS. (León Trahtemberg)

El presidente decide y afecta intereses, el juez decide y afecta la seguridad y patrimonio del público, el congresista decide y afecta reglas sociales, el empresario decide y afecta el destino del negocio y los trabajadores, el jefe de admisión decide y afecta a los no ingresantes, el comprador decide y escoge una mejor opción, el médico decide y pone en riesgo la vida y salud de pacientes, el profesor con cada gesto o acción define las huellas que dejará en sus alumnos, el padre o madre deciden todo el tiempo cómo actuar con sus hijos afectando con ello su vinculo con ellos… todo el tiempo todos aquilatamos alternativas, elegimos y decidimos afectando nuestras vidas y las de los demás. Si eso es lo habitual para un ciudadano adulto, ¿cuándo, a lo largo de su vida escolar, los alumnos aprenden a aquiltar, elegir y decidir por sí mismos entre opciones en las que se sienten comprometidos, si toda su experiencia escolar viene hecha y decidida desde fuera, por la ley, reglamentos, currículo, exámenes, tareas, horario, temas de aprendizaje, en cuya definición no participan y se espera que asuman obedientemente? ¿No debería la escuela replantear sus concepciones pedagógicas para que las iniciativas y elecciones de los alumnos sean parte del centro de gravedad de la vida escolar?

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Jaime Saavedra, director de Educación del Banco Mundial, en Uruguay. (09 09 2018) «El aumento salarial a los docentes tiene que atarse al desempeño» (LT: me da gusto que Jaime Saavedra ahora incorpore a sus comentarios aquello que faltó cuando fue Ministro de Educación en el Perú sobre la importancia de las habilidades socioemocionales y la personalización de la enseñanza, que solo es posible si se da a las escuelas autonomía y capacidad para innovar, frente a las estructuras rígidas y uniformes que propone el ministerio y las pruebas censales estandarizadas que contradicen el respeto a las diferencias personales, lo que aparece en estas dos citas): 1) «Por cómo viene cambiando la economía global, por cómo viene avanzando la robotización y la automatización, va a haber un cambio en las estructuras de trabajo y como humanidad nos tenemos que preparar para eso. No está claro cómo van a cambiar, solo sabemos que van a cambiar. La única certeza es la incertidumbre. Y ante eso necesitamos que todos los chicos, reitero todos, tengan las habilidades fundamentales, habilidades socioemocionales». 2) «El profesor tiene que asegurarse que todos aprendan, lo que implica que tu hijo necesita un estímulo distinto que el chico de al lado. Igualdad de oportunidades no significa actuar con todos igual».

Jaime Saavedra refiriéndose a Finlandia (2018): “El sistema desafía muchas premisas de lo que uno esperaría de un sistema exitoso: hay una sola prueba estandarizada al término del segundo ciclo de la secundaria, la jornada escolar es corta, pocas tareas, plan de estudios flexible, profesores con plena autonomía y un gran énfasis en las artes y los deportes. ¡Y funciona!” https://blogs.worldbank.org/education/es/la-senda-del-xito-del-sistema-educativo-de-finlandia

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VIDEO ¿Cómo es el aprendizaje en escuelas de clase mundial? Eduardo Andere (2015) Hace más de diez años, Eduardo Andere comenzó la tarea de visitar escuelas (40 en 7 países renombrados del mundo), conversar con maestros, directores, expertos y estudiantes para comprender cómo es la educación en escuelas de clase mundial. Su recorrido se complementa con el análisis de información estadística y su vasta experiencia en educación y aprendizaje en el mundo. La diferencia entre impactar en la «política educativa» e impactar en «educación» o en «la escuela». Educar más que evaluar. ¿Qué tanto PISA puede medir la calidad de la educación? Lo que PISA no ve… la riqueza del contexto escolar. Sin resolver el problema de pobreza y corrupción, y sin una cultura de trabajo y esfuerzo, sin buenos gobiernos que valoren el aprendizaje, no se puede revertir el impacto de la educación (Libro https://eduardoandere.blog/2015/05/21/como-es-el-aprendizaje-en-escuelas-de-clase-mundial/)

