El Ministerio de Educación en los últimos cinco años ha entrado en la era de las pruebas estandarizadas nacionales, inspirado por lo que hacen los países europeos y americanos como EE.UU., Canadá, Costa Rica, Colombia, Brazil y Chile. Se trata de establecer contenidos y competencias que todo joven escolar o egresado debe dominar (estándares de contenido) y de tomar pruebas nacionales que permitan apreciar cuánto rinde cada alumno y colegio (estándares de rendimiento). También permite apreciar qué tal les va a los alumnos de cada profesor, lo que de facto se convierte en una evaluación de la capacidad de los profesores de lograr que los alumnos aprendan los contenidos estandarizados.
Hay mucha bibliografía escrita en favor de esas pruebas. Menos conocida es la bibliografía que más bien objeta parcial o totalmente a esta manera de evaluar la calidad de la educación o aunque sea el rendimiento de los alumnos (que no es lo mismo).
Una de las autoras de esta última corriente es Linda Mc Neil del Centro para la Educación de la Universidad de Rice en Houston, Texas, quien publicó el libro “Contradictions of School Reform: Educational costs of Standarized Testing” (New York, Routledge, 2000).

Mc Neil estudió el efecto que tuvo en tres colegios de excelencia de Houston, -que tenía egresados que solían ser muy exitosos-, la obligatoriedad de aplicar estandares educacionales para lograr una mejor contabilidad de resultados.
Encontró que esto mermó la enseñanza de los profesores y amplió la brecha social en cuanto a rendimiento de los alumnos. Este giro del control pedagógico profesional de la escuela al control de tipo administrativo empresarial por parte de los funcionarios educacionales estatales le hizo daño a estas escuelas, incrementando el poder de las burocracias centrales sobre las autoridades educacionales de las propias escuelas.
Ocurre que cuando lenguaje de la contabilidad educacional domina las conversaciones entre los hacedores de políticas, los puntajes de los alumnos en las pruebas se convierten en la medida del desempeño de los profesores y directores. Los indicadores de la verdadera calidad se estrechan hacia aquellos datos que pueden ser recogidos y medidos. Cualquier efecto no capturado por estos puntajes de los tests son vistos como anecdóticos más que como datos útiles y son descartados por inconsistentes.
Los alumnos con desventajas sufren el efecto desvastador de la estandarización. Se diseña el currículo específicamente con contenidos muy bássicos y remediales para darle a los alumnos “algo para aprobar”. Los profesores asumen una enseñanza defensiva. Simplifican los cursos, reducen la variedad de las fuentes de información y trivializan la relación con los alumnos.
Mc Neil cuestiona el mito de que el currículo orientado a las puebas estandarizadas elevan el piso del rendimiento académico de los estudiantes. Encontró en los colegios investigados que esto favorecía el afloramiento de los malos profesores, que se limitan a enseñar lo más básico, perdiendo los aportes de los que son capaces los mejores profesores, que dominan a fondo sus temas, porque se ven obligados a divorciar su conocimiento mas amplio de lo que le es exigido enseñar para estas pruebas.
En la práctica este sistema magnifica las inequidades porque el esfuerzo concentrado por elevar los puntajes lleva a focalizarse solo en lo que pide la prueba, abandonando el aprendizaje más amplio y potente.

La inflación en los puntajes en las pruebas estandarizadas mediante una mayor concentrración en la preparación para estas pruebas daría la impresión que la enseñanza y el aprendizaje están mejorando en colegios con poblaciones minoritarias, cuando en realidad pueden haberse afectado en el intento de elevar los puntajes.
La inversión en costosos sistemas de evaluación, diseño de pruebas, contratos para aplicarlas, entrenamiento de profesores y administradores para aplicarlos, seguridad, rediseño de la currícula en dirección de las pruebas, producción de materiales preparatorios, sirve para centralizar el poder de los funcioanrios políticos sobre la educación y enganchar la educación privada con el comercio privado.
Mc Neil sostiene que la estandarización, cuando se usa para inducir a una mayor contabilidad educacional en un sistema altamente centralizado, perpetúa la inequidad canalizando dinero, tiempo y esfuerzos para mantener el sistema de mediciones en lugar de aliviar las inequidades.

