¿Quién crea los nuevos empleos? Los emprendedores, no los profesionales
Los más grandes inventos tecnológicos del mundo moderno de la informática y las telecomunicaciones corresponden a estudiantes que abandonaron las universidades en los primeros ciclos de estudios. Steve Jobs fundador de Apple, Bill Gates y Paul Allen de Microsoft, Jack Dorsey y Evan Williams además de Biz Stone creadores del twitter, Mark Zuckerberg y Dustin Moskovitz entre los creadores de Facebook, que fue enriquecido por el no graduado Sean Parker. Se podría deducir que eso significa que una persona emprendedora y talentosa debiera evitar la extensa vida universitaria (!).
El mundo académico de Estados Unidos es bueno para producir escritores, críticos literarios e historiadores, profesionales, científicos, abogados y profesores. Lo que le falta es producir creadores de empleos. Y estos no son los profesionales tradicionales sino emprendedores de start-ups que abundan por ejemplo en la pequeña Israel, líder mundial en start-ups que se inician inclusive con capitales norteamericanos. (Michael Ellsberg “Will Dropouts Save America?” New York Times, 22/10/2011)
Un análisis de la Oficina Nacional de Investigación Económica de los EE.UU. encuentra que casi todo el nuevo empleo que se crea deriva de los negocios de start ups, que empiezan siendo pequeños por lo que se les confunde en las estadísticas como si fueran pequeñas empresas.
Si las start-ups son los verdaderos motores de la creación de empleos, entonces el sistema educativo está funcionando como un freno, porque desde la educación inicial hasta la educación superior se adquieren muy pocas habilidades o aptitudes claves para el emprendedorismo empresarial, como las de conocer el mundo de la compra-venta, crear y participar en redes de contactos, tener creatividad y tolerancia al fracaso. Todas ellas le podrían ayudar a iniciar un negocio. Veamos:
1). No hay forma de hacer negocios sin alguien que compre o venda. En la universidad aprenden los conceptos del capitalismo o la economía de mercado, pero no cómo comprar o vender.
2). Pocas start-ups despegan sin una amplia gama de contactos, asesores y mentores, potenciales clientes, vendedores de calidad y empleados talentosos. No se aprende a articular esta red a partir de pruebas de selección múltiple en un escritorio. Se aprende fuera de clase, hablando con la gente en primera persona, cara a cara.
3) Las start-ups son emprendimientos creativos por su naturaleza, cosa que no se cultiva en las aulas de clases en las que se mata la creatividad a punta de rendir pruebas sobre contenidos académicos.
4). Emprendedores deben saber sobreponerse a los fracasos. Es una de las constantes de los triunfadores multimillonarios. Sin embargo, nuestro sistema educativo alienta a los alumnos a jugar sobre seguro, no arriesgarse, evitar equivocarse y a retirarse ante los primeros fracasos para no quedar mal ante profesores y colegas.
Es cierto que para ser abogado, médico o arquitecto hay que ir a la universidad. También que hay muchos emprendedores exitosos que tienen grados universitarios. Pero correlación no significa causalidad. No se volvieron exitosos por tener el grado universitario. Los títulos universitarios pueden facilitar el acceso al mercado formal que los demanda, que es el 20% del total. Pero el 80% restante es informal, se basa en recomendaciones, oportunidades del momento, actividades temporales, casualidades, etc. que se dan en un mercado laboral en el que las habilidades callejeras y las conexiones sociales en el mundo real son más importantes que los títulos.
Un perfil similar de exceso de profesionales y falta de emprendedores con fuerte vocación tecnológica lo tenemos en el Perú, por lo que la discusión de tema nos resulta relevante. Por eso es bueno que los peruanos entendamos (igual que los norteamericanos) que no es requisito tener un grado universitario para emprender un negocio ni endeudarse hasta la camisa para pagar los costos universitarios si es que el joven o la joven tienen la personalidad y las habilidades de los emprendedores.
Muchos grandes inversionistas de capitales de riesgo están en la búsqueda de estos jóvenes que abandonan la universidad para empezar a realizar sus ideas de negocios.
No harían mal los padres de familia y estudiantes en pensar en cosas como las que comenta el autor citado. Quizá a más de un joven con habilidades empresariales aprendidas en la calle le sirva de detonante para animarse a hacer un emprendimiento exitoso.
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