El Tiempo 29 12 2013

¿Sabe cuáles son los requisitos para que un alumno pase desapercibido a lo largo de sus once años de vida escolar? Tener notas alrededor de 14-15 y no hacer bulla. Eso le garantiza al alumno que jamás nadie le pregunte ¿cómo estás?; ¿cómo te sientes?. Así el alumno esté con serísimos problemas personales, sociales, familiares, de salud… como no tiene “jalados” y no molesta haciendo bulla, los profesores suponen que debe estar bien.

Por otro lado, ¿cuántos alumnos que están en los primeros lugares con altísimas notas viven con un estrés enorme por la competencia, con úlceras, estreñimiento, dificultad para dormir, conflictos sociales, porque están todo el tiempo en carrera para sacar las mejores notas?

¡Cuánto sufrimiento acumulado en los niños que jamás es detectado por los profesores o padres porque solamente se fijan en sus notas!… Por eso es que un alumno que quiere que le presten atención y hacerse notar sabe cuál es la receta: salir jalado, o hacer mucha bulla y tener mala conducta. En los casos extremos, ser muy díscolo, agredir, robar, drogarse, emborracharse o incluso apelar al intento de suicidio. Todo eso le asegura al alumno que todos los ojos del profesorado caerán sobre él y de paso los de sus padres.

Si tan solo tener buenas notas fuera evidencia de éxito… Pero no lo es. No hay ningún estudio sólido en el Perú (y América en general) que demuestre que hay una relación directa entre las notas escolares y el éxito en la vida universitaria, laboral y familiar. Es más, hay muchas evidencias empíricas de que podría haber una relación aleatoria o inclusive inversa: que el alumno que se preocupa tanto por las notas se vuelve muy complaciente con los mandatos de sus profesores con lo que pierde espontaneidad, creatividad, originalidad, capacidad crítica, capacidad de convivir armónicamente con sus compañeros, etc. que son habilidades decisivas para su éxito futuro.

Desde el punto de vista psicopedagógico se sabe que un alumno orientado hacia las notas, es decir, hacia la recompensa que le dará el profesor por su desempeño, desaparecida la nota reducirá su desempeño, porque desaparecerá el incentivo externo que lo motiva. Es decir, la buena nota será una respuesta a un estímulo del profesor y no de la motivación interna producto del cultivo de la motivación, curiosidad y especialmente el deseo de aprender.

Finalmente, quien es responsable de que un alumno (obligado por la constitución peruana a ir al colegio) saque malas notas: ¿los padres que escogieron (mal) el colegio adecuado para su hijo?; ¿los profesores que son los profesionales de la educación contratados para lograr que los alumnos aprendan lo que manda el currículo oficial?; o ¿los alumnos aburridos y desinteresados porque lo que les hacen hacer en el colegio no tiene para ellos ninguna relevancia?. Lo más sencillo es echar la culpa al alumno porque el sistema no sabe qué hacer para que aprenda. Lo más difícil es ser autocríticos y reconocer que los adultos no sabemos crear las condiciones para que los alumnos se motiven con el aprendizaje escolar.

Dicho todo esto ¿qué valor le dará Ud. papá o mamá a las notas que le traiga su hijo a fin de año? ¿Intentará alguna otra forma de evaluar lo bien (o mal) que anda su hijo o hija, más allá de las notas escolares o se quedará con el termómetro azul y rojo de las notas escolares? Y si es así, ¿le ofrecerá opciones alternativas para cultivar su motivación o tendrá que resignarse a lo que el colegio le programa?

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