REFLEXION

Sin duda nada es blanco o negro y cada sistema de enseñanza y de medición tiene sus fortalezas y debilidades. La pregunta central es cómo aprovechar las bondades de las pruebas pero sin caer en los vicios que terminan afectando aún más a nuestra ya frágil educación peruana. Ese es el reto que tiene que encararse antes de instalar oficialmente el sistema de pruebas estandarizadas.

La Universidad de California ya no considerará los puntajes SAT y ACT. Si los estudiantes envían los puntajes, los que revisan las admisiones no los verán en las aplicaciones. Lo mismo ocurre cada vez con más universidades en Estados Unidos

El Papa pide una educación que no se mida por superar “pruebas estandarizadas”.El Papa ha pedido ir más allá de “simplificaciones aplanadas sobre la utilidad” al reclamar un sistema educativo que no mida su éxito solo al superar “pruebas estandarizadas” sino por las garantías que ofrece como “antídoto” a la cultura individualista. …“Hoy se requiere la parresia necesaria para ir más allá de visiones extrínsecas de los procesos educativos, para superar las excesivas simplificaciones aplanadas sobre la utilidad, sobre el resultado “estandarizado”, sobre la funcionalidad y la burocracia que confunden educación con instrucción y terminan destruyendo nuestras culturas; más bien se nos pide que busquemos una cultura integral, participativa y multifacética”, ha agregado. …Y ha asegurado: “El valor de nuestras prácticas educativas no se medirá simplemente por haber superado pruebas estandarizadas, sino por la capacidad de incidir en el corazón de una sociedad y dar nacimiento a una nueva cultura. Un mundo diferente es posible y requiere que aprendamos a construirlo, y esto involucra a toda nuestra humanidad, tanto personal como comunitaria”. …“Educar es siempre un acto de esperanza que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en otra lógica distinta, capaz de acoger nuestra pertenencia común. Si los espacios educativos hoy se ajustan a la lógica de la sustitución y de la repetición; y son incapaces de generar y mostrar nuevos horizontes, en los que la hospitalidad, la solidaridad intergeneracional y el valor de la trascendencia construyan una nueva cultura, ¿no estaremos faltando a la cita con este momento histórico?”, se ha preguntado el Papa.

“En la evaluación, la LOMCE ha sido un obstáculo en el camino que se había emprendido” Paco Luna, experto en evaluación de Euskadi, sobre sus límites y sus posibilidades. Estas evaluaciones son técnicamente potentes, pero tienen limitaciones. Una muy fuerte es cuando se llega al nivel de resultados de alumnos. En ocasiones, los que estamos en este campo actuamos con una cierta arrogancia técnica, pensando que nuestros instrumentos son capaces de describir mejor la situación de aprendizaje de un centro que las pruebas que hace el propio centro. Es cierto que hay quejas en ese sentido, pero está muy relacionado con dónde sitúas la evaluación. Si lo haces como referencia única de un centro, entonces es normal que se pongan nerviosos, porque les estás dando una única fotografía que tienen que trasladar a las familias. Pero si les garantizas que es una información interna, sin rankings ni difusión de esa información, y que tienen autonomía para actuar a partir de esos resultados, no tiene por qué ser así. Si es una información complementaria periódica para compararte con otros centros y puedes analizar qué cambiar, estas evaluaciones aportan información y no tienen por qué ponerte demasiado nervioso porque no tienen consecuencias directas ni en el sueldo ni en los resultados académicos; es una información más para la toma de decisiones.

Las universidades públicas (EE.UU.) ya no requieren que los solicitantes de primer año presenten puntajes SAT o ACT. «Las pruebas estandarizadas agregan muy poco a nuestra capacidad de predecir el éxito de un estudiante individual en una universidad o colegio» … «He visto patrones claros que, cuando se pesan mucho en el proceso de admisión, las pruebas estandarizadas brindan ventajas de admisión a los estudiantes que ya están ventajoso, incluidos los estudiantes de familias de mayores ingresos «…» Algunos creen que los puntajes de los exámenes estandarizados son simplemente un reflejo del capital social acumulado, más que una medida objetiva de la capacidad o potencial académico de un estudiante «. Public universities to no longer require freshman applicants to submit SAT or ACT scores

Todo lo que no miden los tests escolares