Ediciones regionales 23 02 2020

Cuando los hijos de una pareja que está teniendo problemas en su relación no reciben una explicación de parte de sus padres, que además niegan cualquier desavenencia, los hijos sufren por partida triple. Una, porque no pueden descargar con sus padres su angustia porque algo está pasando en su familia. Dos, porque sienten que sus padres no confían en ellos como para compartirles la verdad, como si no fueran miembros plenos de dicha familia. Tres, inventan sus teorías, fantasean sobre lo que puede estar pasando y generalmente se cargan de culpa de manera gratuita: pueden pensar que por su culpa los padres se están peleando, pueden pensar que si se separan quedarán abandonados, y mil cosas más. Los vacíos de información son llenados generalmente pensando lo peor. A eso se suma que esa fantasía se empieza a incorporar a la consciencia como si fuera “la verdad”, porque es la única versión disponible.

Algo de eso pasa con la salida de Flor Pablo del Minedu. La ausencia de explicaciones comprensibles, razonables, la ola de misterio que rodea su salida, ha llenado el escenario con todo tipo de explicaciones que van desde alguna ilegalidad que se desea encubrir, las presiones de algunos afectados por los decretos de urgencia, alguna componenda fabricada en el gobierno con algunos grupos políticos con miras a lograr el apoyo del nuevo congreso y hasta la sospecha de que en realidad Flor Pablo ha sido sacrificada para darle un “up grade” decoroso libre de cuestionamientos a Martín Benavides, que era el verdadero objetivo de la remoción: sacarlo de la Sunedu que ha destapado una serie de cajas de Pandora que han incomodado mucho a las autoridades a sus allegados.

No sé cuál será la razón real porque no hay transparencia. Precisamente son especulaciones para llenar el vacío de información creíble. Lo que sí sé es que lo que han hecho con Flor Pablo manda una señal de inestabilidad a todos los otros ministros, que pueden ser removidos por cualquier tontería que haga pensar al gobierno que puede caer su popularidad, y que hay cartas aún no reveladas en el interior del gobierno que alimentan la sospecha y desconfianza en su transparencia y verdadero deseo de luchar contra la corrupción. Como mencioné en un post anterior, mentir, engañar, manipular a la opinión pública es algo tan corrupto como generar beneficios ilícitos a cambio de dinero.

El país merece una explicación comprensible. La misma dignidad de Flor Pablo está en entredicho. Poner un manto de oscuridad en su desempeño correcto no es una manera honorable de agradecer sus servicios prestados al país.

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