El educador León Trahtemberg detalló en el programa La Ventana Indiscreta su plan de moratoria curricular para rescatar a la educación peruana de la grave crisis que atraviesa desde hace muchos años.
TRAHTEMBERG Y EL NIVEL DE LA EDUCACIÓN ACTUAL: «Todas las pruebas hasta quinto de secundaria muestran que los objetivos de matemática y lenguaje de los grados no se logran al nivel de casi 90% de los estudiantes. Entonces, no tiene sentido hacer de cuenta que están estudiando historia o literatura cuando no entienden lo que leen».

Entrevista Cecilia Valenzuela / agenciaperu.com

En tus últimas crónicas planteas cosas muy interesantes y radicales para revertir este proceso de devaluación en el que se encuentra la educación en nuestro país. Has propuesto que el 2007 sea un año en que toda la educación pública pare para estudiar sólo lenguaje y matemáticas, porque si alguien no sabe leer no sirve de nada que estudie historia o literatura, y si uno no sabe multiplicar o dividir no sirve de nada que estudie física o química. ¿Por qué es tan urgente?
Todas las pruebas nacionales e internacionales que se han tomado del desempeño de niños y jóvenes peruanos, muestran que no más del 15% de los niños logran dominar los objetivos de lenguaje y matemática de su grado. Eso quiere decir que vienen mal preparados desde el primer grado, y que llegan mal a la escuela en general desde antes de la primaria, por lo que cuando los evalúas en segundo grado te das cuenta que están muy mal. Todas las pruebas hasta quinto de secundaria muestran que los objetivos de matemática y lenguaje de los grados no los logra casi el 90% de los estudiantes. Entonces, no tiene sentido hacer de cuenta que están estudiando historia o literatura cuando no entienden lo que leen. Lo que yo he planteado son dos cosas: la primera es hacer una moratoria curricular para que durante todo el año 2007 se enseñe sólo comprensión de lectura y a multiplicar y dividir en todos los grados. Previamente, en lo que queda del 2006 y en el verano del 2007, capacitar a todos los profesores, independientemente del curso que enseñen, en lenguaje y matemáticas, para que primero ellos estén en condiciones de enseñar y lo hagan bien en el 2007. Luego tomar pruebas a principios, mediado y finales de año. Sólo en aquellos grados en los que los alumnos muestren suficiencia en lectoescritura y matemáticas, podrán en el año 2008 retornar a los programas curriculares habituales.
El otro aspecto es que en el mundo moderno lo mínimo que todo joven tiene que saber para poder interactuar con el ambiente es lenguaje, matemáticas, informática e inglés. Si lográramos hacer una revolución educativa, por la cual en este quinquenio todo joven que termine la escuela supiera esos cuatro cursos, esos chicos se podrían desempeñar sin ningún problema en cualquier empleo de mando medio por lo menos, que exige el mundo moderno. Además podrían desplegar sus capacidades de manera independiente para poder avanzar, cada uno de acuerdo a su capacidad, y llegar con eso a la educación superior.
Cuando yo planteo esto me preguntan por los valores, la educación familiar o la Historia del Perú. Lo que no siempre se entiende es que cuando enseñas lenguaje no hay ninguna contradicción con el hecho de que los textos, sobre los cuales vas a leer y discutir, tengan contenidos de historia, geografía o discusiones sobre valores. Pero el principal valor que necesita el Perú es dejar de engañarnos, sincerar la educación y la política, tomar conciencia de que estamos muy mal y la única manera de corregir lo que está mal es confrontarte con la realidad de los hechos, y la realidad es que para muchos chicos del Perú, ir o no ir a la escuela da casi lo mismo.

