Ese es el título del discurso del presidente Oscar Arias el 18/4/2009 en la Cumbre de las Américas realizado en Trinidad y Tobago, publicado en La Nación y que merece ser comentado.

 

Empieza cuestionando la culpabilización que hacen los latinoamericanos a los EE.UU. por nuestros males. América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos, aunque supo sumarse a la Revolución Industrial nacida en Inglaterra, de la que América Latina se mantuvo al margen.

 

Hasta 1750, casi todos los americanos del norte y del sur eran igualmente pobres. Hace 50 años México era más rico que Portugal, Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que Corea del Sur y Honduras superaba a Singapur, que hoy llega a US$40.000 por habitante.

 

¿Qué hicimos mal los latinoamericanos? Primero, nos quedamos en una escolaridad de 7 años, escasa culminación de secundaria y alta mortalidad infantil. En cambio en los países asiáticos los alumnos llegan al menos a 13 años de escolaridad, más del 90% egresan de la secundaria y tienen menos de 10 niños muertos por cada mil nacidos (la quinta parte de Latinoamérica). Nuestra carga tributaria es del 12% del PBI promedio, menos de la mitad de los países desarrollados que les cobran más impuestos a los ricos.

 

En 1950, los norteamericanos ya eran cuatro veces más rico que los latinoamericanos. Hoy son hasta 20 veces más ricos. Además, América Latina gasta $50.000 millones anuales en armas y soldados ¿para pelear contra quién? No logramos visualizar que nuestro enemigo es la falta de educación, el analfabetismo, la falta de infraestructura de caminos, carreteras, puertos, aeropuertos, la falta de gasto en la salud y en evitar la degradación ambiental.

 

Tenemos que aceptar aquello en lo que casi todos coinciden: el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías y cuál es el mejor “ismo” (capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI que es el pragmatismo. Interpretando a Arias, tal como vamos, no somos viables.

Y todo eso solo es responsabilidad nuestra.