En 1983 el psicólogo Howard Gardner de Harvard publicó su teoría sobre las inteligencias múltiples (Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences, 1983) en la que hacía notar que las capacidades mentales de los estudiantes estaban asimétricamente reconocidas y estimuladas en colegios y universidades, privilegiando las inteligencias verbales y matemáticas frente a las otras que quedaban minimizadas o desvalorizadas. Así, el cultivo de las inteligencias espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal, naturalista y existencial ocupaban poco espacio en la formación de los profesores, los libros y currículos escolares, las pruebas de aptitud y conocimientos de ingreso a la educación superior y a los empleos.

En un primer momento, se intentó encasillar las inteligencias en ciertas asignaturas: la verbal en Lenguaje, la matemática en Matemáticas, la espacial en Geometría, la musical en Música, etc. Sin embargo, este enfoque inicial empobrece los aportes de la teoría de Gardner, porque todos los tipos de inteligencias están presentes todo el tiempo y en todas las asignaturas. Es como creer que solo hay creatividad en el arte, cuando la hay en la ciencia, literatura, interpretación histórica, formulaciones matemáticas, manualidades; a la vez puede haber mucha rigidez en el arte. Si el cultivo de las inteligencias queda encasillada en una asignatura, se empobrece y se desperdicia la oportunidad de cultivarla.

Por ejemplo en la revista Science-325 del 4/9/2009 Holden cita al psicólogo David Lubinski explicando que a pesar de la importancia de las ciencias especialmente para los estudios de ingeniería, robótica o astronomía, el desarrollo de las habilidades espaciales ocupa poco espacio en el currículo escolar y en los programas de cultivo de talentos, demasiado apegados a las matemáticas. Con ello desatienden y desperdician las capacidades de más de la mitad de los jóvenes que tienen habilidades espaciales excepcionales que no se expresan en las matemáticas o geometría sino en otras áreas usualmente requeridas por pilotos, cirujanos, ingenieros, arquitectos, escultores, diseñadores y decoradores que tienen que generar, retener, recuperar y transformar imágenes visuales bien estructuradas.

La misma queja la plantea Gardner respecto al arte. El dice que hay razones poderosas para enfatizar el rol del arte en al escuela. Entre ellas que las habilidades artísticas y gráficas que se aprenden ayudan a los alumnos a entender que en base a perseverancia y trabajo continuo se puede mejorar diversas habilidades y que la expresión artística de alto nivel puede proveer de placer a uno mismo y a los demás. Las artes también permiten expresar cosas muy importantes –como una brillante performance de danza- pero que no pueden ser expresados con palabras y permiten explorar de manera única el interior de las personas y civilizaciones remotas, poniéndose en contacto estrecho con los pensamientos y emociones de quienes nos rodean. Tampoco debemos olvidar que los seres humanos han hecho cosas muy terribles, pero también cosas maravillosas, entre ellas las obras artísticas que se han acumulado en diversos países a lo largo de los siglos, gracias a los cuales tenemos testimonios objetivos de la historia de la civilización.
Gardner también tiene sus reparos respecto a la obsesión por mejorar la posición relativa del país en los rankings de pruebas internacionales, ignorando los propósitos más profundos e importantes de la educación nacional.

En lugar de ocuparnos de las pruebas deberíamos ocuparnos del tipo de mentalidades que quisiéramos que se cultiven en nuestras escuelas para que nuestros jóvenes sean exitosos como personas y podamos conformar una sociedad moderna y pujante, que según las experiencias y reflexiones de Gardner debieran incluir las cinco siguientes:
a). Una mente disciplinada, capaz de pensar y desempeñarse apropiadamente en las disciplinas principales.
b). Una mente sintetizadora, que puede sumergirse en el mar de información, decidir cuál es la importante y organizarla de modo que tenga sentido para uno mismo y los demás.
c). Una mente creativa, capaz de generar nuevas interrogantes, producir soluciones novedosas y pensar fuera de lo convencional.
d). Una mente respetuosa, que respeta las diferencias entre personas y grupos, trata de entenderlas y trabajar productivamente con ellas.
e). Una mente ética, que más allá de los intereses egoístas piensa sobre la calidad de trabajador que uno aspira a ser y el tipo de ciudadano que uno debería ser.

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“Curiosity is, therefore, strongly correlated with intelligence. For instance, one longitudinal study of 1,795 kids measured intelligence and curiosity when they were three years old, and then again eight years later. Researchers found that kids who had been equally intelligent at age three were, at eleven, no longer equal. The ones who’d been more curious at three were now also more intelligent, which isn’t terribly surprising when you consider how curiosity drives the acquisition of knowledge. The more interested and alert and engaged you are, the more you’re likely to learn and retain. In fact, highly curious kids scored a full twelve points higher on IQ tests than less curious kids did.” – Amanda Lang, The Power Of Why: Simple Questions That Lead to Success (2012, Pag 13) En 10 Quotes to Inspire Innovation in Education