CARETAS 10 03 2011 Entrevista realizada por Zenaida Solís
Para León Trahtemberg las promesas electorales sobre Educación no tienen correlato con la realidad.

El Educador Escéptico

¿Cree que los candidatos se dan cuenta de la importancia de la Educación para el desarrollo del país?
–Hay el síndrome del médico fumador. Quién mejor que un médico para saber que fumar hace daño, pero fuma. Lo mismo ocurre con la Educación, quién mejor que los gobernantes, los políticos, empresarios, para darse cuenta que se necesita gente preparada. Pero entre el reconocimiento y su decisión de jugársela para arreglarla hay un abismo que ninguno hasta ahora ha querido asumir.

–¿Hay una propuesta que signifique un cambio sustancial en la educación?
–Ninguna, no hay ninguna relación entre lo que dicen los planes de gobierno, lo que prometen los candidatos y lo que va a realizar aquel que gane. Aun en la hipótesis de que quisiera realizar sus promesas, el Congreso deberá aprobar el presupuesto y las normas que harían las modificaciones legales para implementar su propuesta y eso implica una serie de negociaciones y ajustes que hacen que al final la promesa se vaya diluyendo.

–Toledo propone duplicar el presupuesto del sector Educación, la universalización de la educación inicial, un modelo de intervención rural, el Sistema Nacional de Formación Docente.
–Conceptualmente no hay nada que criticarle, ni a él ni a los otros. Yo le preguntaría ¿cuál es el decreto supremo que va a firmar en 28 de Julio que pondrá en acción lo que está prometiendo?.

–¿Y las ofertas de aumentar el presupuesto para la educación al 6% del PBI?
–La única atingencia que haría a todos los que dicen que van a llegar al 6% del PBI en un quinquenio es que es una estafa. Eso significaría duplicar el porcentaje actual del PBI, que está en 3% pero no van a tener la capacidad de recortar a otros sectores a esa velocidad. Tendría que agregarse a Educación 0.75% del PBI al año. ¿De dónde? ¿Quitándoles a Defensa, Economía, regiones, a qué otro sector? Imposible.

–Pero esa es una de las 31 políticas de Estado del Acuerdo Nacional.
–Sí, pero el Acuerdo Nacional planteó en el 2001 aumentar 0.25 del PBI cada año, de manera que al cabo de 12 años llegáramos al 6%, y estamos estancados en 3% todo este quinquenio. Yo creo que si llegamos al 4.5% del PBI en Educación los próximos años ya tenemos que darnos un abrazo.

–Fujimori ofrece también becas para los mejores alumnos a cambio de enseñar en escuelas públicas en los primeros años de su carrera profesional.
–Eso me parece demasiado riesgoso, no se sabe si van a ser buenos profesores. Yo preferiría darles becas para post grados a quienes están ya en el aula. Así se apuesta sobre seguro y tiene efecto multiplicador.

–Castañeda Lossio ofrece elevar la importancia del idioma inglés, fortalecer la acreditación de los institutos superiores, sistema de becas y aumentar el calendario escolar a un mínimo de 1,100 horas anuales.
–La cosa es cómo se va a hacer, y no se dice. En cuanto a aumentar el calendario escolar, ya está normado. Actualmente el Ministerio tiene establecidas las 1,100 horas como mínimo para los colegios, los urbanos se están aproximando, los que no pueden cumplir son los colegios rurales, algunos tienen sólo 400 horas.

–Humala, junto con aumentar al 6% del PBI el presupuesto educativo, quiere hacer una reforma universitaria con acreditación de post grados para dictar clases.
–Las mismas propuestas que hace uno las pueden hacer los otros. Se pueden intercambiar los paquetes y no pasa nada, porque ninguna tiene traducción en los hechos. Lo que hay que entender es que las verdaderas reformas duelen, no hay reforma sin dolor. O se pisan los callos de los dueños, de los promotores, de los profesores o de la burocracia. Cuando dice que tendrán que acreditarse para enseñar, lo lógico sería que el no acreditado tenga que dejar de enseñar. ¿Sucederá?

