Salomón Lerner Febres, presidente de la CVR, expresó su frustración en relación a los grandes empresarios diciendo que «es gente encasillada en sus parámetros de producción y lucro, y sólo les importa su tranquilidad para hacer dinero. Tienen una mentalidad simplista y gamonal vestida de modernidad. Los empresarios han aprendido poco de la historia» (El Comercio, 27-8-2004).
La semana pasada Alan García declaró: «Nuestro empresariado es lamentable, ya lo está demostrando en esta campaña, metiéndose en todas partes, viendo cómo ocupa lugares, excesivamente mercantilista. Ese empresariado abandonó a Vargas Llosa, como sus tropas a Carbajal, y se pasó al bando de Fujimori: son acomodaticios. Están buscando siempre el nicho y la amistad con el gobernante» (Expreso, 19-1-2006).
La semana pasada Lourdes Flores le pidió a los empresarios «no quitar el cuerpo», que se comprometan plenamente con el Perú y que le devuelvan todo lo que ha hecho por ellos (Correo, 18-1-2006). Todo esto se agrega a lo que Ollanta Humala, JDC y tantos más han declarado sobre los que para ellos son empresarios mineros insensibles, industriales y banqueros mercantilistas, puestos en evidencia por los elocuentes vladivideos.
El presidente de la Confiep salió a criticar a los críticos, pidiendo no hacer populismo antiempresarial. Sin duda hay muchos empresarios sanos y socialmente responsables (posiblemente habría más si los coimeros los dejaran actuar correctamente), así como los hay mercantilistas, corruptos y corruptores. Lamentablemente, los segundos pesan mucho en la percepción popular negativa y como los primeros no deslindan públicamente respecto de los segundos y además los empresarios se comprometen poco con revertir la pobreza e inequidad, la hostilidad popular se dirige hacia el conjunto del empresariado. Lastimosamente, los voceros empresariales siguen pensando que sólo se trata de un problema de mal manejo publicitario. Es decir, que los empresarios hacen maravillas por el Perú pero pocos se han dado cuenta, más por un problema de comunicación e imagen que de sentido de la realidad. Algo parecido a lo que decía Toledo sobre su no reconocido «buen gobierno».
Creo que los empresarios más serios y prospectivos deberían intentar preguntarse: ¿no estaremos quizá equivocados? ¿No será que los empresarios mercantilistas y la inequitativa distribución de la riqueza que mantiene en el Perú vergonzosos niveles de pobreza crónica e inseguridad requieren ser denunciados y enfrentados seriamente antes de que aparezca un Chávez, Velasco u otro Fujimori que hagan inviable al Perú en democracia? .