100.000 docentes no cualificados en EEUU: por qué ya nadie quiere ser profesor. Muchos enseñantes estadounidenses ganan un 60% menos que otros profesionales con el mismo nivel educativo. Pero más importante aún que los bajos salarios es la pérdida de respeto social. La paga media de un profesor en EEUU, ajustada a la inflación, en realidad se ha reducido en los últimos 15 años, mientras que los costes del sistema de salud han crecido sustancialmente. The Economist informa de que los profesores ganan el 60% de lo que ingresa otro profesional con una educación comparable. Dado que un 35% menos estadounidenses han estudiado para convertirse en profesores en los últimos años, indica, hay una escasez masiva de profesores, lo que fuerza a las escuelas de todo el país a contratar a más de 100.000 personas que carecen de la cualificación adecuada. De hecho, según el New York Times, es tan difícil encontrar estadounidenses cualificados para las escuelas públicas que muchos distritos están empezando a contratar instructores de países de bajos ingresos, como Filipinas.

Richard Gerver: “Hay demasiadas modas pasajeras en la educación”.Las escuelas se centran demasiado en lo académico. En España o Inglaterra los exámenes son la razón de ser de la escuela. Esto tiene que parar. La educación no va de aprobar exámenes, sino de desarrollar a los jóvenes para que tengan éxito. Los profesores no necesitan los exámenes para eso. Seamos serios. Están evaluando a sus alumnos todo el tiempo. Los exámenes existen porque les gustan a los políticos y los piden los padres. Pero, en realidad, como herramienta, obstaculizan la educación, no la mejoran. La OCDE señala que los países con sistemas que se centran en exámenes son en los que los chicos tienen más dificultades para encontrar un trabajo. Esto se debe a que la educación no está enfocada a su desarrollo, sino a prepararlos para un examen.

Candidatos coinciden en mantener a ministro de Educación (El Comercio 25 03 2016). Pedro Pablo Kuczynski, César Acuña, Reggiardo y Guzmán coinciden en respaldar gestión de Jaime Saavedra:

«Una buena educación como obsesión», por Gustavo Yamada. La inversión educativa de calidad debe empezar desde el nivel inicial, considera el profesor principal de la U. del Pacífico (LT: nuevamente, se demanda más inversión para tener mejores maestros y alcanzar una buena educación, pero ¿qué es esa buena educación?; ¿cómo se expresa en el aula de clases? ¿por qué colegios con recursos y docentes bien pagados no logran que mayoritariamente sus alumnos tengan alto desempeño?)

Francisco Cajiao: Despacio, que voy de afán (El Tiempo, Colombia, 25 de julio de 2016)

El currículo tiene que ser discutido, formulado y asimilado a través de procesos en los cuales participen las comunidades académicas regionales, las asociaciones disciplinares de los maestros y expertos. Esto requiere tiempo. Hay que entender que el currículo no es una acumulación de asignaturas administradas en tiempos limitados para que todos los niños sean capaces de dar cuenta de las mismas cosas enseñadas de la misma forma. Hablar del currículo es hablar del aprendizaje, de las condiciones locales y culturales en que ese aprendizaje adquiere sentido, de la forma en que se debe propiciar el interés por los fenómenos del mundo físico y social, teniendo en cuenta los ciclos del desarrollo. El currículo tiene que ser discutido, formulado y asimilado a través de procesos en los cuales participen las comunidades académicas regionales, las asociaciones disciplinares de los maestros y, por supuesto, expertos con gran capacidad para escuchar y sistematizar. Esto requiere tiempo, como lo han demostrado los países donde el asunto se ha tomado en serio, entendiendo que el currículo no se limita a un conjunto de estándares de competencias, sino que tiene que ver incluso con la identidad nacional. (sigue)

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27/07/2016 (LT: Me resultó increíble encontrar en el otro lado del mundo alguien tan afín a lo que he venido sosteniendo hace meses respecto al currículo nacional y la necesidad de que el alumno disfrute de su vida escolar) Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”. Por Ana Torres Menárguez http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale: «La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos (LT:colegios) todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela? R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber.

¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años? R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas.

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Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

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Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

El 99% de los adultos no ha usado el álgebra para nada en su vida

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?