–¿Tampoco tiene sentido la creación de un fondo para investigación universitaria?
–Eso es agarrar la plata que actualmente dan en el canon: se le da a uno, se le quita a otro.
Si García hubiera dicho en su campaña que para poder implementar la Carrera Pública Magisterial se iba a enfrentar al SUTEP y que a los que no entraran a la carrera les congelaría el sueldo para obligarlos, no hubiera ganado nunca. Cuando a uno le piden una opinión sobre las promesas, salvo que sea un verdadero disparate, no hay mucho que decir.

–¿Es decir, aun cuando se sepa qué hacer, en campaña puede resultar inconveniente decirlo?
–Los paradigmas clásicos de las promesas son el fujishock y el TLC de García. Ambos en campaña, se declararon en contra y lo primero que hicieron fue: Fujimori aplicar el shock y García aliarse con el TLC. Eso es lo que hace, incluyéndome, que seamos absolutamente escépticos con las promesas.

–¿A cuál de los candidatos percibe más cercano al tema educativo?
–A todos, porque va a ser inevitable, el país no da para más sin una reforma educativa, sin un replanteamiento en los quehaceres de la educación tecnológica, científica.

–En el quinquenio de García ¿ha habido avances?
–Es relativo. El gobierno dice que ha avanzado: Si tengo un hijo que en el primer trimestre saca 8 jalados y en el segundo 6, ¿ha avanzado? Los avances se producen dentro del terreno de las enormes precariedades.

–El gobierno considera como uno de sus logros la erradicación del analfabetismo.
–No hay ningún consultor que haya venido al Perú a hacer un estudio serio.

–¿En qué considera que hemos avanzado?
–Que se haya planteado la necesidad de una carrera magisterial está bien, la necesidad de evaluar a los profesores también, que se dé información sobre los resultados de las evaluaciones, muy bien. Ahora, se les ha tomado pruebas de aptitud verbal, numérica, un poquito de conocimientos, pero no ha mejorado necesariamente su actividad pedagógica. En cuanto a infraestructura, han refaccionado 26 colegios emblemáticos, cambiando la placa de Odría por la de García, pero han dejado 90 mil colegios sin atender.

–El colegio Mayor, ¿está en el plano de los aciertos o los desaciertos?
–Estando en un proceso de descentralización, se re-centraliza sacando a los chicos de su familia, de su ambiente, desconectándolos de su región. ¿Por qué no hacer un colegio de vanguardia en cada región? Pero claro, ese era un sueño del Presidente.

–¿Qué hacer para involucrarnos todos? ¿Qué les compete a los empresarios?
–El cambio está por ahí. Los empresarios están empezando a reclamar, quieren tener voz en la educación, comienzan a decir que la falta de competitividad de los trabajadores es un problema. Son actores que si organizan los recursos que están dispuestos a poner marcarán la diferencia.

–¿Cómo se enlaza eso con el proceso de municipalización en marcha?
–Eso es un desastre. Lo que ha hecho (el Primer Ministro y Ministro de Educación) Antonio Chang es, con la mano izquierda, impulsar la municipalización y con la mano derecha, en el MEF, parar la municipalización. Hay 600 distritos que no tienen ni biblioteca, ¿a ellos se les va a entregar el manejo de la educación? Por otro lado, ya les transfirieron la educación a las regiones, entonces, les compete a las regiones.

–Si tuviera la capacidad de decidir, ¿qué haría de inmediato?
–La Educación se tiene que trabajar simultáneamente con el piso y con su techo. En el piso, que todos los niños que lleguen a la escuela tengan posibilidades de éxito. Focalizando el esfuerzo en los primeros grados se asegura que todo niño que termina el tercer grado sea solvente en lecto-escritura y métrica básica, no el 40 ó 50% que ofrecen los candidatos, sino el 100%. En cuanto al techo, priorizar el rol de los empresarios, para con apoyo del Estado crear instituciones de vanguardia, haciendo lo que el Estado no tiene dentro de sus posibilidades. Por ejemplo, crear un instituto o facultad de estudios superiores que sea líder en los próximos 5 años: que la mejor facultad de estudios de Biodiversidad de América Latina esté en el Perú, en la Amazonía, para hacer estudios de plantas, industrias alimenticias, farmacéuticas, nuevas patentes. El rol de los empresarios es levantar el techo, invertir en crear vanguardia que marque el camino.