Ediciones regionales 01 03 2020

Dos columnas en “El Comercio” del 04 01 2020 de Martín Tanaka (Balance del siglo) y Sebastián Edwards (La versión pura del capitalismo ha llegado a su fin) convergen en una serie de explicaciones sobre cómo Perú y Chile llegan al 2020 con un similar cruce de caminos luego de tres décadas de gobiernos que marcaron la vida política de ambos países, uno bajo la huella de Fujimori y la otra de Pinochet.

En ambos países las élites y tecnocracias se aislaron y fueron arrogantes, perdiendo de vista las necesidades y expectativas de toda la población. No comprendieron que la disminución de la pobreza debe ir de la mano con la reducción de la desigualdad de ingresos y de las formas de vida, así como la necesidad de un constante diálogo político y social con la población.

Fueron tres décadas de crecimiento económico, reducción de la pobreza y el crecimiento de una nueva clase media y continuidad de las políticas económicas orientadas al mercado. Mucha autonomía pero con poca transparencia y control a cargo de una tecnocracia alejada de los temas sociales, políticos y distributivos e incapaz de construir alianzas sociales y políticas para formular reformas cruciales.

Ese orden ahora se tambalea con la desaceleración económica, la corrupción que moja a los políticos, funcionarios y empresarios, y la creciente insatisfacción popular.

En Chile la alternancia de gobiernos de ambos lados del centro parece haber llegado a su fin con el estallido social del 2019 bajo la bandera de las pensiones sentidas como la mayor expresión de injusticia por el monto que reciben quienes tiene el derecho al descanso remunerado luego de una larga vida laboral, producto del abuso de las altamente rentables AFP.

Lo que sostienen Tanaka y Edwards es que un capitalismo con mucho mercado y poco estado con una generalizada mercantilización de las actividades parece haber llegado a su fin. Sin dejar de lado la propiedad privada y los precios fijados por el mercado, habrá más regulación estatal con penas severas para abusos y colusiones para limpiar la competencia. Deberán garantizarse los derechos sociales por lo que el mercado deberá dejar de ser el mecanismo principal para distribuir servicios sociales como las pensiones, educación, transporte público y salud. Deberá haber un equilibrio entre el balance fiscal y los derechos sociales y para ello será necesario aumentar los impuestos de las personas. Parece que esa ruta es la que se está abriendo camino.

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