EL Tiempo 22 02 2014

Décadas atrás, en el Perú se acostumbraba a dividir el currículo escolar de la alta secundaria entre una orientación hacia las ciencias y otra hacia las letras o humanidades. La idea que estaba detrás era que los estudiantes tendrían mayor capacidad o facilidad hacia una y simultáneamente mayores debilidades hacia la otra. Así mismo, se delimitaba la presencia y exigencia de los cursos universitarios de modo que quien llevaba carreras de ciencias casi no tenía cursos de humanidades y a la inversa, los de humanidades apenas llevaban un curso introductorio de matemáticas. Todo esto además en un contexto cultural en el que mayoritariamente los hombres se inclinaban hacia las ciencias y las mujeres hacia las letras, casi como si fueran cuestiones determinadas por el género.

El tiempo ha pasado y las evidencias del mundo académico y laboral han demostrado no solo que hombres y mujeres usualmente son igualmente competentes para cualquiera de las áreas de especialidad, sino que además la división tajante entre ciencias y humanidades cada vez tiene menos sentido,. Actualmente resulta perfectamente razonable que haya, por ejemplo, personas aptas e interesadas a la vez en la física, literatura y música sin que eso implique incoherencia alguna. Sin embargo, los estereotipos académicos siguen siendo fuertes aún y están marcando un declive de las opciones humanísticas en las universidades.

La Academia Americana de Artes y Ciencias publicó recientemente un informe explicando que el estudio de las humanidades en todos los niveles enfrentaba el problema de la falta de lectura, declinante preparación de los profesores de Ciencias Sociales y limitado financiamiento estatal para la investigación y el desarrollo académico en este campo. Por ejemplo el New York Times menciona que la Universidad de Harvard ha registrado un descenso de 20 % de estudiantes de humanidades en la última década, y la mayoría de los estudiantes que culminan su primer título piensan especializarse luego en otra cosa. La crisis económica y las deudas por préstamos estudiantiles alientan a seguir carreras de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas (STEM) no así las humanidades. (Paul Hiebert 2/11/20913 What’s the Economic Value of an Arts Education?)

Se hace necesario reformular el sentido práctico que tienen los estudios de humanidades para que puedan recuperar su lugar en el interés de políticos y estudiantes. El calentamiento global por ejemplo, en vez de ser presentado tan solo como un problema científico es realmente un problema multifacético que requiere ser pensado no sólo desde las ciencias ambientales o química, sino también de la política, economía, psicología, filosofía, antropología, etc.

Pero hay otra dimensión más a considerar levantada por la revista Economic Development Quarterly cuyos autores argumentan que los profesionales dedicados a las artes creativas, música, actuación, etc. pueden producir resultados muy rentables para las empresas que apuestan por la innovación. («Artes y Oficios: crítica a la Innovación Económica » en agosto del 2013)

Encontraron que graduados en ciencias entre 1990-1995 del MSU Honors College que fueron capaces de poner en marcha empresas innovadoras o patentes estuvieron expuestos hasta 8 veces más a las humanidades que la población general. El estudio concluye señalando que es probable que haya una fuerte correlación entre la formación en las artes y el éxito como científicos o ingenieros medido en productos económicamente valiosos, tales como invenciones patentables y la creación de nuevas empresas.

No olvidemos que lo que los empleadores están buscando no es solo un conjunto de habilidades profesionales, algunas de las cuales se pueden aprender en el trabajo mismo, sino más bien empleados que puedan colaborar , pensar críticamente , analizar y ver los problemas desde una multitud de perspectivas diversas; en otras palabras, profesionales capaces de agregarle valor a los hechos, lo cual se cultiva mucho más estudiando humanidades que cuando uno se limita a las ciencias que solo abordan un quinto del conjunto de cualidades requeridas para el nuevo empleo de estos tiempos .

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