¿Cree que el Gobierno de transición ha hecho muchas innovaciones en el sector Educación?

-En términos generales cuando uno pone a un lado al ex presidente Alberto Fujimori y al otro a Valentín Paniagua ya podemos observar un primer cambio, porque por un lado teníamos antes a una persona muy autoritaria y corrupta que tenía una visión militarizada de la ciudadanía; por otro lado, tenemos a un Presidente mucho más lúcido, intelectualmente brillante, horizontal y democrático.

Y eso se ha sentido en los otros niveles del poder…

-Evidentemente, porque vemos un equipo ministerial totalmente distinto, que tiene una serie de figuras que valen por su propio peso y cada uno ha impuesto en su sector el sello de su personalidad, prestigio y calidad académica y profesional.
En el caso específico de Marcial Rubio Correa, creo que le ha dado al Ministerio de Educación una presencia pensante, reflexiva y propositiva.

¿Cómo evalúa lo avanzado durante los siete meses de gestión?

-Creo que Marcial Rubio ha recuperado el liderazgo de lo que debe ser la visión de la educación en el país y ha generado leyes y decretos que son realmente importantes porque implican un cambio sustancial.

¿Qué ha quedado por hacer?

-Considero que se quedó corto en materia de lucha contra la corrupción, porque después de que el Ministerio de Educación estuvo por diez años en manos de una parte de gente que era de muy dudosa moralidad, el que no haya salido un solo hallazgo de malversación o corrupción me resulta sorprendente.
Ese ha sido el talón de Aquiles de ese sector y creo que investigar era parte de su responsabilidad.

¿El próximo gobierno debería retomar ese trabajo?

-Sí. Necesariamente debe completar el trabajo porque hay grandes avances de orden pedagógico, curricular y estructural, pero en la parte administrativa creo que falta mucho por hacer, pues si bien hay gente honorable y decente en el ministerio, junto a ellos quedan personas que fueron parte de la maquinaria electorera, politizada y engañadora que tenía el régimen fujimorista en la última década.

¿Eso podría desacreditar los méritos realizados por el ministro?

-Creo que no contradice en absoluto los enormes méritos que le encuentro a la gestión del ministro Marcial Rubio y el equipo de gente de alta dirección que trabaja con él, pero hay una tarea pendiente.
Si compara su trabajo con el de los ministros del régimen de Fujimori, ¿cómo la calificaría?

-Digamos que en el momento en que se necesitaba un cambio ese equipo estuvo a la altura de las necesidades del país y ha traído nuevos vientos a la educación peruana que eran necesarios.

BACHILLERATO NO TIENE SUSTENTO PEDAGÓGICO

Después de casi siete meses de la instalación del Gobierno de transición, el Ministerio de Educación dictó una serie de medidas destinadas a mejorar la calidad de la enseñanza y dar a la educación peruana un enfoque más productivo, descentralista y moderno.
En entrevista con El Peruano, el especialista en temas educativos León Trahtemberg analiza lo hecho hasta la fecha por el Gobierno actual y tras destacar y felicitar su buena gestión propone que las nuevas autoridades políticas eliminen el programa de Bachillerato.

Como parte de la comisión que promueve el Acuerdo Nacional por la Educación, ¿cuánto es lo que se ha avanzado hasta el momento?

-Lo hecho hasta la fecha es un gran inventario de todas las preocupaciones de las más de 250 mil personas que participaron en las consultas y que con sus aportes y comentarios se hacen un diagnóstico y un inventario respecto a la educación peruana, sobre qué les genera insatisfacción y qué quisieran cambiar o mejorar.

¿A partir de eso se va a formular una propuesta nacional?

-Lo que haremos es sistematizar el material para encontrar las ideas fuerza que están detrás y proponer a la opinión pública las bases para un Acuerdo Nacional por la Educación.
Trabajamos para presentar el documento el 25 de julio al presidente Valentín Paniagua, quien a su vez lo entregará al nuevo gobierno.

¿Cuáles son las principales ideas fuerza que plantea la consulta?

-Hay algunas que son de sentido común, como mejorar la capacitación y remuneración de los maestros, hacer una escuela con más horas de enseñanza, una educación más relevante en todas las áreas, reforzar la computación y el inglés, que son los lenguajes de la modernidad. También hay demandas por tener una visión de futuro, descentralizar más la educación peruana y aumentar los niveles de autonomía.

¿Qué nos puede decir acerca del presupuesto para el sector?

-Desde hace mucho tiempo existe una demanda para aumentar el presupuesto que se destina al Ministerio de Educación.

¿La idea es que se ejecute toda la propuesta?

-Lo que queremos es que una vez que esté elaborada la propuesta para el Acuerdo Nacional por la Educación, ésta vaya a debate para que sea discutida, analizada y aceptada por todo el país. La comisión quiere facilitar la propuesta para que el próximo gobierno la someta a consideración o la haga suya. Lo importante es que se implementen medidas a favor de la educación.