Leía un comentario tuyo tremendo: «La educación pública en el Perú pasó de igualadora de oportunidades a perpetuadora de diferencias», «más que una promesa es una condena». Cosa tan terrible pero a la vez tan cierta porque los chicos que van a las escuelas públicas no pueden luego acceder a las universidades y tampoco al desarrollo.
Hay una doble o triple manifestación de esta condena. Por un lado, quien accede a la educación privada de calidad, que es una parte de la privada, entra en una especie de circuito de bienestar porque llega de una educación inicial con mejores condiciones para aprovechar la primaria y la secundaria, y sigue con todas las ventajas para ingresar a la universidad, e irse al extranjero o conseguir trabajo en el Perú. Entra al circuito de la riqueza.
Dentro de la educación pública hay dos subcircuitos: las gentes de clases medias urbana que tiene la suerte de ir a un colegio público urbano de Lima o provincias, donde todavía se junta lo mejorcito en infraestructura, que son los que dentro de la educación pública logran todavía sobrevivir un poquito más decorosamente. Pero todo el grueso de la gente más pobre del Perú, de las zonas rurales, de las zonas de frontera quedan totalmente excluidos del bienestar y para ellos ir al colegio o no ir al colegio es lo mismo. Se pueden pasar tres años estudiando las mismas cosas y sin aprenderlas. El promedio de años que necesita un niño de una zona rural para terminar la primaria son diez, no seis años. Y si los chicos van a la escuela y no aprenden nada, llega un momento en que los padres de familia se aburren y ya no quieren seguir mandándolos porque les resulta absolutamente irrelevante. Entonces, ese es un circuito que los condena perpetuamente a la pobreza, y eso en un país como el Perú es absolutamente inaceptable.

Por el otro lado está el magisterio y las evaluaciones a las que el sindicato de los maestros, el SUTEP, se niega que se aplique a sus profesores ¿Cómo lograr que esta politización aguda del magisterio no impida salir de esta crisis? Me sorprende que los padres de familia no protesten cuando sus hijos están siendo maleducados o ninguneados por el Estado y por sus propios profesores.
A mi siempre me ha llamado la atención que en un país donde hay tantas protestas por todo concepto, no haya protestas de los padres con sus hijos, por temas educativos, los domingos por la tarde o en horas en las que no hay clases. Yo no estoy de acuerdo con tomar colegios, pero salir a la calle a manifestar públicamente el desacuerdo con una política del gobierno me parece muy bien, y además yo me pondría al lado de ellos. Reclamar por ejemplo que el Acuerdo Nacional planteó un aumento de 0,25% del PBI para educación y que no se ha cumplido en ninguno de los cuatro años en que está vigente el Acuerdo Nacional. Los maestros salen a protestar por las reivindicaciones para los maestros, pero falta la de los estudiantes y padres.
Los maestros sostienen que la evaluación está muy bien pero sólo para ascender, y a mi me parece que eso no está bien porque el maestro tiene que tener la hidalguía para reconocer que si él no está en condiciones de educar a los niños que el estado pone en sus manos, debería dejar su lugar a otro que sí lo pueda hacer. Si él es reciclable y capacitable, en buena hora. Pero si no, debe dejar su lugar a otro. Esta resistencia de los maestros a evaluarse es universal, no sólo ocurre en el Perú. En México y Costa Rica han puesto incentivos positivos. Se le planteó a los maestros que el gobierno estaba dispuesto a subirles el sueldo a todos los maestros que después de haber pasado por un proceso de perfeccionamiento, aprobasen la evaluación que se les aplicaría. De esa manera han ido subiendo los sueldos a todos aquellos que se sentían seguros de poder ir a estudiar y aprobar las evaluaciones. Una vez que lograron que el 70% de los maestros hubieran aprobado y se hubieran dado cuenta que eso no es nada del otro mundo, lo hicieron obligatorio. Entonces, el peso de los que ya estaban de acuerdo con la evaluación venció totalmente la resistencia de aquellos que todavía se oponían. De esa manera, empezando con un sistema voluntario hasta que se pierden los miedos luego se convierte en obligatorio, y de ese modo se puede implementar un sistema de evaluación.

