Al terminar una reciente conferencia en un colegio a la que asistieron padres y profesores para conversar sobre disciplina y valores, pregunté a los asistentes ¿cuántos de ustedes tuvieron su teléfono celular apagado durante estas 2 horas? Aún si algunos padres no fueron muy sinceros en sus respuestas, cerca de la mitad dijo que lo mantuvieron encendido, algunos con volumen y otros en modo silencioso.

Les pregunté si ellos esperarían que sus hijos tuvieran apagados sus celulares en las clases escolares. Muchos quedaron paralizados. Esta simple pregunta los confrontó con sus deseos de que sus hijos o alumnos –nacidos en la era digital- fueran más fuertes y auto disciplinados que ellos, que pese a su mayor edad y madurez se muestran incapaces de postergar la curiosidad o ansiedad que les genera perderse algún mensaje en el momento mismo que ingresa a su celular. Eran incapaces de tolerar la frustración de estar desconectados por unas horas. No quiero imaginar cómo serán sus paseos o cenas familiares y hasta qué punto existen en sus casas los “espacios libres de celulares”.

Pero los celulares son solo un detalle. Pensemos en la conexión constante a la computadora, la reducción en la vocación por leer para darle preferencia a la televisión o internet, e incluso en no pocos casos el gusto por fumar, tomar o medicarse en padres o profesores que a sus alumnos les transmiten el mensaje de la abstinencia.

La verdad de las cosas es que no solamente los niños y jóvenes están fuertemente impactados en sus intereses y actividades por los códigos de comunicación del mundo interactivo digital y por la dificultad de postergar los placeres inmediatos que trae el fuerte consumismo material, sino también los profesores y padres.

Siendo así, si el modo tradicional de dar clases a los alumnos con libros, cuadernos, plumón y pizarra los aburre soberanamente y desconecta mentalmente del tema tratado, sin que penetren a su vida ni se conviertan en habilidades los contenidos tratados en clase, lo mismo ocurre con padres y profesores que asisten a conferencias. Sus mentes de oyentes pasivos se activan muy poco y se retiran de ellas llevándose muy poco para pensar y apropiarse para usos ulteriores.

Conciente de eso, en los últimos meses he estado ensayando un nuevo estilo de encuentros con profesores y padres, con materiales diseñados para potenciar la atención y actividad mental durante la conferencia. Ya no se trata de hacer que los padres o profesores se limiten a escuchar al expositor, o eventualmente mostrar algunas oraciones de soporte en un power point, sino de involucrarlos en una experiencia audiovisual innovadora que se conecte con sus realidades cotidianas y a partir de eso les ayude a hacer suyo aquello que inicialmente les resultaba externo.

No se trata de dar recetas o recomendaciones, sino de hacerlos partícipes de una experiencia en la que básicamente podrán adquirir criterios para luego aplicarlos cada uno a su realidad y circunstancias particulares. Para ello resultan muy útiles algunos materiales audiovisuales con analogías que parten de mensajes publicitarios híper estimulantes, experimentos y simulaciones físicas, la conducta de animales, extractos de películas muy reveladoras, e inclusive pasajes humorísticos, que a la par que causan gracia ayudan a incorporar con menos defensas los conceptos en discusión. De este modo, temas como la indisciplina, los valores, el bullying, la temprana iniciación sexual, la violencia, el consumo de drogas, la depresión, la falta de dedicación al estudio, la ansiedad de los padres “metiches” y tantos otros temas, se vuelven más comprensibles y accesibles.

Este verano ofreceré algunas de estas conferencias a pedido de algunos colegios. A los lectores de mis columnas que tengan interés los invito a informarse a través de mi página página Web específicamente en los links

http://www.trahtemberg.com/articulos/1459-capacitaciones-y-conferencias-vacaciones-2010-.html y

http://www.trahtemberg.com/articulos/1462-capacitacion-verano-2010-para-padres-y-profesores-.html

En suma, si los padres y profesores queremos conectarnos con nuestros hijos y alumnos en términos más efectivos, tenemos que apelar a modalidades de trabajo sustancialmente diferentes a las que regían el siglo XX. Han cambiado los conceptos de comunicación, autoridad, interacción social entre pares; la globalización y tecnología han reducido los espacios y plazos de modo dramático, la violencia y el abuso campean por las calles, y todo ello ha hecho de la crianza de los niños y la educación en general una tarea de complejidad creciente con la que tenemos que lidiar. Pero no tendremos éxito si seguimos apelando a las herramientas y mensajes del siglo XX y olvidamos que tenemos que preparar a nuestros jóvenes para el futuro y no para el pasado.

Elisa Galvez (Directora de Nivel I del Colegio Áleph) nos invita a entender el concepto de disciplina y su relación con la identidad y autonomía de niño. https://www.facebook.com/colegioaleph/videos/1807559385928127/

“Hay que recuperar la disciplina y la autoridad en la escuela” La exasesora en educación del Gobierno sueco Inger Enkvist se posiciona en contra de las nuevas metodologías educativas (LT: la pregunta es a qué le llama disciplina y a qué le llama aprender, dentro de una visión de una escuela orientada a la formación ciudadana)

Decálogo de los errores más comunes que cometes a diario en la educación de tu hijo. Rossel Aparicio 10/02/2019

NYT: Cómo establecer límites en una pandemia. Podría parecer extraño responder a una mala conducta con un gesto de apoyo o empatía, pero en este momento los niños necesitan mucha más compasión que nunca.