El Peruano-Cultural 30 06 2010, Por José Vadillo Vila

LEÓN TRAHTEMBERG, EDUCADOR Y COMUNICADOR

 

EL EJERCICIO DE LA AUTOCRÍTICA

 

Reflexión sobre los propios actos permitirá crear una mejor sociedad
Es una medida necesaria para alimentar la democracia, explica

 

Este texto puede resultar incómodo. Igual que decir «me equivoqué». Una frase muy difícil, aunque no lo crea, me recuerda el siempre confrontador León Trahtemberg.

 

El educador y periodista ha publicado “Los errores de los cuales aprendí” (Lima, Ediciones SM, 2010), que nació cuando cerró su ciclo tras 25 años como director de un colegio privado y empezó a proyectarse en su futuro, en legarles algo a quienes trabajaron con él. Y así germinó la idea de compartir lo que aprendió de sus errores, más como un compartir antes de denigrar o lapidar; “para que al ver mis errores los prevengan”.

 

–Si no soy capaz de reconocer públicamente y comprometerme por escrito a revisar mis errores, ¿con qué derecho le planteo esa exigencia a los demás? –explica Trahtemberg mientras suscribe la frase de Winston Churchill sobre el liderazgo: “constituye el arte de avanzar, de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo”.

 

“Los errores… está inicialmente dirigido a sus colegas, los directores de los centros educativos, quienes también caen en el error de creerse dioses infalibles. Pero, subraya, es un libro abierto a todos, sobre todo a los personajes públicos porque culturalmente en el Perú “asociamos autoridad con la infalibilidad, que es el punto de partida para la no credibilidad en la persona”.
-En política, educación y empresa, los jefes no reconocen sus errores y se embarran, porque todos sabemos que está equivocado y sólo lo dirán a sus espaldas.

 

Un problema que genera que la autoridad/el jefe no sea capaz de reconocer sus errores es que hace imposible “el diálogo crítico”, la confrontación creativa. «Y lo que creará es que siempre tendremos una relación autoritaria, jerarquizada, donde el de arriba siempre tiene la razón y el subalterno, el de abajo, es quien se equivoca”.

 

La meta de Trahtemberg es que el libro permita la autocrítica “y se pueda construir una sociedad más sana, confiable, que ejercite la autocrítica para mejorar y más eficiente, porque te corriges y avanzas”. De lo contrario, agrega, continuarán los líderes desgastándose en defender lo indefendible, volviéndose ineficaces en sus labores, tratando de tapar un hueco, callando.

 

¿Esta actitud viene desde la casa, desde el colegio?
–Creo que viene desde la Colonia. Es cultural. Tenemos la estructura muy vertical, primero, con un gobierno monárquico –el virreinato era una extensión de la monarquía– y, por otro lado, los gobiernos militares sucedidos a lo largo de la historia, que determinaron una manera de pensar muy poco democrática y confrontacional.

 

¿Por qué la población siente que muchos directores de centros educativos son débiles en la actualidad?
–Porque no saben dialogar. Conforme se debilitaron las voces de los (directores con estilo militar), también llegó la anarquía a los colegios, como (reflejo en la escuela) de la falta de tradición para (ejercer la autoridad sin ser verticales y autoritarios), dialogar, ponerse de acuerdo y avanzar.*

 

Finalmente, ¿usted tiene más desesperanzas que esperanzas sobre los jóvenes que saldrán de nuestros colegios públicos?
–Cuando un país o sociedad toca fondo, a veces cambios importantes producen grandes resultados en el corto plazo. La educación peruana necesita algunos ajustes, algunas medidas de impacto inmediato que puedan rápidamente producir mejoras. Estoy a la expectativa de que aparezca alguien que dé una sacudida al sistema educativo, para empujarlo para delante de una manera brusca.

 

Psicólogos, una urgencia
En el libro, Trahtemberg explica que debido a los cambios en la sociedad, con muchos hogares disociados y disfuncionales, el colegio se ha convertido en un real “segundo hogar”, y se necesita, por un lado, que las universidades formen más que maestros tutores y consejeros educadores. A la vez que se hace indispensable que los colegios tengan psicólogos, sino es uno por colegio, por lo menos asesorías para tratar los temas más extremos y los alumnos puedan salir adelante.

*paréntesis agregados por LT para aclarar el sentido de la redacción