Mesa redonda: Lorena Alcázar (Investigadora principal de Grade) ; Martín Oré (Jefe de la Unidad de Promoción Docente del Ministerio de Educación); Luis Muñoz (Subsecretario general del Comité Ejecutivo Nacional del SUTEP); León Trahtemberg (Educador)

Una forma de contribuir con la permanente evaluación de la educación en todos sus niveles en el país y para buscar nuevas fórmulas que permitan educar de manera eficiente a nuestra niñez y juventud, Correo publica la mesa redonda “La educación pública en el Perú”, en la cual prestigiosos invitados nos dan una visión integral del problema educativo, que sin duda merece especial atención.

Correo: ¿Cómo mejorar la educación en el Perú?

Lorena Alcázar (LA): Todos sabemos que el principal problema es de calidad y de inequidad, porque la cobertura ya no es tanto un problema. Hay un problema serio de calidad, como se muestra en los resultados de las pruebas que se han tomado, y de inequidad, porque las diferencias entre lo urbano y lo rural son enormes. Habría que poner énfasis en la educación rural. Creo que hay un tema que ha salido bastante claro de un estudio reciente del Banco Mundial: la falta de estándares.
En general, se requiere de nuevos currículos articulados y claros, pero más allá de los currículos se encuentra que no hay definición de estándares específicos. Por ejemplo, respecto de la lectura, el estudio del Banco Mundial mostró resultados muy interesantes: los propios docentes no tienen una claridad de estándares específicos que quieren cumplir.
Otro tema importantísimo de la educación pública es el de los recursos, que además de insuficientes creo que son muy ineficientes. Estoy totalmente de acuerdo, y de hecho está demostrado, en que la salud y la nutrición son fundamentales y que los niños llegan en situación de desventaja y no van a aprender si no están nutridos. Esa es una verdad definitiva y por eso la importancia de hacer programas articulados entre educación, salud y nutrición.

Luis Muñoz (LM): Creemos que vamos a mejorar la calidad de lo que llamamos un proyecto educativo nacional. De otro lado, dentro de esa visión integral requerimos afirmar el rol central del Estado como un ente planificador, no solamente garante y regulador, de tal modo que no convirtamos a la educación en un servicio que esté sujeto a las reglas del mercado, sino que pueda ser garantizado a toda la ciudadanía. En esta visión de replanteamiento, de redefinición de roles, creo que también es fundamental atender otros factores como el problema del presupuesto. Puede haber grandes proyectos y buenos programas, pero lamentablemente si no asumimos esa exigencia colectiva, nacional e internacional, de que la inversión se convierta en prioridad, creo que no vamos a hacer mucho en materia de cambios en el país.
En cuanto a los docentes, creemos que es urgente replantear la política de formación profesional inicial y continua. Creo que hace falta superar esa política coyunturalista y cortoplacista y definir la inversión privada en educación. Hemos dado prácticamente carta libre a la fábrica de docentes y de eso creemos que debemos ser autocríticos todos los sectores. Hoy día tenemos esa gran fábrica de profesionales que ha generado cerca de 120 mil maestros desocupados.

Martín Oré (MO): El tema es muy sugerente y podemos iniciarlo desde algunos niveles de consenso sobre lo que hasta acá se ha dicho y sobre el tema de que partimos de una situación que todos reconocen crítica en el sector educación y en la educación nacional en general. ¿Qué tipo de educación queremos, es decir, qué tipo de producto queremos? ¿Qué tipo de jóvenes o niños queremos formar para este siglo XXI? Y también debemos decir que este sistema que hoy tenemos, tal como está estructurado, desde el profesor, desde la UGEL, desde el Ministerio de Educación, no nos sirve para esa transformación que queremos en este momento. Ese es un elemento que me parece sumamente importante. El Grade tiene una virtud: que convoca a gente importante.
Acá se ha hablado de inequidad, se ha hablado de zonas rurales y… ¿qué nos dicen los datos sobre este tema en el Perú? Entre 1980 y 1990 el gasto social cayó del 4.6% al 2.8% del PBI, cayó más de la mitad, y acá estamos hablando entonces de salud y de educación, de jóvenes y niños con menos condiciones para aprender. Y de ahí podemos ir a otro elemento que se discutió en esa reunión: que es muy difícil cambiar la educación si se mantiene ésta como sectorial.
Entonces, el tema del aprendizaje está muy vinculado hoy en día al tema de salud, de nutrición. Está demostrado que si de repente tenemos niños muy desnutridos, no solamente en las zonas rurales sino en las zonas urbano-marginales, el problema no sólo va a ser de profesores.

León Trahtemberg (LT): Yo creo que el primer gran problema de la educación peruana es que no tenemos buenos diagnósticos. Casi todos los diagnósticos y los líderes de opinión desde la época de Velasco tienen una visión estatista, socialista, cuyo elemento central de análisis es que el derecho de los maestros está por encima de cualquier otro.
Es esencial formular una visión del sistema educativo en la cual los derechos de los niños de estar en manos de buenos maestros sean el primer derecho del sistema, junto con el derecho de los padres de escoger en qué colegios y con quiénes quieren que sus hijos se eduquen. La mayoría de los diagnósticos y propuestas existentes parten del principio de que no hay que hacer nada que moleste a los maestros, especialmente al sindicato.
Creo que otro componente es que la escuela peruana debería convertirse en un gran laboratorio de creatividad. Yo convertiría al Perú en un gran laboratorio de experiencias educativas y, mientras tanto, yo lo que haría sería una moratoria curricular, es decir, metan todos los currículum al cajón.
El otro es el tema del financiamiento. Nunca va a alcanzar la plata para todo lo que se necesita, entonces, hay que usarla con creatividad. En mi opinión, si la educación primaria y secundaria es gratuita, obligatoria y demás, tiene su sentido, pero no encuentro ningún sentido a que por definición la educación superior tenga que ser gratuita.
El asunto, que tiene que ver con el financiamiento, es que además de los créditos educativos tienen que haber fondos concursables. Quiere decir que no se entreguen a ciegas los recursos a las universidades públicas o institutos, sino que tiene que haber una cantidad creciente de recursos que se subasten en función de los mejores proyectos que beneficien al país.