¿Qué impresión le merece la directiva ministerial que prohíbe en adelante los desfiles escolares?

-Realmente felicito al ministerio por esta idea, aunque me parece que podría haber sido más contundente, porque los colegios no son cuarteles y los alumnos no son militares ni los profesores oficiales para que la disciplina escolar sea similar a la militar y las festividades patrias se restrinjan a un simple desfile. Creo que eso es rebajar totalmente la capacidad que tiene la escuela de expresar su sentido crítico y creativo.

Sin embargo, los que están en contra de la medida argumentan que los desfiles podrían fomentar el civismo.

-Considero que para los alumnos no tiene nada de pedagógico marchar, porque ellos no se preparan para ser soldados. Es probable que en algunas personas un desfile fomente el civismo, pero en otras genera tremendo rechazo. En todo caso, si hay colegios y padres de familia que piensan que esa es la mejor forma de expresar su amor por la Patria, que lo hagan, pero si hay quienes no lo creen así, debe existir libertad. Esa es la orientación de la directiva.

No cree entonces que la medida pueda incidir sobre el civismo…

-No considero que el amor a la Patria se relacione con simular ser un soldado. Creo que el civismo es un problema más grande que involucra al país, los gobernantes, los políticos y los medios de comunicación, pues nadie puede querer un país que anda mal, no tiene nada positivo y todos dicen y uno ve que se cae a pedazos.

¿La escuela podría fomentar, de algún modo, el civismo?

-Para más hay otros medios. Los medios de comunicación y las expresiones de los políticos , que sí pueden crear verdaderos espacios de identificación con las cosas buenas que tiene el Perú, generarían mucho más orgullo e identificación que forzar a los chicos a marchar.
Tengamos en cuenta que los más grandes corruptos que el país ha tenido en la última década desfilaban en sus escuelas.

¿Qué hacer, entonces, para crear esos espacios de identificación?

-No es un problema de hacer algo para que los chicos amen a la Patria sino de crear un ambiente nacional en donde los peruanos nos sintamos cómodos y a gusto. Esa es una tarea y un desafío para el gobierno de Alejandro Toledo, que debe crear mecanismos que permitan al Perú salir adelante con programas innovadores.

Como el Programa Piloto de Bachillerato, por ejemplo.

-Hasta donde yo entiendo este programa se encuentra en suspenso, a la espera de lo que el próximo gobierno quiera hacer con él, lo cual me parece muy bien porque desde el principio me opuse a ese programa, debido a que no estoy de acuerdo con sacar de la secundaria una fase educativa que le pertenece legítimamente.

¿Qué propondría entonces?

-Opino que la secundaria debería tener seis años, y si no se puede, entonces cinco, pero que los dos últimos grados tengan una orientación distinta a los anteriores, con modalidades de trabajo un poco más abstractas y estrategias de trabajo más abiertas, pero dentro de la formación de la secundaria. A esta etapa se le puede dar el nombre que quieran.

¿Por qué no un nuevo nivel educativo como el bachillerato?

-Porque crear nuevas instituciones en colegios, universidades o institutos que ofrezcan el bachillerato me parece que es un elemento más de desarticulación del sistema educativo , debido a que las universidades no fueron concebidas ni creadas ni cuentan con la experiencia para trabajar con personas de 15 años, su tema es la formación científica.

¿No considera exitoso el plan piloto de bachillerato?

-No puede tener éxito un programa improvisado hecho solamente con pretensiones políticas y sin mayor sustento pedagógico. Durante el gobierno de Alberto Fujimori han tratado de poner al bachillerato un sustento a posteriori, y para esto han cambiado de argumentos a lo largo del tiempo, pero la población peruana no está conforme con ese proyecto. Entonces, qué sentido tiene sostener algo que nació mal y va a morir igual.

¿El próximo gobierno debería eliminar el bachillerato?

-Sí. Creo que lo que se conoce como bachillerato según la versión peruana es totalmente prescindible, salvo que sin esquema sea reformulado y cambiado porque en su forma actual no tienen ningún sentido. El esquema se podría mejorar haciendo que en la secundaria los alumnos incorporen los contenidos, las metodologías y estrategias que se habían diseñado para este bachillerato.

¿Qué otras innovaciones debería hacer en educación el gobierno de Alejandro Toledo?

-Establecer mecanismos para que el Perú, en un plazo razonablemente corto, pueda dar enormes saltos en su desarrollo educativo. Sin embargo, todos estamos a la espera de escuchar las explicaciones de quien será el próximo ministro de Educación. Ese informe debe explicar cómo piensan hacer las reformas, pues en la campaña electoral se habló básicamente de aumentar los sueldos de los maestros y masificar la Internet, pero no quedó claro cómo se mejorará la calidad de la educación.