El bajo rendimiento de los escolares peruanos suele atribuirse a la pobreza del alumnado, la falta de recursos, inadecuada infraestructura, etc. Sin embargo, esos factores no están presentes en los colegios privados, cuyos alumnos deberían obtener logros similares a sus pares europeos o asiáticos, lo cual no ocurre. Por ejemplo, las pruebas de la Unidad de Medición de Calidad del Ministerio de Educación peruano del año 2001 muestran que sólo logran un nivel “suficiente” de dominio de matemáticas un 4% de alumnos estatales y 25% de los privados; es decir, 75% de los privados no lo logran. En lenguaje, sólo logran un nivel “suficiente” 5% de alumnos estatales y 25% de los privados; así, hay igualmente 75% de los privados que no lo logran.
En cuanto a la prueba PISA 2003 que midió los logros en el dominio científico básico y la alfabetización lectora de los alumnos peruanos y de otros 40 países, principalmente del primer mundo, encontramos que en los niveles avanzados sólo tenemos a 0.2% de los peruanos estatales y 6.4% de los privados, comparados éstos con el 31% de la OCDE que logra cinco veces más que nosotros.
Lo que ésto nos está diciendo es que una pésima educación pública suele estar emparentada con una educación privada igualmente deficitaria, así ésta supere a la estatal. Eso ocurre porque los colegios privados se nutren de profesores formados en los mismos institutos y facultades que proveen de profesores a la escuela pública, que además se forman en tan sólo cinco años, mientras que en Taiwan nadie puede enseñar matemáticas a menos de que tenga un postgrado en matemáticas, después del cual recién estudia pedagogía. También afecta a la educación privada la escasa investigación educacional, los arcaicos currículos nacionales y los textos escolares que se producen en función de ellos, el bajo nivel de las publicaciones pedagógicas, la inexistencia de sistemas nacionales de evaluación, la escasez de un buen debate educativo, la falta de producciones audiovisuales modernas y software educativo, carencia de capacitaciones docentes de alto nivel, la falta de una cultura lectora, etc.
En suma, quienes perteneciendo a los niveles socioeconómicos A y B creen que sus hijos “están a salvo” porque son usuarios de la educación privada, están muy equivocados. Si el Perú no invierte más en educación pública, como lo demanda insistentemente el Consejo Nacional de Educación, todos se perjudican.