Correo: ¿Es necesaria la estabilidad laboral absoluta en el magisterio?

LA: Independientemente de lo que diga la ley, que efectivamente la estabilidad laboral no es absoluta, en la práctica ocurre que se ha dado. Sería cuestión de preguntarse por qué, pero el hecho es que se da, incluso no solamente en los colegios públicos tradicionales.
Lo que a mí me parece seriamente preocupante y grave es esta estabilidad en la plaza, eso me parece difícil de entender y causante de una serie de problemas serios para la educación. Aceptamos que hay cierta estabilidad, pero ¿por qué tendría que haberla en la plaza?
Los problemas de la educación rural en parte están explicados por esta estabilidad, porque los docentes no pueden tener movilidad de una zona a otra. Otro tema relacionado a la estabilidad es el tema del desempeño. Creo que por causales graves no habría mucho que discutir, sería cuestión de simplificar los procesos.
Hay esta reticencia de parte de los docentes, la que me parece válida, pero el tema de la evaluación, si bien podríamos estar de acuerdo conceptualmente, lo veo bien complicado en la práctica. Habría que ser creativos para pensar en formas de evaluar que sean viables.

LM: En alguna medida ya se ha hecho referencia a un mito que han creado algunos sectores con una falacia de autoridad. Se han atribuido esa autoridad para hacer creer que en la Ley del Profesorado hay estabilidad absoluta. No hay tal estabilidad absoluta. La estabilidad es relativa.
Entonces, el haber presentado como que eso existe, simple y llanamente tenía otro objetivo: tratar de generar ciertas condiciones de precarización del trabajo docente para afectar, así como la estabilidad, las condiciones de la seguridad, de la salubridad, entre otras, que son condiciones básicas que también deben tener todos los trabajadores.
Por consiguiente, creemos que sí debe seguir existiendo la estabilidad laboral y sobre esa base, claramente establecida en la Ley del Profesorado, las circunstancias, las condiciones, en las que el maestro pierde su estabilidad.

MO: El tema de la estabilidad laboral absoluta yo creo que nadie lo comparte, ni la propia Ley del Profesorado. Y hay que hacer algunas precisiones. Siempre he escuchado que no se puede sacar a un profesor que comete una falta grave, que acosa o que viola, que rompe determinadas normas éticas, y que, por tanto, tiene estabilidad absoluta. Pero, si se lee con atención la Ley del Profesorado, hay un acápite dedicado a sanciones. El 119 dice que la estabilidad en el servicio se pierde por las causas siguientes: por sentencia judicial ejecutoriada por delito común, por sanción de separación a través del proceso administrativo.
O sea, ese es un mito, como hay muchos mitos en la educación. Sí se puede sacar a los maestros. Otra cosa es la evaluación. Si uno pregunta a los diferentes actores, a los padres de familias, a las ONG vinculadas al tema educativo, a dirigentes sindicales como Olmedo Auris, a intelectuales, todos van a concordar en que es necesario evaluar. Estas evaluaciones se dan en todos los países de América Latina que pugnan por mejorar la calidad de la educación; Cuba, entre otros.
No por algo Cuba está, de acuerdo con los resultados *PISA, en los primeros lugares en comprensión lectora y en matemáticas, y ahí se evalúa permanentemente a los docentes. Efectivamente, en Cuba el docente que no acredita un adecuado desempeño deja la función docente y pasa a cumplir otras funciones en el mismo proceso educativo.

LT: Yo no estoy de acuerdo con la estabilidad laboral absoluta, porque dentro de la visión de que el eje de referencia es el alumno y éste tiene derecho a estar en manos de un buen profesor, alguien tiene que evaluar al profesor para ver si efectivamente es bueno. Si el profesor es bueno, en buena hora que ascienda, que mejore, que gane más y demás. Pero, ¿qué pasa si el profesor es malo?, ¿qué pasa si el profesor es incapaz de promover los aprendizajes de los alumnos?
Entonces, ese maestro debe ser evaluado y si no está en condiciones de ejercer adecuadamente la docencia, tiene que ser retirado. Ahora, los mecanismos para retirarlo se pueden discutir. Por ejemplo, la propuesta de la ley de que tiene derecho a dos evaluaciones y si no se recupera tiene la posibilidad de reciclarse, de estudiar, de ir a la universidad.
Pero la pregunta en última instancia es: ¿si el maestro no supera las evaluaciones establecidas se queda porque por ley tiene que quedarse o se va porque ha demostrado que no está calificado profesionalmente para la función que se le está encargando? En mi opinión, tiene que haber un límite a las oportunidades que tiene el maestro de quedarse como maestro.
La ley dice que puede haber sanciones, pero de facto eso no existe y lo que sí existe, que es la estabilidad en la plaza, cargo y grado, es absurdo. Ese es un absurdo del tamaño del Estadio Nacional.