Un fuerte editorial del reputado columnista Paul Krugman publicado en el New York Times aboga por la necesidad de tener fuertes servicios estatales de bienestar social financiados por los impuestos de quienes están en la cabeza de la pirámide de ingresos. Señala que acumular excelente educación solo garantiza acumular deudas para adquirir habilidades que el mercado pronto no necesitará, debido al desarrollo de las nuevas tecnologías y formas de automatización. La educación por lo tanto ya no es la respuesta a la creciente inequidad, si es que alguna vez lo fue (lo cual Krugman pone en duda) (Sympathy for the Luddites, June 13, 2013)

Hace recordar que en 1786 los trabajadores textiles de Leeds (Inglaterra) protestaron contra la creciente instalación de las máquinas que estaban reemplazando tareas que solían hacer los trabajadores manuales especializados. En su protesta decían ¿cómo van a mantener a sus familias esos trabajadores despedidos? ¿Qué habilidades van a enseñarles a sus hijos?

Eran preguntas relevantes sobre la mecanización, que en el largo plazo elevó el nivel de vida de la sociedad británica, pero en lo inmediato afectó a miles de familias especialmente de quienes se esforzaron por adquirir las habilidades requeridas por el mercado que devinieron en inservibles.

Krugman se pregunta si estamos viviendo hoy una época similar y qué hacer al respecto.

Hasta hace poco, la clave para lidiar con las mejores oportunidades para lidiar con los cambios tecnológicos en el empleo era adquirir más educación. Pero ahora, eso ya no es la respuesta suficiente. Si bien sigue habiendo una brecha entre los graduados universitarios y los que no son graduados, eso no explica por qué el 1% de la sociedad acumula ganancias mucho mayores que los trabajadores y profesionales altamente educados. Ahora ambos, los calificados y no calificados se encuentran igualmente desplazados y devaluados y adquirir más educación no resolverá el problema porque sistemáticamente la porción de la torta del ingreso que corresponde al capital crece y la que corresponde a remuneraciones decrece, no solo en EE.UU. sino en todos los países industrializados (reportes de OIT).

El The McKinsey Global Institute recientemente ha dado a conocer un informe que señala que una docena de nuevas tecnologías anuncian nuevas disrupciones del mercado y sus convenciones sociales, afectando a trabajadores altamente calificados que han invertido mucho tiempo y dinero en su formación. Menciona que habrá mucha automatización de trabajadores del conocimiento con software haciendo lo que hasta ahora hacen graduados universitarios. Robots avanzados reducirán las necesidades del empleo manufacturero e incluso se reemplazarán algunas profesiones médicas.

¿Quién mantendrá a las familias de los desempleados y familias endeudadas para educar a jóvenes que se califican en áreas que el mercado ya no necesitará? La educación ya no será la respuesta a estas crecientes inequidades.

¿Cuál sería entonces la solución para que se mantenga una sociedad de clase media en la que los ciudadanos tienen una razonable certeza de que podrán mantener una vida decente en la medida que trabajan duro y se mantienen dentro de las reglas de juego sociales? Tener una fuerte red de asistencia social, que no solo garantice el acceso al cuidado de la salud sino también de ingreso mínimo. Y dado el incremento continuo del ingreso hacia el capital en desmedro del trabajo, esa seguridad tendrá que ser pagada por los importantes impuestos sobre inversiones y ganancias.

Krugman dice que puede imaginar que esto acarreará un griterío de los conservadores que denunciarán los demonios del rol del estado en la redistribución, pero lo que no tiene claro es ¿qué proponen como alternativa?

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Los títulos universitarios cada vez importan menos«las personas son las que realmente hacen de Google la empresa que es. Por ello contratamos a personas inteligentes y con determinación, y damos más importancia a la capacidad y aptitud para el trabajo que a la experiencia o los títulos universitarios”. Según Casa, precisamente lo que buscan en un posible empleado son ‘soft skills’. En este caso, tres en particular: liderazgo, habilidades cognitivas (capacidad para discernir y aprender rápido, con una estructura de conocimiento basada en la innovación y la creatividad) y ‘googleyness’, que lo define como “ese no sé qué” que tienen las personas que las hacen diferenciarse de los demás. Es una mezcla de muchas variables, sin una receta exacta, que incluye pasión, trabajo en equipo, interesarse por los demás, ser creativo, ir más allá, ser proactivo, buscar la excelencia. En fin, son esos intangibles que hacen a una persona fundamental en un trabajo. Y agrega que “para Google no importa tanto en qué universidad estudiaste, tu promedio de la carrera o cuántos títulos tengas, sino cómo por medio de tu experiencia académica has podido desarrollar tus atributos”.

Sayōnara, Humans: Japanese Company Replaces Its Workers with AI 34 workers at a Japanese insurance company are being laid off and replaced with an artificial intelligence (AI) system. The AI system will be used to read and understand medical certificates, hospital stays, surgical procedures, and medical history to make a more accurate assessment of payouts. The Nomura Research Institute has predicted that nearly half of Japan’s jobs could be replaced by robots by the year 2035. Led by researcher Yumi Wakao and Oxford University Professor Michael Osborne, the NRI also predicted that 47% of American jobs could be automated and 35% in the UK by 2035.

En 10 años cayeron retornos económicos a la educación (Otro caso en el que se habla de un país (Bolivia) pero podría estar hablándose de cualquiera en América Latina) El investigador del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Fernando Gonzales, utilizando distintas encuestas de hogares y comparando los resultados con varios estudios realizados en Bolivia (que usaron distintas metodologías), encontró que “el retorno medio a la educación en Bolivia ha ido disminuyendo significativamente en el periodo 2005 a 2014”. Gonzales explica que el mercado laboral boliviano está saturado de profesionales, y que muchos “flamantes egresados de universidades e institutos técnicos (educación terciaria) no encuentran trabajos acordes a su profesión y si los encuentran, los mismos son con salarios muy bajos. Todo eso lleva a pensar que continuar estudios superiores es una pérdida de tiempo y dinero”.

La robotización no reducirá el empleo. Demandará cambio en las habilidades de los trabajadores que requerirán un alto grado de imaginación, análisis creativo y pensamiento estratégico . Joseph Pistrui JANUARY 18, 2018 Harvard Business Review