¿De qué se gradúan?

Padres y educadores se quejan que no es bueno para sus hijos que asuman prematuramente conductas adultas como la de usar cosméticos, ropa sensual, iniciarse en las apuestas y el consumo de tabaco, alcohol, drogas, vida sexual, trasnocharse, ir a bares, y demás. Para prevenirlo hay que educarlos para que aprendan a aceptar de buena gana que les digan “no”, es decir, a esperar y postergar la ansiedad por la satisfacción inmediata de cualquier capricho ó placer con algún consumo material.

Suficiente investigación ya existe demostrando que los niños que aprenden a esperar, a contener su ansiedad por satisfacer de inmediato sus deseos y antojos, a ser autodisciplinados, son los que desarrollan personalidades más sólidas y mayor resistencia a las inevitables frustraciones de la vida.

Curiosamente las mismas familias e instituciones que lamentan esta aceleración de las vivencias, actúan precisamente para favorecerlas.

Ejemplos abundan pero aprovecharé uno clásico del fin de año: las ceremonias denominadas “graduación” escolar, en las que los alumnos inclusive usan togas y birretes. ¿De qué se gradúa ese escolar, que apenas ha completado la escolaridad básica como millones de sus coetáneos en el planeta? ¿Qué grado obtiene quien egresa del colegio sin saber hacer nada para ganarse la vida, y que tan solo aprendió a contestar unas preguntas -a veces bien estúpidas- de entrevistadores o pruebas de ingreso que lo conducirán a la educación superior?

Entiendo que se quiera despedir a los alumnos que egresan de la secundaria en una “ceremonia de culminación de la vida escolar”, porque luego de varios años de crianza abandonará el espacio escolar para siempre. Pero transformar esa despedida en una graduación, implica quemar la etapa por la cual el estudiante primero debe cursar la educación superior y luego, gracias a su investigación ó tesis, obtener un grado académico o profesional que va de la mano con esa vestimenta especial.

Por si fuera poco, el show para padres ansiosos produce graduaciones con togas que convierten en universitarios a niños que apenas terminan la educación inicial.
Estimados padres, la coherencia resolvería varias quejas por las conductas de agrandados que asumen sus hijos menores.