El terremoto político de septiembre, que incluyó el anuncio presidencial del adelanto de las elecciones y la salida del país de Vladimiro Montesinos ha conmovido a todos los peruanos, incluyendo a los niños y jóvenes alumnos. ¿Deben tratarse estos temas políticos en las aulas? ¿De qué manera? Sobre este importante tema versa la entrevista mensual que hacemos al educador León Trahtemberg, Director General del Colegio «León Pinelo».

T de M: ¿Qué impacto ha tenido el video Montesinos-Kouri y el adelanto de las elecciones presidenciales en la juventud escolar?

Ese video ha tenido una potencia mayor que 1,000 horas de clases de historia o educación cívica convencional. Todos los padres, profesores y alumnos hablaban de eso. Ojalá los otros temas escolares despertaran tanto entusiasmo. Sin embargo, creo que es altamente relevante para entender que en materia cívica y ética más educan la calle y los medios de comunicación que la misma escuela. Al decir la calle me refiero a los valores «de verdad» que observan los alumnos encarnados en sus gobernantes, políticos y líderes de opinión.

T. de M. Supongo que esto habrá impactado su visión ética sobre el comportamiento de las personas. ¿Qué lecciones habrán recogido los alumnos?

La lección principal es la reiteración de que delinquir es un buen negocio. Que se puede transgredir las leyes y normas éticas sin ningún problema, si es que uno tiene la dosis de poder económico e influencia requeridos. Por lo tanto, para tener éxito en la vida, hay que arrimarse a los que tienen el poder o aspirar a él para compartir sus beneficios. Enseña a no confiar en el poder político o judicial. A los más tímidos les enseña que no hay necesidad de figurar para tener éxito, porque desde la sombra se pueden hacer excelentes ganancias.

T. de M. ¿Cómo se puede lidiar con estas cosas desde la escuela?

Primero, no siendo ilusos. El margen de maniobra que tienen los colegios para que sus profesores inculquen a los alumnos los valores contrarios a los de la sociedad adulta real es muy pequeño. Son los adultos los que tienen que cambiar primero. Dentro del pequeño margen de maniobra que tienen los colegios me parece fundamental estudiar detenidamente estos hechos para entenderlos y dentro de lo posible prevenirlos.
Por ejemplo, cuando se enseña historia y se habla de líderes nefastos como Hítler, Mussolini, Stalin, Pinochet, Videla, etc. es importante entender cómo en situaciones límite, de grave crisis, desorden y violencia que amenazan la vida, el empleo y los bienes de las personas, muchas personas tienden a renunciar a algunos de sus derechos, libertades y ejercicios de control a favor de líderes que puedan poner orden. Así lo hicieron los peruanos en la época del terrorismo y la crisis económica de los 90´s respaldando el golpe de Fujimori y Montesinos de 1992. Creían que el fin justificaba los medios. Sin embargo, esta ausencia de control social degeneró porque la situación transitoria se convirtió en permanente. Eso siempre lleva a la violación de los derechos fundamentales de las personas. Junto con esto, a quienes detentan el poder absoluto, se le abren todas las oportunidades para la corrupción.

T. de M. Por lo que Ud. dice es inevitable que un líder fuerte que emerge de una crisis se convierta en un violador de las leyes y los derechos de las personas. ¿Es así?

Hay pocos ejemplos en la historia reciente de que no haya sido así, salvo casos de líderes con una impresionante fortaleza ética de los que quedan pocos. Por eso la educación ciudadana requiere necesariamente estudiar el encanto del poder. Quien ostenta el poder goza de ello y por eso hay tanta lucha política por alcanzarlo. Eso no es malo, siempre que lo ejerza en democracia y con respeto a las leyes. La contraparte del ejercicio de poder debe ser necesariamente la existencia de instituciones que controlen el poder. Pero estas son precisamente las instituciones que los dictadores procuran eliminar. Por eso la división del poder y los mecanismos de control benefician y protegen a todos, empezando por los propios gobernantes, ya que les pone límites a sus naturales prepotencias, antojos y errores.

T. de M. ¿De qué manera la temática escolar puede ayudar a entender esto?

Creo que es fundamental tratar en las aulas los problemas económicos y políticos reales, cotidianos, y no encerrarnos solamente en el estudio del pasado. Pero no hay que hacerlo desde una perspectiva política partidaria, que pretenda adoctrinar o alienar a los alumnos con las posiciones de su profesor, sino desde una perspectiva ética que le permita encontrar las dimensiones valorativas que están detrás de las cosas, o las que hacen falta para que sean justas. Me parece fundamental que los alumnos aprendan que todas las personas deben rendir cuentas por su actos y asumir sus responsabilidades. Todo lo que abone en esa dirección desalentará la apuesta por la impunidad y pondrá límites a los desbordes, transgresiones y corrupciones. Los alumnos deben comprender que el peor enemigo que tenemos todos somos nosotros mismos, cuando nos sentimos omnipotentes e infalibles.

T. de M. La paranoia creada en el país respecto a la omnipresencia de Montesinos y la manipulación de los resultados electorales para la perpetuación del régimen fujimorista también dejaron huella. ¿Cómo tratar eso?

Las malas artes como los videos extorsionadores y las intercepciones telefónicas suelen ser un boomerang que en cualquier momento puede rebotarle a quien las usa, como ocurrió aquí. Otra lección fundamental es a partir de algo que nace mal no se puede construir algo bueno. Un gobierno que nace cuestionado en su legitimidad no puede constituirse en la base de una democracia sólida, capaz de promover la unidad nacional, los consensos y la justicia social.

T. de M. En muchos colegios no se tratan estas cosas, porque a los profesores no se les autoriza, porque los dueños tienen miedo de politizar el trabajo educativo o porque los profesores no saben cómo hacerlo ¿Cómo encarar estas limitaciones?

Los dueños de los colegios y el Estado para el caso de la escuela pública, deben tener muy claro que las cosas importantes de la vida están presentes en la mente de los alumnos aunque no sean tratadas en el colegio. La diferencia estriba en que si los pasamos por alto, los alumnos se formarán sus juicios en base a rumores, chismes, o lo que dice algún compañero líder. De paso, se confirma que la escuela es irrelevante para la vida real de los alumnos, porque las cosas importantes no tienen cabida en ella. En cambio si estas cosas se tratan por parte de los profesores con los cuidados debidos, por lo menos le damos a los alumnos una opción de información más objetiva y reflexión más personal de la que cada alumno puede sacar sus propias conclusiones. Eso es fundamental para construir valores y una conducta ética.

T. de M. ¿Qué lecciones deben aprender los políticos?

La más poderosa lección radica en el descubrimiento de que la vida es pendular. Una veces estamos arriba, otras abajo. Unas veces estamos en el lado ganador, otras en el perdedor. Como nunca podemos anticipar cuándo estaremos arriba y cuando abajo, siempre que estemos arriba debemos tratar con respeto, dignidad y generosidad a los que están abajo, incluyendo a los contrincantes. Esa es la única garantía de que cuando estemos abajo tendremos derecho a la reciprocidad. Esta convicción sobre la temporalidad del poder ayudaría mucho a cultivar un clima de respeto, tolerancia y pluralidad, que son fundamentales para la democracia.

T. de M. ¿Qué gesto educativo le recomendaría al presidente Fujimori?

Uno muy poderoso. Que reconozca sus errores, que pida disculpas por ellos, y que se ponga al frente del proceso democratizador y saneador del país con total neutralidad y desprendimiento. Dicho sea de paso, es la única opción que le queda en estos últimos meses para pasar a la historia por sus aciertos más que por sus errores.