El fútbol despierta grandes pasiones en todos los sectores sociales y económicos. Sin embargo, el análisis de lo que sucede con las constantes derrotas de la selección peruana parece estar confinado a los que los “periodistas deportivos” comentan por radio, televisión o en la prensa escrita. En la entrevista mensual que nos concede el educador León Trahtemberg sostiene que si no se aborda el tema de manera interdisciplinaria, jamás tendremos un equipo ganador.

 

T de M: En varias oportunidades Ud. ha vinculado las derrotas de la selección peruana con una “mentalidad perdedora” que tienen los peruanos y que se inculca a través de la educación. ¿Podría explicar esto?

 

Mi tesis es que el fútbol es una metáfora de la sociedad peruana que inconscientemente no esta predispuesta a una mentalidad ganadora, lo cual queda expresado una y otra vez con tantísimos partidos bien jugados pero perdidos, o campeonatos bien iniciados que luego se concluyen con derrotas consecutivas. Las causas principales son la represiva educación peruana, la presentación derrotista de los peruanos en la Historia del Perú, nuestra ubicación en el tercio inferior en el orden de desarrollo de los países del mundo, las enormes fracturas sociales, la actitud acomplejada de muchos líderes de opinión y periodistas en los medios de comunicación, todo lo cual ha incrustado una mentalidad perdedora en nuestra “memoria colectiva” y en nuestro subconsciente nacional.

 

T de M: ¿Cómo se expresa eso?

Siempre aludimos a “victorias morales” que no se convierten en victorias reales. Nuestros héroes históricos fueron muy dignos y valerosos pero pedieron casi todas las guerras. Siempre nos quejamos que nuestro destino depende de otros o de la mala suerte. Nos quejamos del daño o los perjuicios que nos ocasionan los demás, grupos sociales diferentes, estado o gobierno de turno, instituciones, organismos internacionales como el FMI, la Corte Interamericana, o incluso el gobierno norteamericano, etc. Por eso en lugar de buscar soluciones peruanas nos la pasamos pidiendo la venia de los otros, o copiando lo que otros hacen, o trayendo consultores extranjeros -o entrenadores en el caso del fútbol- e inclusive peruanos que se han “extranjerizado” por su estadía temporal en otros países. En otras palabras, en las derrotas del fútbol están representadas las derrotas y complejos peruanos de todos los sectores en los que en lugar de estar en vanguardia estamos en la cola y en lugar de ser originales somos copiadores y dependientes de lo que nos asesoren los extranjeros.

 

T de M: ¿Cómo se condice esto con los argumentos médicos qué culpan a la desnutrición infantil como la causa principal del agotamiento físico de los jugadores lo que les impide llegar con aire hasta el final ?

 

Es verdad que los déficit de desarrollo neurológico y motor que se acumulan en los primeros 5 años de vida tienen un impacto en el desarrollo corporal del futuro adulto, al igual que la desnutrición y falta de cuidados de salud, lo que se asocia a las condiciones de vida de los más pobres. Sin embargo, esa explicación no alcanza para entender los fracasos de tantos jugadores que proceden de familias de clase media, y tampoco explica los grandes logros del fútbol brasilero o recientemente el de Nigeria o Camerún, que cuentan con una mayoría de jugadores de origen extremadamente pobre.

 

T de M: ¿Qué explicaciones le parecen más consistentes?

 

Creo que las perspectivas sociológica y psicológica ofrecen mejores argumentos. Desde la mirada sociológica, el fútbol es una representación simbólica y lúdica de nuestra manera de ser peruanos, que dependemos de un caudillo, que somos muy individualistas y no sabemos jugar como equipo, lo que no permite acumular triunfos. Las explicaciones psicológicas plantean que ganar es más un asunto de salud mental social que algo meramente deportivo. Se dice que los peruanos somos acomplejados, tenemos baja autoestima, nos doblegamos ante las responsabilidades. Nos sentimos mejor cuando perdemos que cuando ganamos, y más bien nos asusta ganar. Por eso, aunque empecemos ganado pronto volvemos a perder. También esta baja autoestima y falta de confianza de los dirigentes explica porqué usualmente se buscan entrenadores o preparadores físicos extranjeros, así como futbolistas peruanos que estén jugando en el extranjero. Parecería que mentalmente se piensa que la “solución vendrá de afuera”.

 

T de M: Si es así, parecería un tanto masoquista seguir apasionándose con el fútbol. ¿Porqué se mantiene tanta afición?

 

Creo que las razones económicas tienen mucho que ver. Hay una gran cantidad de negocios que viven del espectáculo deportivo, empezando con los clubes, los medios de comunicación, los productos que se publicitan, los contratos y transferencias de jugadores, el turismo en el caso de los países sede de grandes eventos internacionales, etc. Eso explica además la contención de los dirigentes y la policía para sancionar a los barristas revoltosos, que pese a sus actos vandálicos rara vez son detenidos y sancionados. Parecería que conviene que haya lío para que se despierten pasiones y se atraiga más hinchada.

 

T de M: Por todo lo dicho se entiende que el fútbol tiene un magnetismo que puede ser de mucho provecho a quien lo detenta.

Efectivamente conforme el fútbol ha ido ganando prestigio como movilizador de pasiones masivas ha pasado a ser utilizado con fines políticos. Por ejemplo durante el gobierno de Velasco se apostó por la selección para unir el país en torno al fútbol con miras al Mundial del 1970 y 1974. Se pagaban fortunas para traer a Didí, para crear canciones alusivas; los paquetazos económicos o políticos se anunciaban los lunes después de alguna victoria futbolística. El general Morales Bermúdez siguió con el tema durante su régimen. Pinochet levantó el popular equipo chileno Colo Colo para fines similares. Videla organizó el Mundial de Argentina como cortina de humo para los crímenes internos. Francia relanzó su rol diferencial en Europa amparado en parte por las victorias futbolísticas. En el Perú la presencia de los prestigiados Cubillas y Maturana con todas las estrellas que brillan en el extranjero buscaron que cumplir un rol similar en estos tiempos. Es un buen negocio político tener un equipo ganador que entretenga y de la sensación de unidad y éxito.

 

T de M: ¿Y qué hay con la educación?

 

Es la parte más simple pero más difícil. Transformar nuestra “mentalidad perdedora” en una “mentalidad ganadora” en el ámbito deportivo, solo es posible si a la par ocurre en los terrenos político, empresarial, profesional, científico, etc. Y esto es posible solamente si logramos educar a los peruanos a cultivar una mentalidad de éxito, de ganadores. Eso implica dejar de vernos y actuar como tercermundistas y empezar a actuar como vanguardistas, como personas que ambicionamos estar siempre adelante. Esto obliga a replantear nuestra educación para dejar de ser acomplejados y “pisados” para convertirnos en ambiciosos luchadores con deseos de ser los primeros, de ser triunfadores, de tener éxito. La educación actual es muy represiva y pesimista.

Aunque parezca distante, creo que para que gane el Perú en el fútbol tenemos que aprender primero a jugar juntos y ganar en otros terrenos. Solo después vendrán los triunfos en el deporte. Lo que ocurra en el terreno político puede ser un buen motor para este propósito.