En el Perú hay una crisis en la escuela primaria que se traslada a la secundaria, pero no ocurre exactamente así en la universitaria. Sin embargo, los jóvenes que estudian en las universidades nacionales, que requieren parte importante del presupuesto anual para educación, nunca retribuyen al Estado para que otro muchacho pueda tener la posibilidad que los otros tuvieron. Hay una suerte de chantaje permanente porque se habla de la no gratuidad de la educación universitaria y hay quienes salen a la calle a prender fuego, pero no están pensando en que sus hijos, sus hermanos, sus vecinos pueden tener un derecho posterior a educación mejor si ellos son solidarios. No nos comunicamos coherentemente porque no se trata de negarnos a la educación universitaria gratuita, sino de tener los recursos para consolidar la primaria y la secundaria gratuitas.
En Brasil, el 80% de alumnos de las universidades públicas pertenecen al 20% superior de los niveles socioeconómicos. En otras palabras, la universidad pública, creada para ayudar a los pobres, financia a los ricos. En el Perú es más o menos 50-50. El 50% de usuarios de la universidad pública pagaban previamente un colegio privado. Si averiguas en universidades como San Marcos de dónde proceden sus alumnos de las facultades más prestigiosas te vas a encontrar con que la mayoría provienen de la escuela privada, o pudieron pagar academias para poder ingresar, porque como el puntaje exigido para Medicina es el más alto. Los que llegan a esos puntajes no son los chicos pobres de los colegios marginales, sino los procedentes de colegios particulares o de clase media que fueron a la escuela pública pero que pagaron dos o tres veces academias para poder ingresar. Este mito de que la universidad pública tiene que ser gratuita porque atiende a los pobres, en el 50% de los casos no es cierto. Entonces, el resultado es que el Estado no puede financiar una educación de calidad para todos. Los que podrían pagar una universidad privada no están pagando de acuerdo a sus capacidades porque están en universidad pública. Los países del primer mundo, e incluso China donde se paga 500 dólares al año por la educación pública, han resuelto esto planeando que si tú eres universitario, lo que puedes recibir del Estado es un crédito por lo que le cuesta su carrera, pero cada uno escoge adónde ir -privada o pública-. Estudia gratuitamente con una deuda por el crédito tomado y el día que se gradúa y lofra tener un trabajo y ganas por encima de un mínimo, empieza a pagar, a manera de un impuesto, lo que le prestó el Estado para que pueda estudiar.
Con eso gana el estudiante, porque escoge la universidad que le da la gana, gana la universidad pública, porque los profesores ganan igual que en la privada y tienen laboratorios y bibliotecas igual que la privada, y gana el Estado porque puede usar parte de sus recursos para colocarlos en la infancia y la educación básica, donde definitivamente se requieren más recursos. Para eso tienes que romper el mito de que universidad pública tiene que ser sinónimo de universidad gratuita, porque la gratuidad es un mecanismo y no un principio.

El Consejo Nacional de Educación, en el que has participado estos años, ha trabajado los cinco años de manera muy coherente y realmente hay propuestas brillantes. Hace un par de semanas le preguntamos a Alan García que iba a pasar con el Consejo si él ganaba y él dijo que de ninguna manera desaparecería, y que estaba dispuesto a capitalizar lo que se había ganado. ¿Ustedes están preparando una propuesta para este nuevo gobierno?
Los países que han desarrollado su educación han hecho planes de 15 a 20 años, articulando Estado, empresa, universidades, maestros y demás. Como no sabemos quien va a gobernar dentro de cinco años ni dentro de 10 años, la única manera de asegurar una continuidad es que todos los grupos políticos se pongan de acuerdo en que gane quien gane las elecciones, y sea quien sea el Ministro del sector, vayan a seguir una misma autopista durante 15 años. En segundo lugar, no se puede hacer un plan de desarrollo de la educación en dos meses, y no lo puedes hacer sólo con los técnicos de un solo partido. El Consejo Nacional de Educación, por la pluralidad de sus miembros ya es un laboratorio de lo que piensa la gente de derecha, de izquierda, los empresarios y demás y ya han procesado todos los puntos de vista y han producido algo aceptable por todos, de manera que ya es un producto que venga el gobierno que venga, probablemente vaya a tener la aceptación de la gran mayoría de los sectores políticos que hay en el país. Entonces, desaprovechar eso sería realmente una tontería, y me parece lo más sensato lo que ha dicho el doctor Alan García, que ese será su punto de partida y que le va a dar cuerda.